Espero que os guste
−Siento la tardanza – dijo él nada más bajarse- Me entretuvieron. Ya sabes cómo son
−Los cortas – contestó ella tajante
Él no respondió, sabía perfectamente como terminaría aquella conversación si contestaba.
−¿Qué pueda pasar aquí? Si no hay nada, por Dios- replicó él, suspirando por el cansancio de escuchar siempre los mismos reproches - No hay nada que pueda matarnos
−No hace falta, me gustaría empezar esta noche mismo
−Las cajas están en el dormitorio – respondió
Él asintió mientras la cogía, miró con nostalgia, alzó la vista para buscar en ella a la joven que fue pero encontró una mujer llena de heridas
−Fuimos felices – dijo él con la mirada fija en ella
Ella se detuvo unos segundos, pero no se giró.
−Si lo fuimos, lo fuimos hasta...
Espalda contra espalda parecía más fácil hablar, si se miraban el silencio se interponía.
Se levantó y se dirigió hacia la cómoda. Seguían sin mirarse, podía más el miedo a reconocer el dolor propio en los ojos del otro que el amor que un día se tuvieron
Lo entendí – dijo él
−¿Qué nos pasó?- quiso saber él
−Que no supimos superarlo juntos – dijo ella
−¿Tú lo has superado?
−No, y ahora sé que no lo superaré nunca
Ella regresó a su posición para continuar guardando recuerdos, y allí en medio de los calcetines encontró una pequeña tarjeta que llevaba escrito:
Para la mejor mamá del mundo
− Yo... - comenzó a decir él
−No fue culpa de nadie – dijo por fin
−Gracias, Noa – contestó Fran
−Espero que los nuevos dueños sean más felices que nosotros – sentenció ella
Volvieron la mirada a los cajones, ya no quedaba nada más por guardar.
−Solo queda su cuarto – dijo Noa, la voz le temblaba cuando habló
−Si quieres lo hago solo