Roberto Navarro anuncia que Alberto Fernández "subirá las retenciones a la soja un 3%".
El título está mal, querido Roberto. Debería decir: "Alberto Fernández reestablecerá un subsidio de Menem a las grandes cerealeras, como Cargill, Bunge, Dreyfus y Vicentín".
El título está mal, querido Roberto. Debería decir: "Alberto Fernández reestablecerá un subsidio de Menem a las grandes cerealeras, como Cargill, Bunge, Dreyfus y Vicentín".
Explico: A fin de año, a pedido de Alberto, el Congreso habilitó al Ejecutivo a llevar las retenciones a la soja del 30% actual al 33%. Esa es la suba de 3 puntos de la que habla Navarro y que el gobierno parece dispuesto a aplicar. Pero un detalle: es solo aplicable al grano.
¿Esto que quiere decir? Que ni las exportaciones de aceite de soja ni las de harina o pellets de soja sufrirán el incremento. Es decir, las exportaciones de poroto de soja tributarán 33%, pero las de sus derivados no lo harán y seguirán en 30%.
Si se cosechan 55 millones de toneladas de soja, la industria aceitera muele cerca de 45 millones (tiene capacidad para moler 70). Es decir que el grueso de las exportaciones de aceite y harina de soja (los subproductos de esa molienda) seguirán tributando la tasa actual.
Las exportaciones de poroto de soja son de unas 8/10 millones de toneladas. Así que es falso que la recaudación del Estado vaya a crecer. No es el fin que se busca el de recaudar, porque las cerealeras podrían exportar derivados a 30% y no grano a 33%.
Pero las retenciones que los exportadores no necesariamente pagarán, en cambio sí serán descontadas a todos los productores, que pasarán a recibir por su soja el precio internacional menos 33%. Es así: el tributo lo pagan los exportadores, pero se lo descuentan al productor.
Por eso no es un aumento de retenciones para recaudar más, sino un mecanismo para que los productores (que sufrirán un descuento de 33%) terminen subsidiando a la industria aceitera (que exportará la mayor cantidad de soja transformada al 30%).
Así que, querido Roberto Navarro, el título real debería ser que las grandes cerealeras (incluido el cuco de Vicentín) se beneficiarán comprando soja 3 puntos más barata y no necesariamente transferirán el dinero al Fisco. Mejor dicho, se quedarán con la mayor parte de esa plata.
Esto se conoce en la jerga del negocio como "diferencial histórico". Estuvo vigente desde 1991, con Cavallo y luego de la liquidación de la Junta de Granos, y permitió que las aceiteras montaran sus enormes fábricas financiadas con esta transferencia quitada a los productores.
Los liberales ultramontanos de Macri, con Etchevehere a la cabeza, lograron erradicar este subsidio "al valor agregado", como lo maquillan, en agosto de 2018. Desde entonces la industria aceitera despliega un intenso lobby para recuperarlo. Parece ser que Alberto se los dará.
Me dirán los que quieren tapar el sol con una mano: ¡está muy bien que el Estado promueva las exportaciones con valor agregado! Y yo les diré que si, que está bien, pero con plata del propio Estado (por ejemplo, con reintegros) y no con el dinero de otros.
Así que así son las cosas, querido Roberto. Lo que te disponés a defender a capa y espada es en realidad un subsidio de los productores (de todas las regiones, de todos los tamaños, incluso si usan su soja para sus gallinas) a las grandes multinacionales del negocio agrícola.
