Thread by @leogarciamx

Negar el pasado, querer reescribir la historia con afán de borrar lo que les resulta convenientemente incomodo, es una forma de autoaversión, pero también un rasgo indudable de un afán autoritario y tiránico.

La historia, narrativa de la larga sucesión de hechos que nos tiene hoy aquí y en la circunstancia actual, no se puede borrar ni se debe reescribir. Es cierto también que la narrativa que sustenta eso que conocemos y aprendemos como historia, la crean, "la escriben los ganadores"

Sí no fuera así no se podrían justificar sus acciones ni llamarles logros, pero que tampoco significa que sean tales realmente. La complejidad social de un país como México, y del mundo en general, pide pensar más allá que solo ponerla en términos absolutos.

Pero es también por eso que los afanes de reescribirla son deleznables por donde quiera que se les miren.

¿Reescribir la historia según quién y para qué? ¿Por las colonizaciones? ¿Por las masacres que hubieron para ejercer esa conquista, esa colonización? Eso no se borra.

Las masacres, los saqueos, la imposición de una cultura en otra, se tiene que entender, aprender y valorar, para que de ello se saque el conocimiento necesario en el presente y pensar a FUTURO.

¡Carajo afán de """existir""" desde el retrovisor!

Somos, hoy, el resultado de esa larga sucesión de hechos, que incluye también todo lo que trajeron de provechoso para el enriquecimiento de la cultura.

Esta parte es la que suele ser puesta en posturas ridículamente reduccionistas, simplistas y sobre todo en falsos dilemas.

La identidad de lo que somos hoy, en todos los niveles, desde lo individual, lo colectivo, pasando por la familia y hasta llegar al país, tiene las cualidades y defectos de esa sucesión de echos acumulados, donde cada nuevo individuo en cada nueva generación ha aportado algo.

Los contextos sociales que había hace 500 años no son ni de cerca parecidos a los que hay hoy día. Sin embargo, esto tiene más el afán de alimentar el resentimiento en una figura retorica, generando aversión y apelando a una idea falsa de lo que es la identidad.

Sustentando además un concepto dañino de patriotismo y nacionalismo. Este afán de "reescribir la historia" habla más de quienes lo promueven, que de contra quienes lo están promoviendo. Esto si es la semilla del verdadero FASCISMO.

Por eso es imprescindible repeler cualquier intento, aunque sea de intensión, de lo que sea que implique "reescribir" la historia. Eso NO es posible. La historia sólo se podrá reescribir adosándole adjetivos y denuestos, que surgen desde las ideas maniqueas del momento presente.

Lo que además entonces sirve para generar un marco de referencia que sea aún menos objetivo, aun menos imparcial, y que lleve a inclinar la percepción de manera favorable según quién quiera reescribir esa historia.

Reescribir la historia hoy, en México, es denostar a unos para justificar a otros, que no fueron menos infaustos y de los que también tienen su lugar en la historia, pero que por la simpatía ACTUAL sea donde convenga sustentar la narrativa.

Es la forma de justificar una narrativa donde, ejemplo, los males empezaron con los colonizadores, pero hacer de héroes a homofobos asesinos a sangre fría, responsables de actos no lejanos a genocidios con sus respectivos campos de concentración. Aunque lo llamen de otras formas.

Y ojo, cuidado. Por acá tenemos también a un señor cuyo único y mejor propósito, es merecer un lugar en la historia, no importa cuantos muertos le cueste lograrlo.