Thread by @RafaelPoulain

Pongan atención que hoy les voy a contar la historia de Enrique VIII y Catalina de Aragón.

Hace unos días les conté la historia de la guerra de las 2 rosas, si la leyeron entederán por qué Enrique VIII fue un rey con un poder absoluto que jamás se había visto en Inglaterra, si no la han leído aquí la pueden leer:

https://twitter.com/rafaelpoulain/status/1207142234132492289?s=21

https://twitter.com/rafaelpoulain/status/1207142234132492289

Pero el punto es que los Tudor fueron esos reyes que pusieron paz a un país que se vio en medio de una terrible guerra Civil, Enrique VII era el monarca y su heredero era el hermano mayor de nuestro protagonista, su nombre era Arturo Tudor.

El Rey de Inglaterra estaba ansioso de formar una alianza política a través de su príncipe heredero, Arturo, y en parte es por esa razón que no hay crónicas de la infancia de Enrique VIII, era el hermano menor, no importaba mucho pues.

Así que sigamos con el príncipe Arturo, que se enteró que su padre había forjado una alianza bastante importante al conseguir que su futura esposa fuera nada más y nada menos que la hija menor de los reyes católicos; Catalina de Aragón.

Y así a la edad de 15 años, Arturo se casó con Catalina de 16 y tras la boda la pareja se instaló en Galés.

Todo era felicidad en el reino pero de pronto Arturo y Catalina enfermaron.

Los historiadores aún debaten la causa de la enfermedad, no se sabe con certeza lo que aquejó a la pareja pero lo que importa es que Catalina logró recuperarse pero su esposo murió.

Y aquí es cuando entra a escena Enrique VIII, que en en ese entonces era simplemente “Enrique”, el hermano menor del futuro rey, y de la noche a la mañana su vida cambió.

Tuvo que asistir al funeral de su hermano sabiendo que ahora él tendría el poder absoluto, su rostro era...

De absoluta confusión, Enrique tan sólo tenía 11 años y ahora no sólo tendría que gobernar algún día sino le obligaban a casarse con la viuda de su hermano.

Y así es como Enrique VIII se casó con Catalina de Aragón, ella seria la primera de las 6 esposas que tendría este monarca, pero ya llegaremos a eso, por lo pronto sigamos con la historia de Enrique y Catalina que se casaron pero no fue nada fácil lograrlo.

Catalina aseguraba que el matrimonio anterior no se había consumado, la corte inglesa y española insistieron en que no quedara duda de la doncellez de la princesa, la reina isabel incluso presionó al Papa para que les otorgara una dispensa y sólo entonces se pudo planear la boda.

Y para ese entonces Enrique VII ya había muerto y Enrique ocupó el trono bajo el nombre de Enrique VIII, después de la política austera en extremo de su padre, los nobles se veían emocionados con el futuro rey.

Poco después de la coronación, se casó con Catalina.

A pesar de que sus consejeros le dijeron que no lo hiciera, el propio papa Julio II le dijo al joven rey que no se casara con Catalina puesto que había dudas sobre su matrimonio anterior, todo fue inútil, la boda se llevó a cabo el 11 de junio de 1509.

Pero en realidad todo iba perfecto, en ese entonces Enrique era un joven alto, pelirrojo, delgado y atlético, y Catalina era menuda, rubia y era amada con locura por Enrique, el pueblo, la corte, los nobles, todo era felicidad en su vida y esa felicidad se coronó con un hijo

La pareja real esperaba un heredero, Enrique estaba desbordante de felicidad, sin embargo Catalina perdió al bebé y Enrique se enfureció con ella y se alejó de su lado por unos meses.

El rey buscó consuelo en otras mujeres, pero Catalina no dejó de amarlo, ni esperar su perdón, incluso después de que Enrique partiera a un par de batallas contra los franceses y escoceses, Catalina tomó algunas deciciones en su ausencia que hicieron que el pueblo la amara más.

Enrique, a diferencia de su padre no temía usar mano dura, de hecho se podría decir que su padre era pacifista, mientras que él era todo lo contrario, incluso sacó a su país del medioevo militar y creó la Marina Real (que sería la base del poderío inglés durante siglos)

Y cuando el Papa Julio II, (ya les he contado mucho de este papa, es el que le encargó a Miguel Ángel pintar el techo de la capilla sixtina), organizó una liga santa de países para combatir a los franceses, Inglaterra rápidamente se apuntó.

Pero el clima político cambiaba y los demás países se empezaron a arreglar con los franceses, mientras eso pasaba, a Enrique lo propusieron para ser el nuevo emperador del sacro imperio romano tras la muerte de Maximiliano, pero los príncipes electores eligieron a Carlos I.

Carlos I de España (V de Alemania) era Nieto de los reyes católicos y sobrino de Catalina de Aragón, la esposa del poderoso rey inglés y que en 1511 por fin pudo tener el ansiado heredero varón.

Pero el bebé falleció antes de los dos meses y no se sabe más del asunto, salvo que la noticia no le agradó al joven rey que empezó a buscar la compañía de otras mujeres, se alejó de su esposa por un tiempo y poco más de un año después la pareja esperaba otro hijo.

El Niño nació y murió a los pocos días, pero en 1514, nació el príncipe Enrique, el niño era sano y todo estaba normal, ahora sí se sentía completo y amaba a Catalina más que nunca.

Pero el niño murió...

Enrique culpaba a Catalina, le decía que su semilla no funcionaba, pero volvió a quedar embarazada y por fin tuvo una hija sana a la que llamaron María, fue un trago agridulce para Enrique puesto que por fin tenía un hijo pero no era el ansiado varón al cual heredarle el trono.

Enrique logro por esa época algo impensable, una alianza con los franceses, inclusó organizó el matrimonio de la princesa María, con el Delfin de francia, pero fuera de sus éxitos políticos, era un hombre que estaba frustrado con su matrimonio y su esposa.

Enrique decía que todo era un castigo de Dios por haberse casado con la viuda de su hermano, que tenía que repudiarla y eso hizo, se acostó con cuanta mujer pudo dentro y fuera de la corte, a partir de ahí, en raras ocasiones veía a Catalina.

Que dio a luz a otra niña que murió 7 días después de nacer, Enrique estaba harto, no deseaba ver más a su esposa pero tampoco podía dejarla, además su familia era demasiado poderosa como para despreciarla o desaparecerla, Enrique la odiaba y le pidió ayuda al Papa.

La idea era pedirle al Papa que declarara ilegitimo el matrimonio con Catalina pero el Sumo Pontifice era prisionero del emperador Carlos I que era el sobrino de Catalina.

Buscar una mujer con la cual tener un heredero legítimo era una opción que se veía cada vez más lejana.

Mientras eso se resolvía, el rey se enfocaba en asuntos de estado, uno de sus diplomáticos favoritos era un hombre llamado Thomas Bolena.

Thomas era un hombre encantador que hablaba varios idiomas y era apreciado en distintas cortes, su carisma pareció herdarlo a sus hijas, especialmente a la joven Ana, que era una mujer no tan bella para los estandares de la época, pero con un carisma y un aura que todos amaban.

Sin embargo la reina era la reina y aunque Catalina de Aragón era muy discreta, el pueblo la amaba, todo cambió cuando Ana llegó a la corte, su hermana María (que había sido amante del rey) la llevó a un baile y todos notaron de inmediato la belleza especial que tenía Ana Bolena.

Flacucha y palida la reina no pensó que se fuera a volver una de las multiples amantes de su esposo y la invitó a la corte, grave error porque esa decisión cambiaría la historia no sólo de Inglaterra sino del mundo porque el rey se encaprichó con la joven Ana.

Pero ella rechazaba constantemente al rey, eso le gustaba a Enrique aún más, y la cortejaba cada vez más descaradamente pero Ana no quería ser amante del rey, decía que prefería perder la vida a traicionar a la reina o mentir, así que el rey decidió abandonar a su esposa.

Pero Ana le dijo que no era suficiente, se negaba a acostarse con el rey a menos que estuvieran casados, pero por otro lado no podía separarse de Catalina mientras el Papa fuera controlado por la familia de Catalina y total que el pobre rey cada día estaba más enamorado.

Le envió una carta al papa Clemente VII para decirle que siempre sí el matrimonio anterior de su esposa se había consumado y que siempre sí quería el divorcio, pero el papa se negó, entonces Enrique desterró a su esposa e hija de la corte esperando que así Ana se acostara con él.

Pero Ana no aceptó, era casada o no, y Enrique descargaba su enojo con Catalina que cada que podía le suplicaba a su marido que no la dejara, ella insistía que nadie mejor que él sabía que ella llegó doncella a la noche de bodas pero Enrique se negaba a escucharla.

El Rey le cumplía a ana todos sus caprichos, hacía todo por complacerla la nombró marquesa, le dio varias propiedades, le dio títulos a sus familiares, le otrogó una pension a la hermana de Ana ya que acababa de enviudar, y bueno, el punto es que los bolena se sacaron la lotería.

Pero Ana seguía renuente a estar con el Rey, Enrique estaba dispuesto a hacer todo lo posible por estar con ella y convocó a sus asesores para que le dieran opciones, lo que pasaría sería algo que cambiaría el rumbo de Inglaterra y del mundo.

Pero eso se los contaré mañana en la siguiente parte de este relato; La historia de Ana Bolena, por lo pronto sigamos con Catalina que terminó sus días encerrada, incluso durante muchos años le prohibieron incluso comunicarse con su hijas.

Algo muy parecido a lo que...

Pasó con la propia hermana de Catalina, la famosa “Juana La Loca” cuya vida ya les conté por aquí hace unos meses.

Como sea el miedo hizo a Enrique tomar desiciones apresuradas y al final ni así pudo evitar su destino.

Por eso...

No olvidemos que a veces nos arruinamos momentos de la vida con miedos absurdos, a situaciones que no han pasado y quizá no pasen o sí.

Porque lo que vaya a pasar pasará, y no tiene caso preocuparse por ello, lo único que nos queda es tratar de disfrutar el camino.

Fin.