Empecemos entonces a hablar del partido en que #Skol visitará a #GoNiners. San Francisco sale como favorito pero no debería confiarse, porque ya una vez le salió caro en el pasado. @martindelp te cuenta la historia, que se remonta a la temporada 1987.
Eran los tiempos en que los de rojo y oro dominaban la liga. Habían ganado ya dos anillos en esa década y ganarían dos más. Su gran figura era el mítico Joe Montana y de la mano del coach Bill Walsh tenían un trabuco en todas sus líneas. 
En ese año, y como casi siempre, habían ganado su división, con un récord de 13-2. (Curiosamente, esa temporada se había acortado un partido por huelga). Y esperaban tranquilamente al ganador del partido de comodines, que resultó ser Minnesota, superando a... ¡Nueva Orleans!
Los Vikings no eran para nada un equipo dominante en esa época. Apenas 3 años antes habían acabado 3-13, llevaban 4 años sin llegar a playoffs y en 1987 habían entrado de rebote, con una marca de 8-7. Además, ese año estaban a la sombra de unos Twins que ganaron la Serie Mundial.
Su QB era Wade Wilson, que llevaba varios años en el equipo pero nunca se había consolidado, de hecho, esa temporada la había empezado como suplente, pero una lesión del titular Tommy Kramer le había abierto la puerta, y él la aprovechó, jugando un partidazo contra Saints.
Así, el amplísimo favorito bajo la lluvia en el viejo Candlestick Park eran los imparables Niners, arropados por su apasionado público y con Montana, Jerry Rice, Roger Craig y su andanada de estrellas... pero Wilson, y sobre todo, el WR, Anthony Carter, tenían otros planes.
Tras un primer cuarto en el que los equipos intercambiaron goles de campo, en el segundo los #Skol explotaron. Se pusieron al frente con un TD por aire de Wilson y luego aumentaron la ventaja con un insólito pick six a Joe Montana (algo que no pasaba casi nunca)
Y luego, Anthony Carter se volvió loco. El WR de los Vikings tuvo el partido de su vida, realizó 10 recepciones para ¡227 yardas! Siendo la más larga de 63. Lo más increíble es que no tuvo ningún TD en el partido, pero no importó. Al medio tiempo, los Vikes ganaban ya 20-3.
Y entonces Bill Walsh hizo lo impensable. Sacó a Montana y puso en su lugar a Steve Young, que energizó al equipo con dos TD’s, uno por carrera y otro por aire. Un pick six a Wilson había empezado la posible remontada de los #GoNiners, ¿sería suficiente?
No lo fue. Wilson y Carter se siguieron combinando, y el pateador Chuck Nelson anotó 5 goles de campo para redondear un 36-24 final, que sería considerada la 9na mayor sorpresa en la historia por NFL Films. “Una de las experiencias más traumáticas de mi carrera” según Bill Walsh
Los Niners se recuperarían para ganar dos Super Bowls consecutivos en las dos temporadas siguientes, sin embargo, mientras que los Vikings avanzaron a la final de conferencia donde no lograron superar a los durísimos Redskins de Joe Gibbs, que se impusieron 17-10.
