En 1962, el escritor Anthony Burgess imaginó un futuro distópico en donde jóvenes de clases medias eran adictos a la ultraviolencia gratuita. Tenían su propios códigos y modismos en cuanto a vocabulario y no encontraban mayor placer que dirigir su furia contra alguien más débil. 
Para ellos la vida es un juego donde la única diversión es la atrocidad, y el único logro es el sometimiento del indefenso. No eran concientes de ningún tipo de contrato social y su capacidad empática era directamente nula.
Debido a una especie de sociopatía natural, Burgess planteaba que, además, eran incorregibles. Errores del sistema.
Esto lo tomé del muro de un amigo en Facebook (Fer) y la verdad que es un buen ejercicio repasar "La Naranja Mecánica" (la película del libro) de Stanley Kubrick el otro día, mientras veía las tendencias en Argentina por estas redes en las últimas semanas.
La conducta y los modos de Alex Lagarde y sus drugos (estos adolescentes) bien puede también compararse con los hechos de los #rugbiersasesinos aunque también es aplicable tranquilamente a los libertarios que hacen culto del individualismo o a los progres y su moral superior.
Es increíble como varias novelas y otros libros predijeron cosas que hoy son parte de nuestro caótico presente. A veces en vez de ir a buscar respuestas más adelante las tenemos que ir a buscar más atrás.
