#Hilo | Se ha dicho mucho sobre el control de la seguridad en Venezuela y la estabilización de su vida civil, una vez haya ocurrido un cambio político y se intente un retorno de la democracia. Junto a la crisis humanitaria, es el problema más serio que habrá que resolver.
El propio régimen ha propagado la versión que su caída desatará un caos. Si bien lo hace para subir el costo o inhibir acciones dirigidas a poner fin a la tiranía, no es menos cierto que los grupos criminales en el poder le han dado rienda suelta a la violencia en estas 2 décadas
El tema de la seguridad ciudadana siempre es complejo, inclusive en países sin los problemas que nosotros tenemos, así que no puede subestimarse ni simplificarse la solución. De hecho, no existe una solución única, esta habrá que verla en capas sucesivas de tiempo y espacio.
Habrá que partir primero de cómo se de el cambio político. Para la seguridad no es igual un cambio acordado con la FAN que otro que ocurra sin mucha concertación. En todo caso, el movimiento inicial tendrá que ir dirigido a garantizar la estabilidad del nuevo gobierno.
Luego será necesario reducir (y neutralizar) muchas amenazas que buscarán alterar la paz ciudadana. Esto va a requerir medidas especiales y un número importante de fuerzas policiales y militares leales al nuevo gobierno en las calles de todo el país.
En 2do término hay que recobrar los espacios tomados desde hace años por el crimen. Tiene que ser una retoma de la soberanía. Devolver los espacios a la ciudadanía y mantenerlos seguros. Esto va a tomar un poco más de tiempo y cada zona del país tendrá sus particularidades.
En mi opinión, Venezuela va a tener que quedar dividida temporalmente por una línea que separe el Norte del Sur que pase más o menos a la altura del Orinoco. Una será la realidad del río hacia arriba y otra del río hacia abajo. Lo del Sur será duro y requerirá apoyo internacional
En 3er lugar se debe abordar lo institucional. La recomposición de los cuerpos policiales, la revisión del sistema de justicia criminal, minimización de la impunidad, las encuestas de victimización y las políticas de prevención. Esto será apenas el inicio.
No podemos obviar que el país va a necesitar un mínimo de condiciones para asumir unas elecciones en relativa calma y sin la presión social de la violencia. No basta con cambiar el CNE, la libertad y el regreso de la democracia no serán posibles sin seguridad. Dios nos ayude!!
