En diciembre, la base monetaria creció 13,5%, lo que parece bastante para un mes con una inflación del 4%. Asimismo, durante 2019, esta variable trepó solo 35%, muy por debajo del 55% de inflación. ¿Hay espacio para una expansión monetaria? ¿Cómo estamos en términos históricos? 
En primer lugar, hay que decir que los canales de transmisión de expansión monetaria a inflación son bastante difusos en nuestro país. Además, esta teoría supone "pleno uso de los recursos", algo que a todas luces no pasa actualmente.
En otro orden, vale resaltar que las últimas aceleraciones inflacionarias (2012, 2014, 2016, 2018 y 2019) fueron en años recesivos. Por lo tanto, pensar en una inflación por demanda, para esta última etapa de la economía argentina, no parece lo mejor.
¿Esto implica que la liquidez -y su exceso- no tiene impacto en los precios? Para nada! En la Argentina, todo impacta en los precios: las subas de tarifas, salarios y dólar, la inflación pasada y la emisión. Solo que no es el único, ni siquiera el principal, driver inflacionario.
En nuestro país, la inflación es, siempre y en todo lugar, un fenómeno multicausal. Entonces, hay que cuidar "la emisión", así como las tarifas, el dólar o la duración de contratos. Con estas variables controladas, aún con una política monetaria expansiva, la inflación bajará.
