Dashi, el restó de comida japonesa premium del que Rodolfo D’Onofrio es socio, hoy abre sus puertas con normalidad. Se ve que trabajadores gastronómicos a los que les desfilan decenas de clientes corren menos riesgo de contagio que veintidós jugadores en una cancha vacía.
Y está bien que esté abierto Dashi como otros restoranes porque no hay indicación de especialistas de que se deben cerrar locales de comida. Lo que sí muestra son los privilegios que existen en una sociedad. Los futbolistas no deberían estar por encima de nadie, pero lo están.
Sobre todo los futbolistas de Primera, mucho menos movilizados cuando se trata de defender derechos de los colegas que ganan menos. Quedó demostrado en los últimos conflictos gremiales. Recomiendo en este punto esto que escribió @hugohlamadrid: medium.com/@hugohlamadrid…
Confieso que ayer me comí la curva de la decisión de River. “Te precipitaste”, me dijo un colega. Lo que puede verse como una rebelión podría ser, en realidad, una decisión elitista y, sobre todo, oportunista. Escuchen a @JuanHerbella acá desde las 21.21.
radiocut.fm/radiostation/c…
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Un club debiera tener responsabilidad sobre el mensaje que da, cómo interactúa con una sociedad que tiene que tomar precauciones sin que se desborde. Sin histeria. Los futbolistas no debieran creerse por encima de lo que pasa con otros trabajadores. Pero sí, son privilegiados.
Queda muy bien pedir que se cierre todo, que no se juegue nada. Pero no se puede cerrar todo porque hay otras cosas en juego, por ejemplo una economía. Esa prevención sobreactuada puede destruirle la situación de miles de casas. Tenemos que cuidarnos, obvio, pero sin romper nada.
¿O se creen que todos pueden encerrarse en sus casas de Nordelta, bañándose en alcohol en gel y abasteciéndose en los supermercados que tienen ahí adentro y en donde sí se exponen trabajadores que no pueden darse el lujo de faltar?
El fútbol, ordenador del ocio, importa poquísimo en este caso. Va a ser inevitable suspenderlo como otros asuntos. Pero que se jueguen partidos, aún sin público, tiene un sentido social, cierta imagen de hay que cosas allá afuera que siguen funcionando. Una noción de normalidad.
Es evidente que se irá a la suspensión, pero todo es gradual para no generar pánico. Quizá lo que demuestre este episodio es que algunos sobreactúan ética y, en realidad, están jugando otro partido, una pulseada de poder. Y que otros piensan que están por encima de la sociedad.
