La postverdad no se basa en mentiras.
Se basa en construir narrativa emotiva y convencer a la audiencia que algo es verdad, aunque no lo sea.
Usted, señor, señora ¿bajo qué estimulo emotivo interactúa este día?
Pese a la creencia popular, los cambios no siempre son para bien.
¿Oir hablar al sr López le da gusto? Entonces, su pensamiento es susceptible de guiarse por ese estimulo emotivo.
Medios de comunicación, periodistas, calificadoras, ONGs, expertos, RRSS. Quien sea, siempre que contradiga al púlpito de Palacio Nacional, se le debe atacar a su credibilidad.
Sin elementos diversos en qué confiar, unificar la narrativa es sencillo.
Lo que importa es la narrativa que la audiencia consuma y haga propia por identificación y la acepte sin cuestionar.
Es tan simple, pero tan simple, que el lenguaje lo delata en todo su esplendor. El discurso se construye con dos pronombres como rectores: "nosotros" y "ustedes".