,
10 tweets,
2 min read
Read on Twitter
Hilo entrampado: por algún motivo, ingenuidad, mala intensión, esperanzas, lo que fuera, se vendió la idea de una inminente intervención militar extranjera en Venezuela. De hecho, se llegó al punto de torcer y malinterpretar un numeral de un artículo en la Constitución para
exigirle a Guaidó que activara dicha intervención. Esa tendencia, además justificaba su posición con aquello dicho por voceros de USA: "todas las opciones están sobre la mesa" y justamente es en este punto dónde se comienzan a entrampar las cosas ¿por qué? bueno, la primar trampa
era asumir que de todas esas opciones, la militar era la única y eso siempre fue evidente. Por ejemplo, si me pelo con mi vecino, para solucionar el problema tengo todas las opciones sobre la mesa: conversar con él, llamar a la policía, demandarlo con un abogado, pedir mediación
caerle a goles o dispararle, pero, para llegar hasta este punto (el menos probable) deberé agotar todos los demás. Pues bien, eso es lo que está pasando con Venezuela. La segunda trampa en la que hemos caído es en la de satanizar todo lo que lleve por delante las palabras diálogo
y negociación. Primero, esas dos soluciones no sólo han sido planteadas por la cacareada comunidad internacional, sino que es la que más apoyan. Pero de nuevo un sector se ha encargado de hacer "anatemas" y malditas estás palabras. Pero, obvian un detalle: la ilegitimidad
de Maduro comienza a tomar forma una vez que no se logra un acuerdo satisfactorio en RD, lugar dónde nació otra trampa: dialogar es "oxigenar" al gobierno de Maduro ¿Oxigenarlo cómo? hay otro plan o alternativa en marcha que el diálogo o la negociación frene? El tiempo ha dado
respuesta a esta inquietud: No, no ha habido otra y básicamente es así porque ningún presidente o país ha hablado de acción militar o ha asumido esa bandera como vía para la libertad venezolana, plateando por el contrario, un proceso electoral para ello. Y acá viene la última
trampa: la fórmula mágica de cese, transición y elecciones. Esto no debería ser un dogma inamovible, si bien suena bonito, porque en política todo es dinámico y, si no tengo la fuerza para accionar una salida violenta, entonces la única forma de lograr un cese es mediante
un proceso electoral, desacreditado y menospreciado por el gobierno y por el sector radical opositor, pero que cada vez toma más fuerza. Para poder salir de la crisis, la dirigencia y la sociedad deben comenzar a romper las trampas en las cuales nos hemos/han metido. Por cierto:
¿serán los radicales, llegado el momento, capaces de presentarse para un evento electoral de primarias? ¿patearán la mesa y se lanzarán por su lado? veremos.
