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Cristina Domenech @firecrackerx
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Bueno, amijos, como lo prometido es deuda, pues hoy os voy a contar la historia de la señora que ayudó a ganar la guerra con su ropa interior. Hilo:
A ver, vamos a empezar por una pregunta un poco rara. ¿Quién ha visto la película ‘Anastasia’? Sí, la de animación, la de 1997. No la habréis visto todos, claro, pero seguro que MUCHOS.
Vale, de los que la habéis visto, ¿cuántos sabéis quién es esta mujer que aparece en uno de los números musicales en París?
Pues son la señora de la que vamos a hablar hoy, Josephine Baker, y su guepardo, Chiquita.
Aparte de Chiquita, Josephine tenía perros, gatos, una cabra, una serpiente (Kiki) y un cerdo (Albert) que vivía en la cocina de su club, al que le gustaba echarle perfume y que se puso tan gordo que tuvieron que echar abajo parte de la puerta y rehacerla para poder sacarlo.
Y os preguntaréis, pero a ver, ¿se puede saber qué le pasaba a esta señora con los animales? Bueno, para empezar, el primer mejor amigo de Josephine fue un perro de tres patas…
Pero vamos a rebobinar.
1906, St, Louis, Missouri. Nace en una familia, muy, muy pobre, Freda Josephine McDonald, que saltaría a la fama y sería mundialmente conocida como Josephine Baker.
Los primeros años de la vida de Josephine fueron Todo Mal muy fuerte. Tan fuerte como os podáis imaginar. Comida sacada de basureros. Agujeros en el suelo de los que salían ratas y que intentaban arreglar sin éxito con latas aplastadas. Una situación tremenda.
Cuando no había cumplido todavía los diez años entró a servir como doncella en casa ajena, donde le pegaban, abusaban de ella y donde dormía en el sótano con un perro de tres patas con el que Josephine compartía su comida siempre que podía.
Su trabajo allí terminó cuando la dueña de la casa le metió las manos en una olla de agua hirviendo por romper un plato al caérsele al suelo. Josephine se desmayó de dolor y despertó en el hospital.
Después de esto, su familia la obligó a casarse a los trece años con un señor de veinticinco, el que sería su primer marido. No sé mucho de esta época, aunque sé que se peleaban mucho y ella le rompió una botella de cerveza en la cara una vez.
Josephine, que adoraba bailar y cantar y colarse en los teatros, se dedicó a bailar en la calle a cambio de algunas monedas y aceptó entusiasmada cuando encontró trabajo en una troupe como corista.
Josephine llamó la atención del público, de los dueños de los teatros y de los inversores de inmediato, porque su carisma, incluso en el fondo del escenario, era increíble. Tenía una energía contagiosa y le encantaba hacer el payaso mientras bailaba y hacer reír al público.
Y claro, pronto empezaron a llegar las ofertas. Al principio siempre de corista, pero poco a poco ascendió hasta que su nombre le era familiar a la mayoría de los aficionados al teatro de la zona.
Sus actuaciones eran bastante extravagantes: Josephine solía cantar y bailar casi desnuda, al estilo de los cabarets y los “espectáculos exóticos”, que es como la gente llamaba a los espectáculos eróticos porque engañarse a uno mismo es marca de todas las épocas.
Pero Josephine incluía muchos elementos de comedia (uno de sus momentos icónicos era ponerse bizca mientras bailaba el Charleston) y elementos de bailes africanos, colando comentarios culturales y jugando con los estereotipos del público blanco como parte de sus números.
Pero ay amijos, Josephine era afroamericana, que es una de esas cosas que hacen que tengas que jugar la vida en modo difícil, y su carrera se quedó totalmente atascada por el enorme racismo estadounidense y lo mucho que se cebaban los medios con ella.
Así que Josephine, que (igual que la Maupin pero con menos espadas) se venía arriba rapidísimo, hizo las maletas y se mudó a París en cuanto tuvo una oportunidad.
Decir que Josephine se hizo famosa en París es quedarse corta. No tengo la palabra adecuada... el diccionario no está equipado para proporcionarme la palabra que preciso, para expresar lo muchísimo que Josephine la lió en París.
Tenía apenas veinte años y se había convertido en lo más parecido a una superestrella de los medios que tenía la época. Tenía tanto carisma, tanta fuerza, su personalidad brillaba con tanta fuerza, que sus fans se multiplicaban sin parar.
De hecho, muchos la consideran la primera superestrella internacional de la historia. Y no sólo se convirtió en un ídolo de masas, sino que se estimaba que era la mujer negra más rica del mundo, la primera en protagonizar una película y tenía su propio club exclusivo en París.
Había muñecas de Josephine, salía en numerosos anuncios, las mujeres copiaban su peinado, fue fuente de inspiración para escritores y pintores, y puso la piel bronceada de moda en París, que hasta entonces había considerado la piel muy pálida como símbolo de belleza.
Sus pasos de baile eran absolutamente flipantes, y totalmente innovadores para la gente de la época. Esta señora introdujo el Charleston en Europa y muchos de sus pasos se consideran a día de hoy parte de las raíces del hip-hop y el break dance.
Esta es la época en la que empezó a adoptar animales a diestro y siniestro. Josephine adoraba a los animales y se sentía con ellos mucho más cómoda que con la mayoría de las personas.
Si los dueños de los teatros introducían un animal en alguno de sus números, Josephine lo adoptaba de inmediato, como fue el caso de Kiki la serpiente y de Chiquita el guepardo. Además de los perros, gatos, la cabra y el cerdo Albert que vivía en la cocina de su club…
Y bueno, no es por nada pero Josephine tenía sus prioridades al día: Chiquita dormía con ella y la acompañaba a todas partes en coche. Su marido de la época se quejaba porque tenía que dormir con un guepardo en la cama.
Pero se quejaba bajito. Porque oye, si alguien se tenía que ir al sofá, no iba a ser Chiquita...
Digo su marido de la época porque tuvo cuatro. Bueno, siete. Bueno, cuatro oficiales, pero en realidad siete porque con algunos se casó antes de divorciarse con el anterior. Entre eso y los amantes yo no sé cómo esta señora llevaba la cuenta.
Bueno, los amantes y las amantas (que es una palabra que existe, porque la acabo de escribir). Así es, jóvenes, Josephine era una señora se Bi-en y se empotró con unas pocas señoras, entre ellas varias compañeras de escenario.
Y con Ada “Bricktop” Smith, una señora famosísima que tenía clubs de jazz. Y con Clara Smith, que era cantante de blues. Y con Colette, que era escritora y que ya mencionamos en el hilo de Natalie Clifford Barney.
(¿…escribiré algún hilo, algún día, en el que no meta el hocico Natalie Clifford Barney? Improbable.)
Total, que esto es un descontrol. Cantante, bailarina, la mujer mejor pagada de Europa, la primera mujer negra en aparecer en una película, primera estrella internacional, dueña de un guepardo, bisexual. ¿Qué más queréis, amijos? ¿Qué también fuera espía?
Pues también era espía.
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Josephine decidió que ella no podía quedarse sin hacer nada por Francia, que era el país que la había acogido y le había dado la fama. Y Josephine tenía cuatro elementos clave que la hacían La Mejor Espía del Mundo™.
Primero, era muy inteligente. Segundo, era famosa internacionalmente y tenía acceso a círculos altísimos de influencia. Tercero, el bando contrario no la podía comprar porque Josephine no lo estaba haciendo por dinero...
Y cuarto, estaba liada con el señor al que le tenía que pasar la información, así que era cero sospechoso que se reunieran cada dos por tres.
Así que se pasó la guerra acudiendo a embajadas y usando su fama y su carisma para conseguir información para la resistencia. Muchos de los diplomáticos con los que charlaba eran grandes fans suyos, lo que hacía más fácil conseguir información valiosa.
Cuando eran datos, los escribía en sus partituras para pasarlos por la frontera; cuando eran fotos o planos, se los enganchaba a la ropa interior. Que oye, es otra forma de joder a los nazis: pasando información de guerra con la ropa interior.
Recordad, niños: todas las formas de joder a los nazis están bien, con o sin ropa interior. Sentíos libres de innovar.
Al final tanto hizo Josephine por la causa, que durante la guerra la nombraron subteniente de las Fuerzas Aéreas femeninas, y tras la guerra la condecoraron con la Cruz de Guerra y la Legión de Honor.
Que digo yo, esto es pasarse ya, esto es ya abusar de ser guay y esta señora necesita parar.
Cantante, bailarina, la mujer mejor pagada de Europa, la primera mujer negra en aparecer en una película, primera estrella internacional, dueña de un guepardo, bisexual, espía y condecorada de guerra. Oiga, ¿qué más va ser esta señora? ¿Activista reconocida?
…tengo noticias para vosotros.
Pues sí, después de TODO ESTO, Josephine se retiró y regresó unos años a Estados Unidos, donde se dedicó a impulsar con su influencia y su dinero (que el dinero suena menos romántico, pero al final todo es caro) la lucha por los derechos civiles para las personas de raza negra.
Josephine fue, de hecho, la única mujer que habló al público en la Marcha sobre Washington en 1963, que alguno la indentificará mejor si os digo que es la marcha en la que Martin Luther King dio su ultrafamoso discurso de “Tengo un sueño”.
Tras el asesinato de Luther King se le ofreció el liderazgo simbólico del movimiento a Josephine, que lo rechazó para retirarse definitivamente y criar a sus doce hijos adoptivos.
Sí, habéis leído bien. Doce hijos adoptivos de diversas razas que ella llamaba su Tribu Arcoiris. Uno de ellos, Jean-Claude Baker, fue años más tarde su biógrafo más importante.
En 1975, con 68 añazos, Josephine se subió al escenario para celebrar sus cincuenta años en el mundo del espectáculo. El sitio se llenó hasta los topes, las entradas volaron y las primeras filas estaban llenas de gente del mundillo para rendirle homenaje.
Cuatro días más tarde sufrió una hemorragia en la cama y cayó en coma, cuando todavía disfrutaba de las reseñas de su última actuación y los regalos de sus admiradores. Dos días más tardes murió en el hospital. Su funeral se realizó con honores militares.
Y esta es la historia de Josephine Baker, amijos. Pionera, revolucionaria, cambiando el mundo a través de la inteligencia, la subversión y el escándalo, y dejando una huella profunda en la historia y, espero, en vuestros corazoncitos.
Y colorín colorado, este hilo carismático se ha acabado. Otro día os cuento la historia de la señora que heredó una fortuna totalmente absurda de grande y se la gastó toda en ayudar a otra gente.
Podéis leer este y otros hilos sobre #SeñorasQueSeEmpotraronHaceMucho en el mensaje que encabeza mi página de Twitter. Si os habéis reído o habéis aprendido algo nuevo, podéis ayudarme con un par de euros a través de Ko-Fi y os amo para siempre.
ko-fi.com/firecrackerx
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