1. Todos los que hemos servido hemos tenido al menos unas maniobras en la que hemos querido, literalmente, morirnos. Es parte de la grandeza de servir y uno de los mejores regalos que puede hacernos la milicia, aunque nos lleve tiempo entenderlo.
2. Puede ser perdido en los Pirineos a -15º, o dando vueltas a Ronda como si no hubiese mañana a 40º. Puede ser en Misuri o en Kamchatka. Quizá en la Guyana o en el desierto australiano, porque esto no va de banderas o colores.
3. Va de dar un paso más, incluso cuando hace varios kilómetros que no recuerdas ni tu puñetero nombre, que la MG-42 te hace sangrar los hombros, que las correas de la mochila te queman y que no bebes porque hasta el agua te da asco, aunque sea un error (que luego pagarás, claro)
4. Y no lo das por España, ni por el batallón, ni por esa chica que te vuelve loco, ni por la cinta roja de la compañía que luces en el pecho. Todo eso está ahí, pero al final lo que te mueve, lo único que te importa, son tres cosas: tus compañeros, el honor y la honra.
5. Lo de los compañeros, no hace falta ni explicarlo. Se lucha -y si hace falta se muere- por el tío que tienes al lado. Ese que cuando dejas el Ejército no ves en diez años, pero que sabes que no importa el tiempo que pase, porque os une un lazo que nada puede romper.
6. En cuando al honor, no es un puto teléfono chino, aunque muchos lo crean así en esta época extraña. El honor es la opinión que los demás tienen de ti en base a tus actos y a cómo estos están -o no- en relación con tus palabras. Si se pierde, es casi imposible de recuperar.
7. La honra es lo que cada uno piensa de sí mismo. Eso que cuando no has cumplido lo prometido, no lo has dado todo y te tumbas y cierras los ojos, te atormenta y no te deja dormir. La "estima y el respeto de la dignidad propia".
8. Y llega un día en el que todo esto se pone a prueba. Siempre llega el día. Puede ser en mitad de las maniobras "Infierno blanco", o en una triple continuada ascendiendo por el valle de Borau, más o menos donde Cristo perdió las alpargatas. Eso da igual. Llega.
9. Sales del cuartel a las cuatro de la tarde y andas apenas seis o siete kilómetros. Equipo completo, es decir, unos 30 o 40 kilos entre mochila, PECO, cargadores, G-36, MG-42, botas de montaña, saco, agua, casco y demás panoplia.
10. La compañía al completo se echa al borde de una carretera, junto a un regato, a cenar algo y hacer tiempo. "Come y duerme cuando puedas" y eso haces. Te preparas algo caliente y dormitas, ahorrando fuerzas como los gatos al sol, pero algo no va bien.
11. Tienes el cuerpo "cortado". Estás a -1º y tienes frío incluso con la camiseta térmica, el polar y el chaquetón y los guantes. Claro, habías perdido casi siete kilos en unas maniobras tres semanas antes por beber agua de donde no tocaba y todavía se nota.
12. A eso de las 22:00, noviembre y noche cerrada, echas a andar. Toca cruzar un río, así que hombres y mujeres por igual se quitan los pantalones, las botas y los calcetines y se meten en el agua gélida, para volver a vestirse en la otra orilla.
13. La compañía deja atrás la llanura y se adentra poco a poco en las faldas de las montañas. Noche sin luna, camuflaje, ritmo lento, 5 o 10 minutos de descanso cada hora de marcha y siempre cuesta arriba. Se dejan notar las primeras ampollas.
14. Has saltado encima de las botas, les has dado todo tipo de productos, pero siguen sin domar y son malas. Muy malas. Nada que ver con las Iturri de Gore-Tex, o con las viejas La Sportiva. Toca padecer las Kalfu y por alguna razón tienes los pies húmedos, inexplicable.
15. Pero sigues andando. Echas Isostar en polvo en el Camelbak, intentas comer aunque sea un puñado de frutos secos en cada parada y cuando te dan un poquito más de tiempo, le metes mano a la ración de emergencia sin decir nada a nadie (ya devolverás la de "fondillo" en su lugar)
16. Amanece y el terreno se complica. Subes y subes con tu "Lola" (MG-42) a cuestas y ves a los primeros flaquear. Te duelen los pies y sabes que tienes ampollas, pero la comida te ha dado algo de fuerza y empiezas a hacer cálculos sobre lo que queda y lo que te queda.
17. Así, cubriendo el flanco del avance principal (que ves al fondo del valle, avanzando bien cómodos por la carretera en sus vehículos) la fiel infantería avanza por toda la cresta, subiendo y odiando, subiendo y silbando, subiendo y sufriendo.
18. A mediodía una parada más larga para comer, pero sin hacerse ilusiones, porque no pasa de la hora. Cocido madrileño que no llega a calentarse porque la pastilla de fuego no tiene fuerza suficiente a esas temperaturas. Te lo comes igual y piensas que ya deberíais haber llegado
19. El sargento mira el mapa y el GPS y frunce el ceño. 18 kilómetros en reducida y llevamos andando desde las 22:00, por lo que hemos hecho ya más de 30 reales. Algo falla, pero el capitán sigue impertérrito y tú piensas en si su mochila estará llena de equipo o de esterillas.
20. A las seis de la tarde el mosqueo es general y los murmullos ya son algo más que eso. Son ya demasiadas horas de movimiento y todavía quedan dos jornadas. Hay que llegar al valle para dormir, pero no aparece el puñetero camino. No hay senda.
21. De repente se escucha al capitán preguntar a voz en grito "¿Habéis visto el mojón?" (porque tenía que haber un mojón, claro. Y la única respuesta que se entiende, a lo lejos, es: "Mojón tú, hijo de puta". Se queda blanco, pero no se atreve a hacer nada y sigue andando.
22. Al fin, a eso de las 20:00 horas consigues llegar al lugar en donde acampa el resto del batallón. Se han producido varias bajas por el camino por bajadas de tensión, torceduras y así, pero lo has conseguido. Toca descansar.
23. Habéis llegado muy tarde y no cenas bien. En lugar de calentar algo y recuperar comes algo frío, bebes frío y poco y te metes en el saco Altus intentando entrar en calor. Los pies son un auténtico "Cristo" que curas como puedes. Tienes mucho frío.
24. A las 03:00 te levantas corriendo, medio en pelotas y te vas detrás de unos matorrales a echar todo lo que tienes en el cuerpo por arriba y por abajo. El imaginaria alucina, pero no tienes tiempo para socializar y tu mirada lo deja claro. (@juanesparza)
25. A las 06:00 en pie, casi sin haber pegado ojo por el tembleque, el mal cuerpo y el agotamiento. Te obligas a desayunar, cargas el Camelbak con una sopa casi espesa de Isostar y agua, te pones las botas congeladas (literalmente) y a seguir. ¡Vivaspaña!
26. Y subes. Ya estás por encima de los 2.000 msnm y tienes que llegar a un punto en el que está un enemigo imaginario y sobre el que lanzarás un ataque igual de imaginario gritando "ratatatatá" porque no hay munición ni de fogueo para hacerlo en condiciones.
27. Pero el cuerpo dice basta. Los demás te hablan pero tú no escuchas, solo avanzas y cada paso es una auténtica tortura, con la piel deshaciéndose dentro de las botas. Estás deshidratado y quieres dejarte caer, pero das un paso más. Siempre lo das.
28. No vas a dejar a tu binomio tirado, ni al cabo o al sargento. Sabes que para entonces han caído todos los que llevaban la MG a cuestas y que ya no tienes nada que demostrar... ¿o sí? Sí, porque todavía puedes andar, así que andas y andas... hasta que todo se vuelve negro.
29. Cuando abres los ojos tienes a mucha gente alrededor, pero no les ves. Escuchas la voz de tu binomio, la del cabo, la del sargento y hasta la del capitán. Alguno se felicita porque has caído, pero has sujetado el arma sobre el pecho y no ha llegado a tocar el suelo. Somos así
30. No puedes seguir, es evidente, así que mientras cubren los últimos 200 metros de desnivel y hacen el ataque fingido, te quedas al cuidado de un cabo que abre una lata de atún, te obliga a comer y beber, sonríe y te dice "gracias, tío, porque ya no podía ni con los huevos".
31. La comida, el descanso, las curas y el cambio de calcetines hacen efecto y a la hora, cuando todos bajan, te reincorporas. Siempre hay algún compañero que te mira con rabia por no haber subido hasta arriba, pero son "cosas del directo" y algún día será al revés. Siempre llega
32. Te reincorporas, pero no estás. Realmente ni siquiera eres plenamente consciente de nada de lo que ocurre a tu alrededor. Sólo sientes el dolor en cada paso. La "muerte a pellizcos". No entiendes bien lo que te dicen, no contestas y no dejas de andar.
33. Y al final, vuelves a caer. Porque estás deshidratado, porque eres incapaz de apoyar las plantas de los pies, los tuerces y eso te hace esforzarte el doble en cada paso. No puedes más, pero hay que andar, porque no hay EVASAN posible salvo en el valle. Ni helo, ni nada.
34. El sargento y un par de compañeros se reparte tu equipo y sigues bajando, paso a paso. Estás tan jodido y en un lugar tan apartado que el capitán se salta los planes y tiramos en línea recta hacia la carretera para ganar un tiempo precioso.
35. Aun así, debes llegar y lo haces, ni siquiera sabes cómo. Honor, honra y todo eso, una vez más. Y caes por tercera vez, como el Nazareno subiendo al Gólgota, pero con la suerte de tener muchos buenos compañeros velando por ti.
36. Te meten en el saco de dormir y te mantienen despierto incluso a hostias. Te obligan a beber y esperan a la ambulancia. Ves la cara de la teniente médico y su pelo rubio y piensas que estás en el cielo, aunque no entiendes lo que te dice. 27 pulsaciones se llama eso.
37. En el hospital te meten suero, glucosa, más suero y más glucosa. Escuchas de fondo al doctor decir "ha tenido suerte". Deshidratación, hipotermia y agotamiento. No es como un 12,70 en el pecho, pero también mata. Sin embargo, tú sonríes.
38. El efecto del glucosalino es casi inmediato, lo mismo que el calor del hospital y el suero. Te encuentras bien al cabo de una hora e incluso pides comida. Te dan un brick de "sueroral", unas lonchas de jamón y un yogur. Sabe a gloria, pero esconde trampa.
39. Después de comer o cenar eso (en realidad no tienes ni idea de la hora), llega una enfermera a solucionar el problema más grave, el de los pies. Te quita las botas y gritas. Gritas a pleno pulmón. Con los calcetines salen pedazos enteros de piel. Pie de trinchera, te dicen.
40. Te ponen gasas cicatrizantes con antibiótico y te vendan los pies. Te chutan morfina. Nunca olvidarás esa sensación y, de hecho, si no fuese porque tienes mujer e hijos, sabes que serías un auténtico yonki, que no hay nada como eso.
41. Unas horas después, ya de noche, te van a buscar del cuartel y te llevan de vuelta a la base. Te vas a la camareta con tus muletas e intentando no apoyar más que ese pequeño trozo del pie izquierdo que aun conserva piel y te tiras en la cama a dormir con tu dolor y tu fiebre.
42. Por la tarde del día siguiente escuchas un buen alboroto abajo, en el patio de armas. Llega el batallón. Un par de horas después el sargento sube a verte y aunque es miércoles, te dice que te largues a casa hasta el lunes, que él se encarga y te da la enhorabuena.
43. Y lo haces. Bueno, más bien tu novia te va a buscar y se come 400 kilómetros entre ida y vuelta para llevarte. Tu madre te mira con cara de "este hijo mío es gilipollas", tu padrastro se descojona vivo y el perro te lame los pies. Pero tú sólo tienes una cosa en la cabeza:
44. Todos los militares se enfrentan a una pregunta que (por suerte) la mayor parte de las veces, no tiene respuesta: ¿estaré dispuesto a cumplir lo que una vez juré?¿daré mi vida? Incluso cuando has estado desplegado y te han disparado, esa pregunta suele quedar sin respuesta.
45. Sin embargo, hay momentos como esos que acabas de vivir, en los que sabes que lo harías. En los que has superado tus propios límites, algo que no todo el mundo puede decir. Desde ese día, ya no eres el mismo. Te vas de misión y lo haces con confianza.
46. Aprendes que dosificando, puedes subir aquella montaña. Sabes que cuando aparece un reto, vas a superarlo o, al menos, a dejarte la piel. Porque tú ya has cambiado. Te casas y te divorcias, pero con la certeza de que no has fallado, de que has luchado hasta el final.
47. Tienes hijos y sabes que nunca les vas a abandonar como hicieron contigo, que no vas a fallar. Montas un negocio y va regular, pero sabes que vas a seguir adelante, porque una vez viviste la "muerte a pellizcos" y aun así seguiste por el de al lado y por ti. Honor y honra.
48. Empiezas una nueva relación y todo es difícil, pero aun así, lejos de darte la vuelta, tienes la certeza de que nada ni nadie te va a mover de tu posición hasta que no se agote el último cartucho, porque ya has pasado por eso y por más.
49. Y es que servir, en demasiadas ocasiones, es una tarea ingrata. Sin embargo, si tienes un poco de suerte, la milicia te hace regalos como este. Sí, te quita algunas cosas -o muchas-, pero te da otras que te harán mejor el resto de tu vida y que marcarán ante cada nuevo reto.
50. Y eso, como los compañeros, el honor y la honra, no tiene precio.
Gracias a todos por aguantar este tostón, pero no siempre pueden ser hilos técnicos. En cualquier caso, tenéis muchísimas historias mejores en la web. Historias de Iraq, de Afganistán, de Chechenia...
1. Si hace unas décadas el diferencial de poder entre el norte y el sur del Mediterráneo Occidental era abrumador y muy favorable a potencias como España, hoy las diferencias se han acortado y toca reaccionar antes de que sea tarde...
2. En la Guerra Fría la amenaza era palpable, la economía española, al menos en la segunda parte de ésta vivió un gran apogeo y eso permitía mantener una Armada de considerable tamaño y capacidades.
3. Para hacernos a la idea, en 1980 la composición era la siguiente:
👉 1 portaaviones, el “Dédalo”, ya con aviones AV-8S “Matador".
Defensa europea = Jugar al quién es quién nivel avanzado.
2) ¿Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) = Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD)? ¿Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD) = PCSD? ¿PCSD = Cooperación Estructurada Permanente (PESCO)?
3) Lo primero que debemos tener claro es que la PESC ≠ PCSD. La PESC engloba a la PCSD que es la forma en la que se rebautizó la PESD con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa en 2009 (Tratado de la UE y Tratado de Funcionamiento).
1. Los sistemas de combatiente (COMFUT, FÉLIN...) buscan aumentar las capacidades del infante mejorando la movilidad, las comunicaciones o la letalidad, haciendo de paso de éste un activo mucho más valioso en el campo de batalla futuro
2. Pueden estar formados por una gran variedad de subsistemas destinados a la supervivencia (protección individual) o a mejorar la puntería (visores), entre otros. Como mínimo incluyen un subsistema de comunicaciones y otro de posicionamiento, que son los fundamentales.
3. Son sistemas complejos, dependientes de la electrónica (circuitos integrados, procesadores), el software, diversos sensores (telémetros, termómetros, cámaras) y complejas interfaces Hombre-Máquina (pantallas, binoculares, auriculares).
1. Desde su creación en 1960 y hasta el cambio de siglo, la Marina Real de Marruecos fue una armada costera, apenas compuesta por buques de escaso porte, en su mayoría patrulleros y con armamento y sensores muy limitados.
2. Hasta la llegada de las dos fragatas ligeras de la clase Floreal francesas, bautizadas como “Mohammed V” (2002) y “Hassan II” (2003) y más recientemente de la fragata “Mohammed VI” (2014)...
3. su buque insignia fue la corbeta de la clase Descubierta “Teniente Coronel Errahmani” (1983) construida por la antigua Empresa Nacional Bazán en Ferrol. Además de esta, la Marina Real, con clara vocación costera, alistaba un buen número de patrulleros de altura.
1) La Armada China superará a la #USNavy durante la próxima década. "China will rule the waves", dicen. Al menos así es para muchos aficionados, pero también profesionales y estudiosos de la guerra naval...
2) Por poner en perspectiva este crecimiento, la PLAN botó entre 2016 y 2018 unas 400.000 toneladas, aproximadamente el doble que los #EEUU. Se trata de una cifra impresionante y seguramente sin parangón en tiempos de paz.
3) Hablamos de una fuerza compuesta por unos 350 buques de entidad y que, sumando todas las clases, supera de largo las 600 unidades, frente a los entre 290 y 300 buques de guerra que tienen en servicio los estadounidenses. Buques cada vez más grandes y poderosos, por cierto.
1) La #USNavy está buscando la forma de pasar de los alrededor de 320 buques de guerra de que dispone en la actualidad, a una horquilla de entre 480 y 534 buques en la década de 2030.
2) No sería la primera vez que la US Navy alcanza o supera cifras semejantes. De hecho, durante la Segunda Guerra Mundial el número de buques alistado fue al menos un orden de magnitud superior.
3) Por supuesto, en tiempos de Ronald Reagan, fue sonado el plan "600-ship Navy". Esta, junto a la SDI y a otras iniciativas, permitió tensar la cuerda soviética hasta romperla.