Es difícil celebrar a Biden, cierto. Un hombre tan gris que sus tres méritos para ganar fueron Barak Obama, su decencia, y tener enfrente a un energúmeno en Donald Trump.
El tema de la decencia de él se exhibe en contrasentido de las absurdas campañas de desinformación.
Es uno de los principios básicos del troleo propagandista: destruye las virtudes, reales o de percepción, del objetivo. Y ataca ad delirium a sus aliados.
Por meses a partir de fotos fuera de contexto y manipulaciones de información, pusieron un gran esfuerzo en presentarlo como un pederasta.
Increíble. Para esas mentes cuenta y vale más una cuenta anónima de redes sociales y pseudomedios alternativos.
Los talibanatos vienen en tantos cultos, credos, fes y colores.....
Uno en especial olvida, o selectivamente omite, uno de sus puntos esenciales: al Cesar, lo que es del Cesar.
Ejercer la profesión de una fe, participar de un culto religioso, rendirse a la creencia de una divinidad, ni de chiste debería ser un atributo para evaluar a un político y mucho menos para aceptarlo como una cualidad para ejercer simpatía por él.
Y viceversa, el ejercicio de una fe, de un culto, el que sea, no se pelea con tener una opinión política; el ejercicio de la creencia en una divinidad y opinar al respecto, no es motivo de exclusión de la vida política. Pero es cierto, la religión NO debe ser poder político.
El problema de la desinformación no es tan simple. Una y tantas veces como sea necesario repetirlo, no solo es mentir. Basta inducir en la audiencia una narrativa que crean por iniciativa propia, aunque no sea verdad, aunque no sea real.
Esa narrativa lleva como eje un mensaje simple, fácilmente asimilable, que no necesita apenas ser razonado sino que se acepta como válido simplemente por ir en concordancia con la audiencia objetivo que lo asimila, casi siempre, desde sus filias y sus fobias.
Cuando el mensaje llega, la audiencia lo replica sin detenerse a pensar, sin detenerse a considerar la veracidad o no. Porque además, esa responsabilidad suele conferirsele al emisor a partir de la afinidad que se le tenga.
La desinformación que ya corre es apenas el calentamiento.
Lo que viene será de locos. Digo, si ya se tragaron bulos nacidos del pizzagate y similares, y qanon tiene su primera seguidora que ganó un puesto, no es para menos lo que venga.
Esas narrativas, tan básicas pero tan efectivas. Incontenibles.
La desinformación no necesita mentir. Basta inducir en la conversación narrativas que vayan de acuerdo a las aversiones, filias y fobias de la audiencia, para que se acepten sin cuestionarlas.
Bastan las dudas, las suspicacias, las fotos fuera de contexto, los vídeos editados, los audios manipulados, los rumores, y ya ni se diga de los dichos de supuestos expertos. La audiencia los acepará porque irán acorde a sus propios códigos existentes.
Interesante. Ese raro embrujo de la popularidad de las cuentas, que algunos confunden con autoridad, pero que no es más que el inflado de egos, que en el fondo, ni siquiera significa realmente que sigan realmente el objetivo que dicen seguir. Curious & Curiouser.
No todo quienes se digan sus aliados lo realmente lo hacen ni persiguen los mismos objetivos que usted.
Que se oiga fuerte y claro: no sacrifique ni pierda un último rincón de VERDADERA LIBERTAD.
Sí a usted, aquí, en algo tan aparentemente trivial como una RRSS le condicionan el follow, sépalo con absoluta certeza:
Lo están sometiendo.
Lo están usando para construir el ego.
Esta usted siendo usado.
Sí usted cede, será parte de un tribu que después le exigirá su lealtad.
El eterno refugio del plural mayestático. Todos son él, él es todos, no hay nadie más. ¿A alguien puede sorprender una periodista de formación con algo de experiencia, nomas experiencia, en temas de seguridad, como secretaria de seguridad?
Palabra clave "lealtad a ciegas"
No importan los nombres. No importan los curriculum. No importa la experiencia. No importa la formación. No importa la capacidad. Es más, probado esta que ni siquiera importa que realmente sean o no corruptos probados.
Importa la lealtad incondicional, a ciegas. Alias, sumisión.
Todos y cada uno. TODOS. Los """""""cargos""""""" en este remedo de malgobierno no son otra cosa que caras, nombres, voces, que hacen de comparsa para vestir una sola, única, y total voluntad: