De la despedida de soltero volvimos muy tarde y conseguimos lo que pretendíamos: campo libre. Las damas se habían retirado a descansar. La casa de los guardeses estaba cerrada a cal y canto con un letrero que decía: "La Lujuria mata al Amor, la penitencia lo revive" Va hilo 👇
No hacía falta llamar al CSI para deducir que aquel cartel era obra de tita Carmen, y no sólo intelectual, sino materialmente. Tenía móvil, capacidad y tiempo para perpetrarlo. Además, quienes la conocemos sabíamos que era capaz aunque no se puede acusar a tontas y a locas.
Pero un primer análisis la señalaba: esa cuidada caligrafía y su inimitable letra picuda la delataban. La tinta azul mares del sur de su estilográfica es rara y además de estar escrito en una de sus elegantes cuartillas membretadas, lo había firmado con nombre, apellidos y DNI.
No les voy a negar que nos dio mucha pena tío Willy. Dormido, con las gafas de sol todavía puestas y hecho un ovillito en el asiento trasero del auto. No íbamos a abandonarlo a su suerte. Ya era un camarada y un Fitz-Edwards no abandona a un camarada en mitad de la campiña.
Lo miramos con ternura. Con mimo,lo subimos a la carretilla del jardinero y nos lo llevamos para la casa.Mi padre, para amenizar el momento se arrancó con una romanza de "La rosa del azafrán". Esa que dice: "Bisturí, Bisturí, se quería casar y quería vivir a la orilla del mar..."
Tío Fernando, que no es de mucho beber pero, a instancias de mi padre -tú bebe tranquilo, que Jacobo conduce-, había terminado con las existencias de whisky del restaurante, se tambaleaba al ritmo de la zarzuela e intentaba llevar el compás haciendo palmas. Willy roncaba feliz.
Entre el traqueteo de la carretilla, los ronquidos de tío Willy, mi padre en plan Pedro Lavirgen y las palmas de tío Fernando, los perros que tiene Paco el capataz, que vive a más de diez minutos, empezaron a ladrar y revolucionaron a las gallinas. Menudo revuelo se organizó.
Pero como siempre y estoy seguro de que nunca llegaré a entenderlo, mi madre y tita Carmen siguieron durmiendo. Me resulta inefable la profundidad abisal de su sueño. Ni una Guerra Mundial Atómica sería capaz de despertarlas. Desde niño las he visto dormirse en la Feria cada año.
Dejé a Willy en el patio camuflado entre geranios y aspidistras y bajo la vigilancia de mi padre mientras subía a tío Fernando. No me costó mucho acostarlo porque se quedó dormido en mitad del pasillo mientras abría su puerta. Pero bien que pesa lo suyo, tan delgadito que se ve.
Cuando bajé, mi padre se había servido un gintonic y estaba encendiéndose uno de sus habituales lanceros mientras picoteaba unas almedrillas fritas, sentado junto a la fuente.
-Papá, son las más de dos de la madrugada.
-Temprano.¿O quieres que me acueste a la hora de un colegial?
-Los colegiales deben llevar tres o cuatro horas durmiendo
-Vaya pandilla de vagos. Así va España. Si están todo el día durmiendo, ¿cuándo estudian?
-No sé
-¿Dónde piensas acostar al Casanova de la Calle Larios?
-En el dormitorio que hay junto al desván.Ahí nunca sube tita Carmen
-Igual lo malinterpeta,Nene. Aquello está lleno de cosas viejas
-De verdad qué...
-¿Y cómo lo vas a subir? Está catatónico. Ni siente ni padece
-Ya veré papá
-¿Y si te traes la polea del gallinero, la atamos al gancho del alero y lo subimos en la carretilla?
-Pues no es mala idea
Me fui a por la polea, subí a la última planta, la ajusté al gancho del alero y lancé la soga a la calle. Mientras bajaba, mi padre se había hecho con un arnés de algún trabajador y me recomendó que se lo pusiera a Willy.
-Así no tienes que cargar con él y con la carretilla, Nene
Me lo decía con su gintonic en la mano, el puro humeando y comiendo almendrillas. Reconozco que ver a Willy, un señor de 94 años dormido como un tronco y colgando de una polea no resulta muy edificante, pero peor iba a ser dejarlo dormido entre las macetas o incluso en la calle.
Una vez asegurada la carga subí al dormitorio en el que iba a acomodarle, abrí la ventana y empecé a subirlo. Mi padre me jaleaba como si fuera el timonel y yo un remero de la regata entre Oxford y Cambridge y gritaba hurra cada vez que tío Willy subía un palmo o dos del suelo.
El izado de tío Willy resultó más complejo de lo esperado. Una leve brisa lo separaba de la vertical y el balanceo hacía que se golpeara contra la hiedra y rebotara. Poco después, se le enganchó un pie en una rama. Entonces,mi padre silbó y gritó en silencio:
-Suelta cuerda, Nene
Así que lo dejé caer un poco y volvimos al "uno, dos; uno, dos; ese es mi hijo" que decía mi padre entre sorbo de gintonic y bocanada de habano. De pronto, un fogonazo de luz inundó la oscura noche de la campiña y oí a mi padre gritar bajito:
-Suelta cuerda, Nene, tu tía, tu tía
Solté tanta cuerda que el pobre tío Willy se fue al suelo y despertó de golpe. En ese estado de excitación lo primero que vio fue a mi padre pegado a la pared bajo la cornisa, echando humo como una locomotora y ordenándole callar con el puro en la boca y un dedo sobre los labios.
El pobre se tragó el grito que le salía de lo más profundo cuando vio la cabeza de tita Carmen asomar por la ventana de su alcoba y mascullar mientras oteaba el horizonte:
-Más de las dos y en la calle. Menudo Enrique octavo está hecho. Este papafrita no sabe quién soy yo...
Yo, reconozco que me tiré al suelo como si nos fuera a ametrallar una escuadrilla de la Luftwaffe. Qué media hora más larga pasamos hasta que oímos un ronquidito de tita Carmen y concluimos a través de mensajes de whatsapp que podíamos reiniciar la "Operación Montgolfier".
Con pulso y mucho cuidado fui izando de nuevo a tío Willy. Como ya estaba despierto y era consciente de su situación, se movía sin querer en el arnés y se balanceaba. Mi padre me indicaba por whatsapp: "sube, lento, izquierda, derecha, cuidado"... Y llegó el momento crucial.
Hasta que se asomó a su ventana no nos habíamos percatado de que la ruta de subida pasaba justo por delante de la Torre de Vigilancia de la SS Tita Carmen Panzer Divisionen. Así que paramos, aseguré la cuerda y descansamos un momento para afrontar el punto álgido de la misión.
Sólo se oía la respiración temblorosa de Willy bajo la cornisa. Les juro que yo sudaba, Willy temblaba y mi padre se fue a servirse otro gintonic porque "yo, sin mi gintonic no lidero igual, Nene". Y de pronto, lo veo junto a tío Fernando. Cada uno con su copa y hablando bajito.
-Es que tío Fernando tenía la boca seca y ha bajado a por agua
-Eso no es agua. ¿O le ponéis limón al agua?
-No
-A tu salud, sobrino
Bebe y se pone a hacer fotos. Los flashes parecían relámpagos. Y otra vez, tita Carmen que se levanta y otea.
-Casi las tres. Lo voy a estrangular
Al pobre Willy le castañeteaban los dientes. Mi padre volvió a su escondite, pegado a la pared. Tío Fernando, de los nervios, le dio a algún botón de la cámara y esta se puso a disparar fotografías y cada una era un flashazo. Así que metió la cámara en un seto y se tiró al suelo.
A eso de las tres y cuarto culminamos el izado de tío Willy. Después, entre mi padre y yo -el dirigiendo y yo maniobrando-, y no sin dificultades, conseguimos meterlo en la habitación y, por fin, acomodarlo en la cama. Parecía un pajarillo el pobre, temblaba de miedo y frío.
Tío Fernando se había vuelto a la cama. No podía con su vida. Entre los gintonics y el miedo escénico se había derrumbado. Mi padre se despidió de mí con un «Nene: los Fitz-Edwards somos invencibles. Y una vez más lo hemos demostrado». Caí en la cama como un fardo. Agotado.
En fin, que tras arduos esfuerzos, fuimos capaces de superar los controles. Lo peor es que me he tenido que levantar a las ocho para sacarlo de allí y que tita Carmen y su escolta lo encontraran sentadito en el patio, penitenciado y compungido a la vuelta de su paseo matinal.
Tita Carmen lo ha perdonado pero le ha aplazado el cumplimiento de condena para después de la boda o del viaje de novios. Eso “o” es una moratoria. Algo es algo. Y que nochecita toledana la que hemos pasado, oigan.
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Ayer tuvimos un día más o menos normal. Bien es cierto que mi padre y tío Fernando no se levantaron hasta casi las dos y después de almorzar se echaron la siesta. Y es que el viernes nos acostamos muy tarde tras la ajetreada despedida de soltero de tío Willy en Málaga. Va hilo 👇
No es que yo estuviera todo el día cazcaleando por Las Golondrinas. Entre el cansancio y la imaginaria que me tocó hacer para dejar a tío Willy en perfecto estado de revista sobre las nueve que es cuando mi madre y tita Carmen vuelven del paseo, necesité una siesta de tres horas.
Así que el pobre, sentado en una butaca del patio, sufrió primero el ninguneo,después el desprecio y al fin, un juicio sumarísimo que careció de toda garantía procesal. No sólo no se le proporcionó defensor, sino que juez, fiscal y jurado coincidieron en la persona de tita Carmen
Anoche lo decidimos. Bueno, lo decidió mi padre. Llamó a tío Fernando que está solito en Córdoba, lo invitó a la boda y le dijo a tita Carmen que nos íbamos a llevar a Willy para celebrarle una despedida de soltero como Dios manda y que no se preocupara que pagaba yo. Va hilo👇
Lo de que venga tío Fernando le hizo mucha ilusión a tita Carmen. Más que nada porque es un fotógrafo excepcional, además de haber dedicado su vida al diseño gráfico. Vamos, un artista. Y así le sale el reportaje gratis. Con razón me va a dejar una herencia sustanciosa. No gasta.
-Luis, nada de starletes, ni pinup girls saliendo de una tarta, ni cupletistas cantando coplas con poses flamígeras y sicalípticas. Que Fernandito siempre ha conocido a muchas artistas.
-Carmencita, que mi Luis nunca ha sido como tío Ramón.
-Pues vio «La blanca doble».
-Eso sí.
A raíz de mi comentario a un exquisito tuit de la elegantísima @Vani13C sobre el delirante atuendo con el que una bellísima actriz española se ha paseado por el Festival de San Sebastián, recordé la anécdota de tío Ramón y la esposa del agregado militar sueco en Lisboa. Va hilo👇
El atavío de la joven me recordaba al de quien sale huyendo de la alcoba de su amante saltando por la ventana porque la esposa viene al trote por el pasillo, armada con una carabina de caza y es campeona de España de tiro al plato. Sólo que con tío Ramón el cornudo era el marido.
Como les comenté en alguna ocasión, el advenimiento de la II República provocó una auténtica debacle en la familia de mi abuela María del Carmen. El bisabuelo Pepote falleció unos meses antes y la bisabuela Isabel decidió morirse al ver que aquello no parecía posible revertirlo.
Hace unos días les conté que estamos haciendo mascarillas para las figuritas del Belén. A raíz de ello, nuestro amigo @tenisgon apuntó la posibilidad de que los Reyes Magos acabaran confinados y yo recordé lo que aconteció a mi ahijado Juanito son SS. MM. de Oriente. Va hilo.👇
De sobra saben que no soy yo de contar la vida de nadie y menos de mi familia o de mis amigos más cercanos. Juanito es hijo de Chimo y Anita. Pero como hubo quien, como don @Antonio60711397, se sumó al interés por conocer la anécdota, tendré una vez más que claudicar y contarla.
Pues imaginen la situación. Juanito fue el primer nieto, en el caso de la familia de Chimo porque él es hijo único y en el de Anita porque tocó. Y además, es mi primer ahijado de muchos. Y todo el mundo como loco con el niño que además, era y es muy simpático. Las cosas como son.
Pues resulta que me he puesto a buscar #Franco en mi Enciclopedia y he encontrado que casi todos los países tienen uno. Existen todos estos:
Franco CFA de África Occidental
Franco CFA de África Central
Franco CFP
Franco comorano
Franco congoleño
Franco de Burundi
Sigue... 👇
Franco de Polinesia Francesa
Franco guineano
Franco ruandés
Franco suizo
Franco yibutiano
Franco argelino
Franco belga
Franco camboyano
Franco de Appenzell
Franco de Argovia
Franco de Basilea
Franco de Berna
Franco de Friburgo
Franco de Ginebra
Franco de Glaris
Sigue... 👇
Franco de Grisones
Sigue...
Franco de Katanga
Franco de Korçë
Franco de los Urales
Franco de Lucca
Franco de Lucerna
Franco de ocupación estadounidense
Franco de Ruanda-Urundi
Franco de Saint Pierre y Miquelon
Franco de San Galo
Franco de Schaffhausen
Franco de Schwyz
Sigue...👇
Septiembre siempre me hace recordar mis días escolares. Mi primera caja de lápices Alpino que cayó hecha virutas gracias al sacapuntas de manivela que, junto a aquellos, me regaló mi padre. Mi babero, con las iniciales bordadas por las monjitas, regalo de tía Adelita Va hilo. 👇
Y no sé si les pasa igual a ustedes, pero para mí son recuerdos felicísimos. La ilusión del primer día de clase. El bullicio del patio del colegio tan distinto de la tranquilidad de nuestro patio de geranios, cintas y aspidistras. De pronto, te adentras en un mundo desconocido
Siempre recordaré mi primer encuentro con Pancho en el patio de los Maristas. Era el primer día de clase. Me habían acompañado mis padres y mis abuelos hasta la puerta. Yo llegaba nervioso. Nervioso y emocionado. Tío Ramón me había contado lo divertido que podía ser el colegio.