#TalDiaComoHoy pero de 1594, fallecía el hombre que formó nuestra mirada cartográfica.
Un hombre cuya obra es el origen de cómo miramos los mapas. De cómo miramos el mundo.
Hablemos de Gerard Kremer.
O, como es más conocido, Gerardus Mercator (1512-1594).
Vamos allá 🗺️⬇️
Esta historia empieza en un pueblito belga cerca de Amberes, situado en la boca del río Rupel, del cual toma su nombre: Rupelmonde.
Un pueblo pequeño, sin un gran protagonismo.
En la actualidad, Rupelmonde, de unos 3.000 habitantes, luce así:
Pero viajemos atrás en el tiempo, a una época en la que el pueblo debía ser algo parecido a esto:
Aquí nació, el 5 de marzo de 1512, el protagonista de esta historia.
El responsable de que entendamos los mapamundis tal como los entendemos.
El responsable de gran parte de nuestra educación geográfica, sin ir más lejos.
El pequeño Geerd (o Gerard) era el sexto hijo de una familia sumida en la pobreza. Su padre, Hubert, trabajaba de zapatero y apenas podía dar de comer a su familia.
Procedentes de Gangelt (Alemania), acababan de llegar a Rupelmonde, donde aún vivía el tío de Hubert, Gisbert.
Si bien no estaba forrado, Gisbert Kremer vivía cómodamente y era un personaje respetado en la comunidad.
Era capellán del hospicio de St Johann en Rupelmonde, y le consiguió a la familia de su sobrino una pequeña y humilde casa donde podrían vivir.
Y fue ahí, bajo los sencillos techos de su sencilla casita prestada, donde nació el hombre que revolucionaría la cartografía.
El que educaría nuestra mirada geográfica durante siglos.
Aquí tenemos una estatua de nuestro amigo en su pueblo natal.
A ver, no está demasiado claro cómo fueron los primeros años de vida de Gerard. Algunos dicen que su familia regresó a Gangelt, volviendo de nuevo a Rupelmonde cuando Gerard tenía seis años.
Otros dicen que se quedaron en Rupelmonde, donde Hubert levantó un negocio de zapatería.
Bueno, ni siquiera está muy claro si Gisbert era tío o hermano de su padre. A veces, las fuentes (y la literatura al respecto) son algo contradictorias.
Por cierto, como siempre, al final del hilo dejo algo de bibliografía y de referencias.
Total, las versiones de la ascendencia de Mercator y sus años de niñez, de momento, dan igual. El caso es que, súbitamente, en 1526, Hubert (el padre) falleció.
El joven Gerard, de 14 años, quedó bajo el auspicio económico de su tío (o tío-abuelo) Gisbert.
Gisbert se dio cuenta de que Gerard tenía aptitudes para el estudio. Leía, leía y leía. Lo hacía de manera compulsiva, al parecer incluso sin comer ni dormir.
Así que Gisbert decidió que su sobrino siguiese el camino académico, en vez de eclesiástico.
Y fue una gran decisión.
El joven Gerard fue enviado a una escuela reformista de los Hermanos de la Vida Común en Bolduque (Brabante).
Ahí, uno de los profesores era Georgius Macropedius, humanista y dramaturgo reformista. Un tipo peculiar que influyó mucho en Gerard, que se convirtió en su pupilo.
Bueno, vamos a avanzar, que esto se me va de las manos.
Después de una férrea y ascética educación en Bolduque, Gerard ingresó en la Universidad de Lovaina.
Y, como era habitual, latinizó su nombre: Gerard Kremer pasaría a llamarse, a partir de ahora, Gerardus Mercator.
En la universidad, uno de los profesores se fijó en el gran talento de Mercator para el estudio, y lo puso bajo su tutela.
Ese profesor era Gemma Frisius (1508-1555), uno de los cosmógrafos y matemáticos más destacados de los Países Bajos.
Los Países Bajos estaban sumidos en una época movida y cruenta por motivos políticos y religiosos (motivos que hicieron que Mercator fuese encarcelado por razones que no vienen ahora al caso).*
*Bueno, sí vienen al caso, pero si nos metemos en eso de verdad que no terminamos.
¿Pero cómo empezó Mercator con esto de la cartografía?
Bueno, tengamos en cuenta que estamos en la primera mitad del s. XVI. Una época en la que las noticias de nuevos territorios y avances en la navegación no dejaban de llegar.
Los continuos avances técnicos y científicos y el desarrollo de intrumentos y cartas náuticas atrajeron a Mercator y a Frisius, que vieron una oportunidad de unir sus conocimientos teóricos y su destreza técnica.
En 1536, Mercator colaboró, junto a Frisius y su amigo Gaspard van der Heyden, en la creación de un globo terráqueo, y un año después se completaría con un globo celeste que, actualmente, se encuentra en @RMGreenwich:
Esto, junto a otros trabajos externos, le permitió abrir su propio taller, establecerse y dedicarse al estudio y a los instrumentos científicos.
El 3 de agosto de 1536, con 24 años, se casó con Barbe Schellekens, y tuvo seis hijos que, en el futuro, le ayudarán en su mayor obra.
Pero vayamos a lo que nos interesa ahora. La fama y prestigio de Mercator no dejó de crecer, y, durante décadas, creó algunos de los mapas más influyentes de la historia, entre ellos un mapa de Tierra Santa (1537) y un mapamundi en doble cordiforme (en forma de corazón) en 1538.
En 1569 llegaría una de sus grandes obras.
La que hizo reformular los cimientos de la cartografía.
Su mapamundi. El mapa que lo cambió todo.
Un mapamundi que dio nombre a una proyección: la proyección de Mercator.
El éxito consiste en la organización del espacio representado a partir de líneas rectas, de rumbo constante, algo muy útil para los navegantes.
Tiene sus fallos, claro, pero fue una auténtica revolución.
Como es un tema algo complejo como para resumirlo en un par de tweets, ¿qué les parece si vemos un breve vídeo donde lo muestra?
A ver, es parte de un documental de ZDF, con lo cual está en alemán. Pero RELAX, no hace falta entender lo que dicen para hacerse una idea.
De todos modos, en este enlace puedes ver el vídeo con subtítulos en inglés:
Ese manuscrito, que casi nadie conoce, contiene una obra capital en la historia de la geografía. Y él lo sabe.
Así que lo copia y regresa con él a su monasterio de Chora.
Y todo cambia.
HILO⬇️
Ese monje se llamaba Máximo Planudes. También era gramático y traductor de obras clásicas. Un personaje fundamental.
Esta historia nos va a llevar a varios sitios: a la Alejandría del siglo I, a la Constantinopla del XIV y a la Italia del XV.
Pónganse cómodos, que empezamos.
Bueno, como decía, Máximo Planudes tenía ante él una obra que nadie conocía. Una obra que había permanecido en la sombra, casi desconocida, casi perdida.
Una obra escrita allá por el siglo II.
Hagamos la primera parada. Viajemos en el tiempo hasta ese momento.
En 1572, un canónigo alemán de nombre Georg Braun editó una obra que sería uno de los compendios cartográficos más influyentes y exitosos de la Historia.
Casi cinco siglos después, @TASCHEN nos lo trae en una preciosa edición.
En la segunda mitad del s. XVI, el negocio de los atlas se estaba poniendo muy de moda. ¿Por qué? Pues por el éxito que estaba teniendo una obra, editada en 1570, que dio comienzo a una era: "Theatrum Orbis Terrarum" del flamenco Abraham Ortelius.
La importancia de esta obra es innegable. Ortelius, que había sido comerciante de antigüedades y de mapas, se dedicó a compilar mapas realizados por diferentes cartógrafos y grabadores (y por él mismo) para ofrecerlos en un volumen que mostrara todo el mundo conocido en la época.
En el norte de Colombia, a unos 50 kms. de Cartagena de Indias, se encuentra San Basilio de Palenque.
Una población que encierra una historia de libertad, esperanza e identidad. Una historia en la que los mapas tienen un papel fundamental e inesperado.
¿Me acompañas a verlo? ⬇️
Para entender esta historia debemos remontarnos al siglo XVI, en un contexto de tráfico de esclavos africanos a las plantaciones de la América colonial.
El comercio esclavista fue un elemento de gran importancia en el desarrollo del Nuevo Mundo.
Por diversos motivos (grandes terrenos y escasez de mano de obra, entre otros), durante siglos el comercio de esclavos africanos fue un gran negocio.
Se estima que, solo en el s. XVI, llegaron a América 2.176.000 esclavos africanos.*
8 de junio de 2005. Biblioteca Beinecke de Libros Raros y Manuscritos, Universidad de Yale.
Una bibliotecaria encuentra un objeto en el suelo.
Algo que daría lugar a una de las noticias sobre mapas más mediáticas de las últimas décadas.
¿Qué objeto era ese? Sigue leyendo ⬇️
Esta tremenda historia tiene varios personajes. Pero se centra en uno de ellos: Edward Forbes Smiley III.
¿Quién es ese señor con un nombre tan elegante? Pues uno de los marchantes de mapas más importantes del mercado. Una autoridad en el comercio y el estudio de mapas antiguos.
Nacido en New Haven y graduado por el Hampshire College, Forbes Smiley ya apuntaba maneras desde su época de estudiante. Tenía una gran cultura, y, según los que le conocieron, sobresalía por su carisma.
Aquí lo vemos construyendo una enorme casa de muñecas victoriana en 1977.
Millones de personas visitan anualmente los Museos Vaticanos. Según el último estudio de @TheArtNewspaper, 6.882.931 personas en 2019 (fuente: bit.ly/34WptBL).
Millones de personas que recorrieron rápidamente las largas galerías de los museos para llegar a la Sixtina.
Millones de personas, de las cuales la mayoría, en su frenética búsqueda de la que quizás sea la estancia más famosa del arte mundial, recorrió sin saberlo (o sin importarle) una auténtica obra de arte. Una maravilla de la cartografía del XVI: la Galleria delle carte geografiche.