Thread by @hectoralexx

La organización llamada "Sí por México" no es nueva.

Tampoco sus dirigentes representan algo distinto u original.

Algunos son verdaderos impresentables.

Son pinochetismo a la mexicana.

A continuación expongo la argumentación.

(Hilo)

Ayer hice público que el emblema de esa organización se parecía mucho al que el genocida Augusto Pinochet usó para promoverse en el plebiscito de 1989.

Expondré ahora elementos históricos que hacen coincidir a ese membrete de las derechas mexicanas con el pinochetismo.

En la historia de los siglos XX y XXI en América Latina, han habido alrededor de 105 golpes de Estado (Roitman, 2013).

De ellos, sólo dos excepciones (Perú y Panamá en 1968) fueron de tinte progresista.

La abrumadora mayoría fue perpetrada por las derechas y el anticomunismo.

La derecha en América Latina tiene un innegable sector golpista y antidemocrático que sigue vigente.

Las dictaduras de Pinochet y Videla, en Chile y Argentina, por el número de muertos, vejados y desaparecidos, son los dos casos más nítidos de ese tipo de derecha.

El advenimiento de la tercera ola de la democracia y el fin de las dictaduras militares en América Latina no significaron el cese de esa pulsión golpista añeja de muchas derechas en la región, que se han ensañado contra gobiernos de mayor o menor perfil reformista o popular.

Hoy, los derrocamientos o bloqueos espurios contra presidentes legítimamente electos ya no se dan de manera militar y abierta.

Son más sutiles y hacen uso de abusos legislativos, judiciales o invenciones de procesos penales injustos.

Y no dejan de ser golpismo antidemocrático.

De ese modo, todos los gobernantes del llamado "giro a la izquierda" en AL han enfrentado este tipo de trampas, chicanas y desplazamientos golpistas.

Los ejemplos más claros son el derrocamiento legislativo de Dilma en Brasil (2016) o de Manuel Zelaya en Honduras (2008).

También padecieron ello Fernando Lugo en Paraguay (2012) o Evo Morales (2019).

En el mismo tenor, han habido acusaciones injustas, de tinte electoral y no jurídico, contra Lula, Rafael Correa o Cristina Fernández.

Todos los políticos de izquierdas son susceptibles de recibir críticas y sus adversarios tienen derecho a oponérseles como gusten, dentro de la ley.

Pero no tienen derecho a ejercer esa oposición violentando los resultados de las urnas o interrumpiendo mandatos legítimos.

Y eso es lo que cierta derecha sigue haciendo aún en América Latina, al mantener vivo ese intolerable perfil golpista.

México no tuvo la experiencia de una dictadura milita en la segunda mitad del Siglo XX.

Pero no ha sido ajeno a estas asonadas antidemocráticas.

Y ambas han sido perpetradas por las derechas en contra de las izquierdas.

La primera fue el fraude electoral contra Cuauhtémoc Cárdenas en 1988.

La segunda fue el desafuero y fraude contra AMLO en 2004-2006.

Ambas fueron una especie de golpe de estado "preventivo".

Esas acciones significaron regresiones antidemocráticas, pues al igual que los golpes de Estado, fueron un pisoteo contra la clave fundamental de toda democracia: el respeto al proceso comicial y a la voluntad ciudadana depositada en las urnas y a la duración del mandato.

Ambos fraudes fueron ejemplos precisos de los llamados "golpes blandos".

El desafuero de AMLO en 2004 significó una verdadera asonada contra la legitimidad electoral.

El fraude de 2006 fue la culminación de esa trampa.

Los principales perpetradores y agoreros del desafuero de AMLO en 2004 hoy son parte fundamental de la nómina que da vida a ese grupo de "Sí por México".

No son ciudadanos inicuos e inmaculados. Son personajes que han ostentado cargos públicos o han sido cercanos al poder.

-Claudio X. González, cuyo padre fue asesor de Salinas, y uno de los pocos mexicanos miserables que se atrevió a secundar la Guerra de Bush en Irak en 2003, lleva años hostigando al movimiento que AMLO encabeza y colaboró con propaganda sucia e ilegal en 2006.

-Amparo Casar, empleada de X. González, fue parte de la Secretaría de Gobernación foxista, que perpetró el desafuero y fraude contra AMLO en 2004-2006.

-Vicente Fox, quien ayer se sumó a Sí por México, es el gran responsable de esa regresión autoritaria.

-Gabriel Quadri, candidato en 2012 a la presidencia por el partido gordillista Nueva Alianza, y escupidor de tiempo completo contra el actual presidente y lanzador de invectivas racistas contra el sureste mexicano.

-Gustavo de Hoyos, dirigente empresarial vinculado al PAN.

-Beatriz Pagés, política de alma priista, quien fuera cercana al hampón y fraudulento Roberto Madrazo, a quien le debe una diputación en 2006.

-Ricardo Pascoe, reminiscencia del PRD que hace apenas cuatro días alabó a la secta golpista de FRENAAA.

-Claudia Ramírez, actriz que aúpa un discurso propio del siglo XIX -apelando a las "razas humanas"-, y se la vive insultando -no criticando- a los votantes de AMLO.

-Luis Asali, promotor febril de amparos a favor del corruptérrimo aeropuerto de Texcoco.

-Un tal "Franky", vocero de una de las reminiscencias de la secta de porros y oportunistas que hoy quedan en el PRD.

Además, presumen ser "más de 400 organizaciones civiles".

Eso es una tomada de pelo. Lo único que hacen es replicar membretes para aparentar ser "muchos".

Por ejemplo, en su página oficial, despliegan a las supuestas 400 organizaciones que conforman a Sí por México.

El membrete de la Coparmex, con sus versiones estatales y locales, se repite 48 veces, como se puede ver aquí:

sipormexico.org/organizaciones

Por otro lado, abundan en esas organizaciones los resabios del fascista "Frente Nacional por la Familia", engendro homofóbico y misógino nacido en 2016 cuyo único fin es oponerse a los derechos reproductivos y a las libertades sexuales.

Nota curiosa: así como el logo de Sí por México es copia del de Pinochet, uno de los pilares de "Sí por México", que es el "Frente Nacional por la Familia", le copió el nombre al partido fascista francés de Jean Le Pen: "Front National".

(La derecha ni creativa sabe ser)

En suma, ese grupo no es más que los remanentes ruidosos de esa cosa irrelevante que se llamó Futuro 21, adherida a organizaciones de la extrema derecha y a políticos profesionales en decadencia, cercanos al PAN y a Nueva Alianza o el PRI.

Nada nuevo hay ahí.

Por lo demás, muchos de la nómina de Sí por México son personajes que YA DETENTARON EL PODER PÚBLICO, con pésimos resultados (como Fox o Casar), o han estado cerca de gobernantes de antaño, como X. González o las reminiscencias perredistas.

Y, lo que es grave, esos personajes, cuando ostentaron ese poder, abundaron en el hostigamiento ilegítimo y antidemocrático contra López Obrador.

Así que no son ninguna autoridad moral para hablar de respeto a la democracia liberal, pues ya la han mancillado en el pasado.

No hay gran currículum demócrata en los líderes del Sí por México, y, en cambio, sí hay cercanías sospechosas con engendros abiertamente intolerantes, fascistoides y golpistas, como el Frente por la Familia y FRENAAA.

Al igual que la extrema derecha, cuya epítome es el pinochetismo, la agenda de estos personajes contiene afrentas a los derechos humanos -como sus ínfulas homofóbicas-, y en otros tiempos han faltado al respeto a las reglas básicas de la competencia democrática.

Son además, cercanos a los partido de siempre y al discurso amlofóbico de siempre.

Tienen, por supuesto, derecho a existir y a decir cuanta tontera se les dé la gana.

Pero no les permitiremos repetir las chicanas antidemocráticas que ya hicieron en el pasado reciente.

Y también los exhibiremos como lo que son: políticos oxidados del viejo régimen y traficantes de influencias de escasa vocación democrática, cuyos valores retardatarios y partidos corrompidos fueron desplazados a en buena lid en 2018.