La principal diferencia técnica entre la observación electoral internacional y las misiones de acompañamiento (que promueve Maduro) se encuentra en que las misiones de observación presentan planes concretos de verificación de todas las etapas de una elección.
Una misión de observación se instala con semanas de antelación a los comicios en los países que han admitido su presencia. En el caso del acompañamiento internacional el CNE limita la llegada al país de las misiones a una semana antes de las elecciones.
Según la normativa del CNE, los acompañantes internacionales tienen prohibido efectuar pronunciamientos sin autorización. También se comprometen a garantizar la confidencialidad de sus informes y a entregarlos después de que se produzca el anuncio de los resultados definitivos
Incluso, según el Artículo 487 del Reglamento Electoral, el CNE podrá revocar la credencial de acompañante internacional cuando estime que ha infringido el Plan de Acompañamiento Internacional Electoral o las instrucciones extra que hayan sido formuladas.
Por ejemplo, para los comicios presidenciales del año 2012 el Centro Carter rechazó la invitación como Acompañante Internacional argumentando que se limitaba a "observar las actividades relativas al día de la votación mediante una presencia política mayormente simbólica"
Es importante resaltar que la observación internacional tiene como propósito evaluar el proceso electoral en su conjunto de manera sistemática.
Las 4 rectores del CNE aplaudieron cuando Maduro insistió que se permitirán acompañantes electorales en 2020. Según las resoluciones del CNE la observación está asociada “a los procesos de descolonización que vivieron los países africanos y asiáticos a partir de los años sesenta”
Desde la perspectiva del CNE, la observación internacional está “enmarcada por una fuerte concepción asimétrica, de tutelaje y de legitimación con base en los valores propios de quien observa […] estos procesos constituyen una visión Norte-Sur, eurocéntrica y etnocéntrica”.
