1. Desde 1989 no sentía que un día era tan crítico para la historia de Chile como hoy. La diferencia es que en el día del plebiscito votábamos una propuesta acordada por la política para sacarnos de la dictadura; hoy la política no logra acordar el mecanismo de un plebiscito.
2. Hemos desvalorizado el valor que tienen acuerdos y consenso en la construcción de la convivencia. Hemos educado a una nueva generación en la idea de que pactar es traicionar principios. Sin embargo, no hay salida de esta crisis sin algún nivel de insatisfacción en las partes.
3. Para los jóvenes esta es la primera crisis política relevante de sus vidas. A ellos debemos decirles: la democracia solo puede perfeccionarse a sí misma mediante el arte del diálogo. La democracia supone la existencia de desacuerdos y estos se resuelven en las instituciones.
4. El riesgo de no tolerar cierto nivel de insatisfacción en la construcción de acuerdos es que lleguemos a una situación donde no valga más el peso del argumento sino que volvamos a una situación donde la gente, cansada, prefiera el "orden" a la paz.
5. Por lo mismo, necesitamos que el consenso ya alcanzado en torno a la creación de una nueva constitución no se entrampe por diferencias en torno a un mecanismo. Todos los políticos que están en el parlamento hoy debatiendo ese mecanismo tienen nuestros destinos entre sus manos.
6. Ya estamos cansados de interpelaciones entre políticos por twitter. Solo confunden, radicalizan, estancan posiciones. Necesitamos un acuerdo transversal que, aunque imperfecto, mande el mensaje claro de que Chile es un país que quiere, valora y protege a todos sus ciudadanos.
7. Realmente espero que al final del día de mañana, podamos estar pensando en una hoja de ruta que nos de hitos para seguir construyendo el Chile que queremos, como lo hicimos antes, en ese día del plebiscito: sin odio, sin miedo y sin violencia, y sobre todo con esperanza. Paz.
