Thread by @manuelabat

Queridos amigos, hoy es sábado, sabadete, así que toca hilo sobre #privacidad y #eticadelosdatos. Hoy vamos a hablar de la tecnología RFID, o lo que es lo mismo, de la tecnología de los abonos de transporte, tarjetas de fidelización de los supermercados, grandes superficies.

Esta tecnología es usada en varios sectores que ni se imaginan, y pueden rastrear nuestros pasos allá donde estemos. ¿Cómo? ¡Adelante hilo!

Los componentes principales de la tecnología son una etiqueta (que es un microchip) y un lector. La etiqueta consiste en un circuito electrónico que almacena datos y una antena que los comunica a través de ondas de radio.

El lector posee una antena y un demodulador (se conoce comúnmente como un sintonizador de radio) que traduce la información analógica entrante del enlace de radio en datos digitales. La información digital puede ser procesada por un ordenador.

Estas etiquetas se pueden usar de manera activa o pasiva. Las etiquetas "pasivas" no tienen fuente de alimentación propia. No tienen batería. La etiqueta es alimentada por la señal de radio.

Las activas: Un lector RFID envía señales de radio q activan la etiqueta dentro de un rango, lo que hace q responda transmitiendo la información almacenada en ella.
Transmiten su información sin ser interrogados por el lector o permanecen callados hasta que un lector los active

La tecnología RFID permite la identificación de objetos. Los ordenadores pueden reconocer etiquetas RFID ubicadas en objetos, grabar metadatos y controlar la ruta de los objetos etiquetados a través de ondas de radio. Ya van viendo por dónde voy, ¿no?

¿Qué usos puede tener esta tecnología?
1. Medios de Transporte. Por ejemplo, los vehículos equipados con una etiqueta pueden ser rastreados en el camino a su destino. ¡BIEN! ¿A que esta letra pequeña no nos la cuentan cuando hablan de las bondades de las nuevas tecnologías?

Más… Muchos billetes de transporte público están basados ​​en tecnología RFID. No hace falta irse al futuro, llevamos siendo rastreados hace mucho tiempo.
Al igual que muchas llaves de modelos de vehículos en todo el mundo incorporan RFID.

2. Aviación. La tecnología RFID se utiliza para el control del equipaje. Al etiquetar el equipaje los lectores instalados en diferentes secciones de los aeropuertos rastrearán el equipaje a medida que se mueve de un aeropuerto a otro y dentro del propio aeropuerto.

3. Retail. Al etiquetar los productos con la tecnología RFID, ésta proporciona al minorista una herramienta flexible para manejar y controlar la disponibilidad de productos en la tienda y en almacenamiento.

La primera preocupación de privacidad es un mal uso de esta tecnología a través de la capacidad de leer y escanear RFDI desde lejos, o rastrear objetos y, a su vez, las personas a las que pertenecen.

Una de las principales preocupaciones de privacidad relacionadas con la tecnología RFID surge de los usos de la tecnología RFID que implican el seguimiento individual y la obtención de acceso a datos personales.

Si bien un operador RFID puede no tener ese objetivo en mente al implementar una aplicación RFID, es importante tener en cuenta el riesgo de que un tercero pueda usar etiquetas para fines no deseados.

Esta preocupación ha recibido especial atención en el sector minorista, hablamos de las tarjetas de fidelización de los supermercados, grandes superficies, perfumerías, marcas de ropa…

donde se teme que los artículos etiquetados comprados por particulares puedan ser mal utilizados por minoristas o terceros con fines de seguimiento o creación de perfiles.

Sí, amigos, de nuevo la sombra de los perfiles nos acecha. Y ya saben que desde que aparece la posibilidad de crear perfiles, detrás vienen las aves carroñeras a sacar tajada al máximo de nuestros datos personales.

¿Cómo pueden seguir mis pasos con esta tecnología? Si estoy registrada en la base de datos de un supermercado y tengo mi tarjeta de fidelización, el número de etiqueta RFID de los productos que yo compre, se podrá vincular a mi registro como cliente.

Por lo tanto, identifican a las personas por sus nombres para aprender y registrar sus hábitos mientras estén en la tienda, incluido el tiempo que pasan en una sección determinada del supermercado, la cantidad de veces que el consumidor visita el supermercado sin comprar, etc.

Si la información recopilada a través de la tecnología RFID está vinculada a datos personales, pues ya tenemos problemas de privacidad. Con la excusa de aprender los hábitos del consumidor, se abre la posibilidad de realizar perfiles INDIVIDUALES totalmente detallados.

Esto hace que la tecnología RFID aumente el potencial de marketing directo con etiquetado a nivel de artículo. PEQUEÑO INCISO, ¿no les ha pasado que compran un artículo y les aparece publicidad en Google o Facebook? Pues ya saben por qué es.

El despliegue de la tecnología en los productos, tarjetas de fidelización o etiquetas de los precios provoca un aumento de datos personales procesados, ​​por el establecimiento, y por una amplia variedad de controladores, y esto debe causar una enorme preocupación.

Pero claro, ¿tu supermercado de confianza te cuenta todos los usos de su tarjeta de fidelización? ¿A qué no? Pues explicártelo es lo que se denomina TRANSPARENCIA, totalmente ausente en la sociedad de los datos.

Y no sólo eso, sino que todos los establecimientos que usan esta tecnología deben realizar, y PUBLICAR una Evaluación del Impacto en la Privacidad de nuestros Datos Personales de esta tecnología y demostrar a sus consumidores que no hay problemas de privacidad.

Pero, aunque lo publiquen, ¿dónde lo publican?, ¿cómo lo hacen accesible a los consumidores? ¿en la política de privacidad que nadie lee, pero les exime de esa responsabilidad? NO HAY REGULACIÓN QUE NOS PROTEJA. Y, quien lo hace visible, es por una decisión ética.

¿Qué otras implicaciones de privacidad tiene esto? Pues que el establecimiento podría hacer predicciones sobre los ingresos, la salud, el estilo de vida, los hábitos de compra de un individuo, etc. Esto puede usarse para marketing o, incluso, para precios dinámicos.

Esto huele a discriminación según hábitos de salud, ingresos económicos o localización porque como el dispositivo puede identificar al individuo cada vez que entre a la tienda, se podría sacar todo el jugo al consumidor en base a sus hábitos de consumo registrados.

Transporte. Otro posible uso y su problema de privacidad viene cuando esta tecnología es usada en los abonos mensuales de transporte, pues éstos están identificados con el nombre y apellido de la persona que lo usa.

Esto tiene el efecto de permitir que la organización del transporte sepa dónde viaja una persona identificada en todo momento. Bien usado, optimización de rutas, mal usado, afecta a la privacidad de las personas.

Y, todo esto, sin darnos información, ni pedir nuestro consentimiento. Estos datos recopilados a través de la tecnología RFID sobre una persona, pueden influir en la forma en que esa persona es tratada o evaluada. Esto puede dar lugar a trato discriminatorio.

Lo gracioso de todo esto, es que, si queremos acceder a las políticas de privacidad de las tarjetas de fidelización de las grandes cadenas de supermercados, te remiten a la política de privacidad de la web.

En el caso de mercadona, pueden leerlas ustedes mismos porque dan el mínimo de información, saltándose todas las recomendaciones de Transparencia: tienda.mercadona.es/privacy.html

O el caso de Consum, que nada más entrar leí: “CONSUM pone en conocimiento del usuario la presente Política de Privacidad es aceptada expresa y plenamente por el usuario POR EL MERO HECHO DE ACCEDER AL SITIO WEB Y/O UTILIZAR LOS SERVICIOS CONTENIDOS EN AL SITIO WEB DE FORMA ...

PERSONALIZADA..." Ajá… amigo consumidor, toda la responsabilidad es tuya. ¿Pero sabes qué? Que esta primera declaración de intenciones va en contra de los principios de Transparecia, y de Lealtad.

Siguen… “Además, de todo lo anterior, CONSUM informa al usuario de que, en los casos en que participe y asista a eventos que celebre CONSUM [...] autoriza a que su imagen pueda ser grabada en soporte fotográfico o de vídeo, y a la difusión interna y/o externa de dicha imagen”

Es decir, que, aceptando su política de privacidad, que no la aceptas, sino que accedes a su web, ¡y ya te la comes con papas!, dicen que si asistes a eventos te pueden grabar y concedes los derechos de difusión de tu propia imagen en cualquier soporte. Un ¡AJÁ! Aún más grande…

Es decir que mis datos biométricos, calificados de datos sensibles en el RGPD y que requieren de consentimiento explícito, ¿pueden ser procesados por el mero hecho de que yo visite la wed de Consum?

¿Ven el nivel de transparencia? Pues entonces, no esperemos que nos digan información tan sensible como la que recogen a través de sus tarjetas de fidelización y, sobretodo, PARA QUÉ la usan.

Eso es lo que siempre debemos preguntar a toda empresa que trata nuestros datos: ¿PARA QUÉ usas mis datos? Y que no vengan con pamplinas como estas: mejorar la relación con el cliente, para comunicaciones comerciales, dada de alta a servicios especiales.

A mí eso me importa tres cominos. Háblame de los perfiles que haces de mí, de las predicciones de mis hábitos y qué decisiones tomas basados en ellos porque SÍ o SÍ me va a influir en mi vida y en la de mi familia.

Piensen y reflexionen sobre lo siguiente:
Si en la Alemania nazi tuviesen esta tecnología, ¿cuántos días hubiera tardado Ana Frank en ser descubierta?
Como siempre, gracias por leerme.