@CarmenGBarroso ahí va!
Ella sabía el poder que estos fenómenos tenían sobre los de su clase.
Sin embargo, no todos los de su clase estaban malditos. La transformación, a veces, era a voluntad y el hecho de habitar dos cuerpos, uno humano y otro animal les confería ciertos poderes.
Ella era águila, su hermano cambiaba entre oso y barbo. Cambia-cuerpos, eso es lo su familia era.
Tieh tuvo que aprender a vivir así, con parte de su cuerpo cubierto de plumas, le costó acostumbrarse a no tener una mano, por lo menos había sido la izquierda.
La noche le alcanzó en el bosque de Misla. Tieh trepó a un árbol para poder dormir con seguridad.
Una pezuña arañaba suavemente el tronco del árbol, un enorme lobo blanco escrutaba las ramas desde el suelo, olisqueaba, y al sentir el movimiento de Tieh aulló a la luna, y después carraspeó.
Sabía que el amigo de su hermano podía cambiar en lobo, pero nunca le había visto en su forma no humana.
-Tieh, escúchame. He seguido tu rastro desde la aldea. No es buena idea que viajes sola.
-Déjame en paz. He estado sola desde el eclipse.
Tieh calló, y en la mirada del lobo pudo ver a Nivarre.
Durante el resto del viaje Tieh no buscó árboles a los que subirse a descansar, se acurrucaba junto a Nivarre, quien le daba calor y protección.
-No sois los primeros en venir, ¿creíais que seríais los primeros? No, no se puede hacer nada.
-Pero señor, Imperius, señor, tiene que haber algo… - imploró Tieh.
-¡Ya lo he dicho, yo no puedo hacer nada! Nadie puede provocar eclipses de luna y sólo durante un eclipse de luna se puede revertir lo provocado durante un eclipse de sol,
693 años, 693 años, vamos, lo mismo que para siempre, 693 años es un para siempre, se repetía Tieh.
Tieh le explicó su situación, y le imploró que provocase un eclipse de luna. Locretus se dio la vuelta sin mediar palabra,