Arramplaron con la que era la cuarta reserva de oro del planeta.
El presidente Azaña no fue informado y tampoco las Cortes, lo que despeja cualquier duda: no fue, en absoluto, una operación digamos económico-política sino un atraco monstruoso.
Los mandarines de la memoria histórica callan.
Pero es evidente que todo lo malo que hace la izquierda en éste país no tiene importancia o carece de la difusión necesaria.