La izquierda caviar siempre ha tenido la superioridad moral para tratar de explicar el mundo pero desde la supina ignorancia de desconocerlo.
Aquí el mito de la perrarina, desde una única revista de marketing de los años 90.
Aquí el mito de la perrarina, desde una única revista de marketing de los años 90.
Colofón: si, esa izquierda caviar que firmó en 1989 una carta de bienvenida a Fidel Castro, comenzó una campaña en todos los medios para afirmar la crisis producto del caracazo, incluso desde la exageración (producto de su desconexión con ese "pueblo" que dicen defender).
Preámbulo: la izquierda caviar (y en general el resto de la clase alta caraqueña) venía de sufrir la crisis del viernes negro de Lusinchi, se acabó el "ta barato dame dos", RECADI y los viajes a Miami, el caracazo reforzó la idea de un país quebrado ¿cómo sobrevivian los pobres?
Todo el mito viene desde la una revista especializada en marketing y publicidad, conocida como PRODUCTO (del grupo editorial producto, que lanza también la revista DINERO, si, muy conectados con el pueblo de a pie), en su número 87 de diciembre de 1990, página 110 lanzan esto: 
Todo se basa en dos únicas premisas (y al ser una revista de publicidad, algo de publicidad indirecta gratuita al grupo PROTINAL con el bodeguero sosteniendo con orgullo una caja de perrarina), según la perrarina se vendía mucho en el barrio y la declaración de un único testigo.
Según el artículo dicha caja de perrarina costaba 39 Bs y el kilogramo de carne, 50Bs, desconociendo que en ese mismo año el kg de arroz partido era 19Bs y las caraotas 22, incluso la pasta de trigo barata era sólo 15 Bs.
Nadie en su sano juicio come perrarina por sobre caraotas.
Nadie en su sano juicio come perrarina por sobre caraotas.
Según las propias estadísticas del Ministerio de Agricultura y Cría de 1990, las leguminosas y los tubérculos eran la mayor parte de la dieta Venezolana, que además, se autoabastecia de la producción nacional.
Con diferencia al Chavismo, que importan caraotas.
Con diferencia al Chavismo, que importan caraotas.
El caso es: un único artículo, entrevistando a un único bodeguero en el barrio Los Erasos (San Bernardino) se dió por sentado que los venezolanos pobres comían perrarina, desconociendo los teteros de arroz poli o agua de espaguetis, los espaguetis con caraotas, etc.
Lógica por descarte: ¿por qué alguien gastaría 40Bs en comprar perrarina cuándo podían comprar con eso 2kg de caraotas o uno de pasta y uno de caraotas?, se entiende la ignorancia desde la izquierda caviar, pero que las clases medias perpetúen la mentira es absurdo.
Nota jocosa: ¿recuerdan el otro mito auto-reforzado, de que las caraotas son fuente de hierro para fomentar su consumo?, hasta el dramaturgo Román Chalbaud habló de ello en su momento, la comida de los pobres le decían, ¿cómo comen algo más caro y nutritiva mente inferior?
Y así funcionan esas campañas, tal como las ahora llamadas Fake News, alguien mete un único artículo y de él se hacen eco innumerables veces para hacerlo parecer verdad, en la bruma del tiempo se pierde el autor, ya sólo queda la premisa, el pobre come perrarina.
¿Alguien fue testigo presencial?, yo vengo de barrio pobre, nunca llegamos a comprar perrarina y eso que llegamos a tener un perro (que comía las sobras de la casa), mujer aguerrida criando 5 niños porque el padre comunista caviar, con finca cafetera, los abandonó.
Asi funciona.
Asi funciona.
Y no es que el país no estuviera mal luego de Lusinchi, luego del caracazo y de las medidas de CAP, pero de allí a inventarse que los pobres comían perrarina (un producto costoso frente a otras alternativas), demuestra la desconexión de esta gente con el pueblo de a pie.
