Os presento BESTIA. Que os guste.
El insultado esbozó una sonrisa tímida mientras animaba a sus dos caballos, Gandalf y Harry, a que aumentasen el ritmo. Sin prisa, pero sin pausa.
—¿Aventuras? ¿Oportunidad? Me has despertado para traerme aquí, al requinto culo del Misisipi, y todavía no me has dicho qué se nos ha perdido...
Algo golpeó el carromato desde dentro. La bestia se había despertado.
—¿Q-qué ha sido eso? —se sobresaltó Yudy—. ¿Qué llevas ahí dentro? ¿Un animal? ¡No llevarás un tigre! ¡Sabes que odio los tigres! Como saques un tigre de ahí dentro, te juro que...
Matt, ahora sí, espoleó a Gandalf y Harry con urgencia. Estos cabalgaron hacia las vías, que se extendían por la derecha en un majestuoso puente de madera que cruzaba el río. Un puente por el que acababa de asomar la columna de humo...
—¡No llegamos, Matt, no llegamos!
Pasaron por encima de una piedra del tamaño de una cabeza de ñu y el carruaje circuló varios metros sobre dos de sus ruedas. (Uoooooohhhhh, exclamó Yudy, entre lágrimas). Finalmente no volcó, y la bestia...
Matt explotó en carcajadas.
—¡Arrreeeeeee! ¡Arrrrrrreeeeee! ¿No querías aventuras, cariño? ¡Aquí la tienes! ¡Nuestra última gran aventura!
El tren casi había cruzado el río y el repiqueteo era ahora ensordecedor. Tac tac tac tac tac... Matt ya tenía las vías a la vista. Cuando el carromato estuvo sobre los listones de madera, Matt dio un fuerte tirón y ordenó a sus...
—¡¿Qué estás haciendo?! —exclamó Yudy.
Matt no contestó. Mantuvo su calmada sonrisa mientras se apeaba y liberaba a los caballos, que huyeron...
Los ojos de Yudy parecían querer salir de sus órbitas cuando su marido liberó el anclaje que mantenía el carromato cerrado. Miraba a la puerta y al tren alternativamente, y Matt se preguntó cuál de las dos cosas le...
—M-matt, ahora en serio: esto no tiene gracia.
—Quiero que veas una cosa.
Tac tac tac tac tac... Ahora muy próximo.
—La aventura ha estado muy bien —gimió Yudy—. Ahora...
Pero Matt, con el brazo de su mujer todavía aferrado, hizo caso omiso y abrió la puerta.
—Sal de ahí, bestia miserable —exclamó con vigor. Entonces tiró de una cuerda que colgaba de la puerta. Cuando Yudy vio lo que vio, deseó que de las...
Yudy, su mujer y amor de su vida, fue encontrada nueve días después en la orilla del río. Había sido forzada. Ya no corría sangre por...
—Míralo bien, bestia. —Matt había orientado el rostro del andrajoso hacia la locomotora, que se acercaba como un proyectil. Le sujetó la mandíbula con fuerza—. Espero que tengas hambre, porque te vas a hinchar.
Se situó a su lado y esperó la embestida. Su amada...
—Por fin nos encontraremos, cariño.
—¿Por qué haces esto? —musitó Yudy—. Siempre fuiste un zopenco...
Matt rompió a llorar. O a reír, no estaba claro. Y cuando volvió a abrir los ojos, ella ya no estaba. Se le escapó una última...
«Allá voy, zopenco. Cómo te he echado de menos», susurró el viento.
- FIN -