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En el hilo anterior vimos como las icónicas piedras de Stonehenge fueron erigidas hace unos 4.500 años por pobladores que llegaron a Europa desde Anatolia, trayendo con ellos la revolución neolítica. Poco siglos después ese pueblo desapareció. Esta es la historia.
Antes de seguir, dejo aquí el enlace al hilo anterior por si alguien quiere leerlo antes de seguir con éste, que es la continuación.
Hace 5.000 años, la Europa neolítica estaba habitada por personas muy parecidas a las que dieron lugar a Stonehenge. Eran pueblos agricultores que necesitaban trabajar juntos para sacar adelante las cosechas.
Su necesidad hizo que desarrollasen un espíritu comunitario que se manifestó en el levantamiento de monumentos megalíticos por gran parte de Europa, y como vimos previamente algunos de estos monumentos sirvieron de tumbas compartidas.
En algunos megalitos se han llegado a encontrar hasta 200 personas enterradas juntas. Estos granjeros originarios de Anatolia empezaron su migración hacia Europa hace 9.000 años, y trajeron consigo tanto plantas como animales domesticados.
A la península ibérica llegaron siguiendo la costa mediterránea hace unos 7.500 años. Un siglo más tarde ya se encuentran restos de su presencia en la costa atlántica de Portugal. En sus yacimientos dominan las ovejas y cabras, pero también vacas y cerdos.
El análisis del desgaste de los huesos encontrados en algunos yacimientos sugiere que los granjeros usaban el ganado para transportar cargas pesadas. Es posible que tuviesen vehículos con ruedas.
Se sugiere que incluso existían un tipo de “proto-autopistas” que conectaban unas comunidades con otras, favoreciendo el intercambio de productos. En algunos lugares de Europa crearon unos mega asentamientos con poblaciones de hasta 15.000 habitantes.
En Europa Central existían asentamientos con grandes edificios que sugieren una vida comunal y compartida. Los arqueólogos sugieren que la distribución de los edificios en las aldeas neolíticas es una evidencia de una especialización artesanal.
La imagen que se obtiene de la Europa neolítica es la de unas comunidades prósperas, comunitarias y relativamente pacíficas. Pero, de repente todo eso cambió.
Hace unos 5.000 años, pocos siglos después de la construcción de Stonehenge, en el este del continente apareció una nueva costumbre funeraria. Fue en una región que hoy limitada entre Ucrania al este y Hungría al oeste.
Ahí los arqueólogos empezaron a encontrar muertos enterrados de manera individual, en lo que llaman fosas. Los cuerpos están decorados con un pigmento ocre, y la cámara de la tumba está cubierta con vigas de madera.
degruyter.com/view/j/prhz.20…
La tumba, marcada por un montículo de tierra de unos pocos metros de altura, llamada kurgan. Esta costumbre no tiene sus orígenes allí, sino que había aparecido antes en la estepa eurasiática, y estaba vinculado al pueblo Yamnaya.
La interrupción de este pueblo estepario pronto se extendió. En las siguientes décadas, los artefactos y ritos relacionados con los Yamnaya empezaron a aparecer por todo el continente.
degruyter.com/view/j/prhz.20…
En el centro y norte de Europa aparecieron restos de lo que los arqueólogos denominan la cultura de la cerámica cordada. Aunque a veces también se llama la cultura del hacha de guerra o cultura de los sepulcros individuales.
Hasta hace poco más de cinco años, la mayoría de arqueólogos estaban convencidos que la rápida difusión de esta cultura reflejaba en gran medida el movimiento de ideas y tecnología entre las comunidades neolíticas.
Pero en 2015, la asociación entre arqueólogos y genetistas dieron lugar a una alternativa. Dos estudios independientes, uno dirigido por David Reich y otro por Eske Willerslev confirmaron que los restos de las tumbas de esta cultura en Alemania tenían ascendencia Yamnaya.
Hasta tres cuartos de su ascendencia genética pertenecía a los Yamnaya, de manera que no podía decirse que los habitantes de la Europa central estuviesen imitándolos o adquiriendo sus costumbre, sino que eran literalmente Yamnaya.
biorxiv.org/content/10.110…
Muchos estudiosos encontraron la idea inverosímil. Una cosa es aceptar que los Yamnaya migraron de las estepas asiáticas a las estepas del sudeste europeo, porque los ambientes son relativamente similares.
Otra bien distinta es que se asentaron en la Europa central y norte, unos hábitats boscosos en los que no tenían ninguna experiencia. No sabrían explotar sus recursos. ¿Cómo pudieron competir con los nativos de entonces?
Poco a poco, arqueólogos y biólogos están permitiendo entender lo que pudo pasar. Utilizando el registro de polen en asentamientos neolíticos como indicador de la actividad agrícola, han concluido que las poblaciones empezaron a decaer hace unos 5.300 años.
Hace justo un año, en diciembre de 2018, un equipo sugirieron una posible explicación al declive de los granjeros en el norte y centro de Europa. Al examinar los dientes de personas que habitaron lo que hoy es Suecia hace 5.000 encontraron bacteria de la Peste Negra.
Un análisis más detallado sugirió que la enfermedad comenzó a extenderse hace 5.700 años. Escribí sobre ello hace un tiempo, dejo aquí el enlace por si a alguien le interesa tener más detalles sobre el tema.
Los científicos creen que no es casualidad que la aparición de la bacteria tuviese lugar cuando los asentamientos del sudeste de Europa alcanzaron su mayor tamaño. Dentro de esos mega asentamientos vivían juntos humanos y ganado.
cambridge.org/core/journals/…
Como en muchas de las epidemias modernas, las enfermedades saltan de animales a humanos, los espacios confinados y gran densidad son ideales para que surjan nuevas enfermedades. Eso parece ser que sucedió con la Peste.
Desde esos mega asentamientos del sudeste europeo, es posible que la enfermedad se propagase rápidamente hacia el centro y el norte del continente a través de los vehículos con ruedas y la red de “carreteras” que parecían tener.
Hace 5.700 años, los mega asentamientos del este empezaron a abandonarse y quemarse sistemáticamente. Para el año 5.400 ya no quedaba ni uno. Cuando unos siglos después llegaron los Yamnaya la población que quedaba era pequeña.
La enfermedad los había diezmado, se encontraban debilitados y posiblemente ofrecieron poca resistencia. Esa podría explicar la rápida expansión de los Yamnaya por el continente para convertirse en la cultura de la cerámica cordada.
Pero hay otro factor que contribuyó a su rápida expansión: la naturaleza de los Yamnaya. Era una población pastoral, grandes jinetes de las estepas, los análisis sugieren que primero llegaron principalmente guerreros jóvenes varones.
Los estudios genéticos sugieren que la mayoría de los Yamnaya eran hombres. Se estima que había entre 5 y 14 hombres migrantes por cada mujer migrante. Los restos arqueológicos evidencian lo mismo.
pnas.org/content/114/20…
En una región tan amplia como la que va desde Dinamarca a la República Checa se ha observado que las tumbas masculinas eran similares entre ellas, mientras que las femeninas muestran una variación local.
pnas.org/content/114/10…
Eso encaja con la idea de que los hombre migrantes con un sentido de identidad compartido tuviesen hijos con mujeres neolíticas que aún conservaban sus tradiciones locales.
journals.plos.org/plosone/articl…
Los restos arqueológicos también insinúan un aumento de la violencia hasta entonces poco común. En los restos empiezan a aparecer trepanaciones que sugieren una mediad terapéutica a lesiones graves en la cabeza.
Los Yamnaya no solo eran jinetes expertos sino grandes guerreros. En petroglifos de la estepa asiática ya aparecen representados como guerreros con hachas. Además tenían una dieta altamente nutritiva respecto a los neolíticos europeos.
Su dieta parece ser que se basaba principalmente en carne y productos lácteos. Se sabe que eran inusualmente altos para la época y se cree que eran físicamente más fuertes. El escenario de guerreros jóvenes cabalgando por Europa es uno.
Hay quien piensa que la narrativa que ofrecen los estudios genéticos de lugares concretos simplifica demasiado las cosas. Después de todo, de momento, las evidencias genéticas se limitan a unos pocos sitios aislados.
No todos lo arqueólogos comparten la visión de que las unidades arqueológicas representan grupos humanos de una identidad social o étnica compartida. Los genetistas estudian el origen étnico de los grupos, los arqueólogos la identidad de los mismo.
A principios del siglo XX, el arqueólogo alemán Gustaf Kossinna asumió que cultura y etnia iban siempre de la mano. Para él, las culturas arqueológicas reflejaban inevitablemente la etnicidad de la misma.
Utilizó esa idea para rastrear el origen de los pueblos históricos hasta su más remoto pasado prehistórico, una idea que encandiló entro los discursos nacionalistas de finales del siglo XIX y comienzos del XX. En el pasado prehistórico estaban las bases de sus distintas naciónes.
Kossinna relacionó El Progreso cultural de los pueblos con su superioridad biológica. Defendía que El Progreso cultural solo podía transmitirse entre regiones por medio de las migraciones de los pueblos. Los pueblos, pensaba, no eran capaces de asimilar la cultura de los otros.
Sus ideas implicaban demostrar la antigüedad prehistórica de la cultura alemana, par demostrar que esa región fue el centro de desarrollo cultural de Europa y Oriente Medio.
La aparición de civilizaciones en lugares como Grecia, Anatolia, Siria, Iraq o Irán lo interpretaba como el resultado de invasiones y conquistas llevadas a cabo por oleadas indoeuropeas partiendo del centro de Europa.
La peor de sus ideas fue considerar que la arqueología era un buen método para establecer y reclamar derechos históricos en un territorio. Eso lo usó para que el Estado alemán reclamase la adhesión de territorios en base a unos “derechos históricos”.
Obviamente esos derechos históricos sólo se los otorgaba a los germanos, porque nunca habló de los derechos históricos de los pueblos eslavos que en su momento llegaron a ocupar parte de lo que hoy es Alemania.
Unas ideas las suyas, que encontraron un importante eco entre los nacionalsocialistas tras la firma del Tratado de Versalles en 1919 que dejó maltrecho el orgullo alemán. Sus mapas arqueológicos fueron usadas por el nazismo para justificar las pretensiones expansionistas.
Tras la invasión alemana de Checoslovaquia y la ocupación de Polonia, el nazismo envió a numerosos equipos de arqueólogos para legitimar con los hallazgos arqueológicos las conquistas. A sus ojos, no estaban más que recuperando territorios alemanes ancestrales.
Esta asociación entre cultura y etnia que entonces tuvo una grana aceptación entre arqueólogos de toda Europa, cayó tras la guerra en desuso por los fantasmas que evocaba. Los estudios genéticos recuperan un poco esta idea.
Parece demostrada que la migración de los granjeros desde Anatolia prácticamente sustituyó a los cazadores-recolectores que hasta entonces habían habitado Europa. Ellos trajeron la agricultura y los animales domesticados desde Oriente Próximo.
Recientemente, los estudios apuntan a que el pueblo pastoril de los Yamnaya también sustituyó a gran parte de la población nativa y supuso una revolución cultural al mismo tiempo que étnica. ¿Quizá Kossinna no estuviese tan equivocado?
Lo estaba desde luego al pensar que la llama de la civilización nació en el centro de Europa, de hecho, son migraciones desde fuera, desde Oriente Medio y desde las estepas asiáticas, las que han conformado las poblaciones actuales de Europa.
Pero, la imagen no es tampoco tan sencilla, como una oleada migratoria tras otra. En el sur de España, en Valencina de la Concepción, los arqueólogos han encontrado un kurgan (tumba) como la de los Yamnaya.
cambridge.org/core/journals/…
Han hallado en la tumba un hombre con una daga y unas sandalias similares a la de los Yamnaya, y con el cuerpo decorado con el pigmento rojo igual que los muertos de los Yamnaya. Todo apunta a que es uno de ellos.
Pero el entierro tiene 4.875 años, y los datos genéticos que tenemos hasta la fecha, indican que los Yamnaya no llegaron a la península hasta hace 4.500 años. Su identidad cultural es Yamnaya, ¿lo será la genética?
De hecho la historia parece que fue bastante más compleja que una sola oleada migratoria que suplantó las culturas anteriores. Por ejemplo, la cultura del vaso campaniforme, asociada al Calcolítico europeo, tenía ritos similares a los Yamnaya.
Enterraban a sus muertos en tumbas individuales y tenían grupos de guerreros distinguidos en sus poblaciones. La similitud podía llevar a pensar que eran descendientes de los Yamnaya, pues aparecieron después de estos. Pero eso no es correcto.
La difusión original de este grupo no tenía nada que ver étnica y genéticamente con los Yamnaya o la cultura de la cerámica cordada. De hecho, se inició bien lejos de estas, en el oeste de la península ibérica.
nature.com/articles/natur…
Allí se han encontrado los primeros objetos atribuibles a esta cultura, dagas, flechas y sus distintivas ollas en forma de campana que les da nombre. Estos restos parecen ser de hace 4.700 años.
Desde ahí, su cultura empezó a extenderse hacia el este y el norte, aunque en este caso sí parece ser un caso de difusión cultural más que étnico. Un siglo después, en 4.600 la gente de lo que hoy es Holanda, abrazó esa nueva cultura.
Los habitantes hasta entonces habían sido identificados como de la cultura de la cerámica cordada, pero al llegar aquella nueva cultura desde la península ibérica la hicieron suya.
De manera que encontramos que había dos tipos de personas con cultura de vasos campaniformes: unos con raíces étnicas en la península ibérica y otros con raíces étnicas de la cultura de la cerámica cordada que a su vez eran Yamnaya.
De hecho, se sugiere que los Yamnaya del centro de Europa adquirieron conocimiento de esa cultura que venía del sur de Europa, entre ellos los de navegación. Eso fue lo que les permitió alcanzar Gran Bretaña hace 4.400 años.
Allí sí parece que hubo una gran sustitución de pobladores. En la península ibérica sucedió de manera distinta, pero los estudios genéticos sugieren que los habitantes actuales de la península deben el 40% de su ADN a esa oleada migratoria.
Más sorprendente es que prácticamente todos los hombres tienen cromosomas Y característicos de los Yamnaya, lo que sugiere que los hombre Yamnaya eran los únicos que podían tener hijos.
science.sciencemag.org/content/363/64…
Como fuese, el pueblo que llegó de las estepas dejó una profunda huella en Europa.
Pero ese no fue su único destino. Este pueblo también se desplazó hacia el subcontinente indio. Hoy este pueblo nómada de jinetes parece ser el mejor candidato al origen y dispersión de las lenguas indoeuropeas.
Esa quizá esa una historia para explicar en otro momento. ¡Muchas gracias por la lectura!
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