A lo largo de las semanas, meses, previos se supo de problemas y riesgos de vulneración a los sistemas, pero ninguno se concretó, se previó y se lograron contener.
Que interesante rollo con el check-in por QR que se va a imponer en la CDMX el 18 de noviembre.
Lo mas. Es un panóptico tuerto.
Lo menos. Esta muy jodido saber quienes están en la agencia digital.
Lo mñe. Es más ruido y posiblemente pánico infundado.
Empezando que, para variar, están comunicando pésimo.
Una perorata larga y complicada, pero que solo sobresale y se entiende: "¿tienes negocio? Es tu obligación. Es tu bronca. Y tu y sólo tu, negocio, llevarás gastos, costos, penalizaciones, etc".
Lo que la autoridad dice es que solo estarán recolectando los números de teléfono, y por supuesto, eso deberá tener una referencia de ubicación A FUE R ZA para funcionar. Sí no georeferenciado, pero si con alguna forma de etiquetado.
Será que una de las cosas que vendrán con la casi segura próxima salida de Trump es que las campañas de desinformación aumentarán su virulencia, su violencia, tenderán a una polarización aun mayor. Si, aun mayor. Se puede.
Hoy día buena parte de la audiencia, simpatice o no con Trump, esta convencida que BLM son casi un grupo de terrorismo domestico, equiparable a sus contrapartes como los Proud Boys y los Boogaloo. Ambos en extremos de la segregación racial.
También la audiencia da por hecho que todo esto se resume y se reduce a progres y wokes, para sobresimplificar luchas sociales muy válidas, pero, cierto, llevadas al extremo de la intolerancia. La nueva tiranía de la corrección social.
Es difícil celebrar a Biden, cierto. Un hombre tan gris que sus tres méritos para ganar fueron Barak Obama, su decencia, y tener enfrente a un energúmeno en Donald Trump.
El tema de la decencia de él se exhibe en contrasentido de las absurdas campañas de desinformación.
Es uno de los principios básicos del troleo propagandista: destruye las virtudes, reales o de percepción, del objetivo. Y ataca ad delirium a sus aliados.
Por meses a partir de fotos fuera de contexto y manipulaciones de información, pusieron un gran esfuerzo en presentarlo como un pederasta.
Increíble. Para esas mentes cuenta y vale más una cuenta anónima de redes sociales y pseudomedios alternativos.
Los talibanatos vienen en tantos cultos, credos, fes y colores.....
Uno en especial olvida, o selectivamente omite, uno de sus puntos esenciales: al Cesar, lo que es del Cesar.
Ejercer la profesión de una fe, participar de un culto religioso, rendirse a la creencia de una divinidad, ni de chiste debería ser un atributo para evaluar a un político y mucho menos para aceptarlo como una cualidad para ejercer simpatía por él.
Y viceversa, el ejercicio de una fe, de un culto, el que sea, no se pelea con tener una opinión política; el ejercicio de la creencia en una divinidad y opinar al respecto, no es motivo de exclusión de la vida política. Pero es cierto, la religión NO debe ser poder político.
El problema de la desinformación no es tan simple. Una y tantas veces como sea necesario repetirlo, no solo es mentir. Basta inducir en la audiencia una narrativa que crean por iniciativa propia, aunque no sea verdad, aunque no sea real.
Esa narrativa lleva como eje un mensaje simple, fácilmente asimilable, que no necesita apenas ser razonado sino que se acepta como válido simplemente por ir en concordancia con la audiencia objetivo que lo asimila, casi siempre, desde sus filias y sus fobias.
Cuando el mensaje llega, la audiencia lo replica sin detenerse a pensar, sin detenerse a considerar la veracidad o no. Porque además, esa responsabilidad suele conferirsele al emisor a partir de la afinidad que se le tenga.