Hablaba con ustedes el otro día sobre política y ciencia. Sobre cómo una ha estado a la altura en la crisis del covid, y la otra ha demostrado sus carencias. Llevo una semana pensando obsesivamente sobre eso, y quería compartir un viaje en el tiempo con ustedes. Dentro hilo.
Gran parte de las construcciones de la política moderna datan de la época de los romanos. Si se fijan, en Roma ya se dan las diversas formas de gobierno actuales: Repúblicas, Monarquías, Dictadores, Imperios, paz, guerra, alianzas, diplomacia y golpes de estado.
Roma tenía cargos electos, una jerarquía de poder (municipal, regional, general), reglas de renovación de cargos, y una estructura de poder relativamente parecida a la actual. Evidentemente el mundo ha cambiado mucho pero, políticamente, menos de lo que parece.
Ahora observemos la ciencia de los romanos. Centrándome en los inventos “mayores”, desconocían, en su práctica totalidad, la medicina, la cosmología, la generación de energía, el transporte motorizado, la fabricación industrial, la química y las comunicaciones, casi nada.
Roma y el mundo moderno parecen, científicamente, dos universos separados. Si a un romano le dijeses que ahora mismo puedes consultar cualquier dato de cualquier momento de la historia, y comunicarte con cualquier persona del planeta con un móvil, no entendería nada.
Sin perdernos en detalles, estarán de acuerdo conmigo que la ciencia y la técnica han avanzado, en estos 2000 años, muchísimo más que la política. La jerarquía social del poder actual es comparativamente más cercana a los romanos que la ciencia, que está a años luz.
Y, como siempre, me pregunto por qué. Recuerden que estamos en una pandemia donde la ciencia está funcionando a pleno pulmón, y en cambio la política nos está fallando: nuestra incapacidad para coordinarnos y cooperar en masa nos está costando millones de muertos.
La ciencia se está dejando la piel en atención primaria. En inventar respiradores. En enviar por avión suministros a todo el mundo. En comunicar noticias por redes digitales para coordinar la población. En buscar una cura. En análisis masivos de datos para contener el virus.
La política ha servido para que unos países culpen a otros, caso de Trump. Para que otros demuestren que sus finanzas no están bien organizadas, caso de España. Para demostrar que, en crisis, no sirven para nada, caso de la UE. Para pelearse entre niveles de poder.
Dónde ha estado esa conferencia internacional para coordinar estrategias? Esa alianza para, juntos, imponer medidas internacionales y contener el virus? Esa solidaridad real en la distribución de medicinas? Salvo excepciones, no ha existido.
Hay excepciones honrosas: NZ, Singapur, y unos pocos más. Pero fíjense como son países que tienen la “ventaja” de poderse aislar fácilmente del exterior. Como si, al ser inviable coordinarnos políticamente a gran escala, la única solución fuese aislarse e ir por libre.
Y me dirán “Dani, pero toda esa ciencia la coordinan políticos”, y eso es una falacia. Que Illa o Ayuso coordinen médicos no quita que esa coordinación sea un desastre. La coordinación se ha hecho a pesar de los políticos, no gracias a ellos, salvo en casos honrosos como Merkel.
Pero insisto: qué está en la raíz de la ciencia que la ha capacitado en 2000 años para atacar un virus, y qué está en la raíz de la política que la ha hecho incapaz de organizarnos en un momento tan dramático? Obviamente, no lo sé, pero tengo mis teorías.
Si se fijan, la ciencia busca la renovación rápida del conocimiento mediante un método. Arreglamos un problema. Si la solución no es correcta, la mejoramos. Y así empezamos con medicinas de herbolario, y de ahí a principios activos, de ahí a antibióticos, y de ahí…
… a medicinas antivirales. La ciencia no tiene apego, es crítica: devora teorías y las descarta cuando demuestra que no es válido. Usamos hoy las medicinas de hace 300 años? No, porque han sido sustituidas por otras mejores. Les pongo un ejemplo:
En la antigüedad se usaba la “sangría” como cura universal: o bien pinchando una vena, o mediante sanguijuelas, se extraía sangre creyendo que eso curaba los males. No se rían, va en serio, y esto fue muy común hasta el siglo XIX y la llegada de la medicina moderna.
Por qué la ciencia abandonó las sangrías? Porque se demostró que no funcionaban, y se sustituyó por sistemas mejores. Ahora, veamos la política. Existe ese espíritu crítico y analítico de experimentar sistemas, analizar si funcionan, y descartar los que no? Evidentemente, no.
Como diría Bertrand Russell, el hombre ansía el poder. Y, cuando lo tiene, su obsesión es mantenerlo. Por tanto, eso de analizar lo que funciona y descartar mecánicamente lo que no, es incompatible con nuestra naturaleza. Pero que no sea nuestro instinto no lo hace imposible.
Me explico: si fuese por mí, me pasaría la vida tirado en una playa sin hacer nada. Y bien que, a base de educación y cultura, intento llevar una vida más productiva. Creo que con la política pasa lo mismo: habría que educar a la gente para que la política tenga el compromiso…
… de ser analizada, reformada y mejorada continuamente. Si no es así, estamos afrontando problemas del siglo XXI con herramientas del siglo I. Esto que propongo sería una mirada de método científico a la política, si quieren: ensayar, validar, descartar, mejorar.
Pero fíjense como la política va exactamente en la dirección opuesta: continuamente crea construcciones pensadas para la autopreservación y el inmovilismo. Les pongo tres ejemplos: las monarquías qué son, sino estructuras de mantenimiento de poder hereditarias?
Pero sigamos: qué decir de las grandes alianzas? Como hemos visto con la UE, llegado un conflicto real (llámese Guerra de los Balcanes, llámese Crisis Inmobiliaria de 2007, llámese Covid), su único objetivo es escurrir el bulto, no hacer nada, y autopreservarse.
Y sigo: las leyes, constituciones, y demás: sirven de algo si no se están renovando continuamente? Vuelvo a mi analogía científica: en el momento que llega Einstein con la Relatividad, la Gravitación de Newton queda obsoleta. Haciendo el paralelismo, de qué…
… sirve una Constitución, como la española, que en 2021 aún no han reformado para que deje de decir lo siguiente? Qué síntoma es ese, sino el de un sistema inmovilista y cerrado a la mejora? eldiario.es/agendapublica/…
Insisto, si algo nos ha enseñado el covid es que la ciencia, cuando hay un problema, funciona. Científicos de todo el mundo han sido capaces de cooperar como un solo ser, para identificar el virus, secuenciarlo, atacarlo. Lean esto: bbc.com/news/health-55…
Es momento de exigir a la política que se mire cómo funciona la ciencia: sus métodos, su espíritu crítico y de mejora. Y así acelerar cambios a nivel social que nos ayuden como especie. Porque, como he dicho varias veces, el Covid no es nada comparado con lo que puede venir.
Imaginen la respuesta de la humanidad al cambio climático. Que, como todas las tendencias, es lenta, inapreciable, hasta que se vuelva imparable. Bueno, no hace falta que imaginen: lo están viendo. Qué se está haciendo para revertir el cambio climático? Absolutamente nada.
Se necesita una nueva política. Pero ese cambio nunca vendrá desde dentro. Los mediocres que ocupan el poder no van a irse voluntariamente para ser sustituidos por sistemas mejores. Es la ciudadanía, escaldada del desastre del covid, quien tiene que forzar ese cambio.
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Me han oído decir muchas veces que yo soy un firme creyente en el poder de la ciencia y la técnica como motor de progreso de la humanidad. Hoy les traigo unos datos que les animará el día, y que les explicarán por qué digo eso con tanta convicción. Dentro hilo.
Estamos tan acostumbrados a la técnica, que nos cuesta ver momentos en los que esa ciencia o esa técnica cambian el mundo. Asumimos que existen los teléfonos móviles. El agua caliente. La electricidad. Los aviones. Y tantos otros inventos que han cambiado el mundo.
Pero rara vez tenemos la oportunidad de ver uno de esos cambios “en vivo”. Los de mi generación hemos vivido varios: yo soy de los que aún vio las máquinas de escribir. La llegada del email. La llegada del móvil. Disrupciones que, de un día para otro, cambiaron la historia.
Saben que yo soy republicano. Tengo sólidos motivos para serlo, que les puedo explicar cuando quieran. Pero es que, en el último año, nos lo están poniendo a huevo. Todas las monarquías me parecen un error. La nuestra, además, es un desastre. Dentro hilo.
No hace falta extenderse: yo creo que todos los cargos han de ser electos y renovables para a) elegir a los mejores para ocuparlos b) tener un mecanismo de renovación para cambiarlos cuando no hacen bien su trabajo. La monarquía es hereditaria y vitalicia, por tanto, un error.
Como hemos visto con Trump, incluso los gobernantes más polémicos están sujetos al poder del pueblo: mucha bravuconada, mucho grito. Pero cuatro años y, si la gente no te vota, a la calle. La democracia no es perfecta, pero sí es un sistema de selección bastante bueno.
Hoy no voy a hablar de los militares que quieren fusilar media España. Ni de los “allegados” de Illa. Ni de los 1.5M de muertos que llevamos. Quieren dramas? Sobran. Pero me niego. Hoy no, lo siento. Hoy quiero hablar de una cosa más pequeña y, a la vez, esencial. Dentro hilo.
Por eso les pido que, como siempre, lean hasta el final. Y compartan este hilo. Por favor. Precisamente este, me harán muy feliz. Porque creo que hoy empezamos una misión que es nuestra y sólo nuestra. Que es urgente. Y que es necesaria. Déjenme que les cuente.
Todo eso del covid pasará, como la lluvia. Lo he dicho mil veces: ganaremos al virus, y a todos los demás problemas. Nuestra especie no ha sobrevivido un millón de años así como así. Y, cuando esto acabe, la vida seguirá. Pasarán los años, nos haremos mayores, y miraremos atrás.
Hay hilos que salen casi sin respirar. Y otros que cuestan. Se lo confieso: a veces me estoy horas cuadrando datos, buscando relaciones. Y, en cambio, otras veces parece que el hilo sale solo, porque la realidad se nos presenta tal cual es. Hoy es una de esas veces. Dentro hilo.
También les confieso otra cosa: sinceramente, hay una parte morbosa en mi cerebro que sueña con el día que me inviten a un acto político. Por poco que esta gente lea Twitter, Casado, Sánchez o Ayuso me mirarán, y dirán “hostias nene, cómo nos has dado”.
Y es que hoy va de eso, una vez más, de la estética de la actividad política, y de la ética de esa misma actividad. De lo que los políticos dicen que hacen, y lo que hacen realmente. Y la comparación es odiosa, si no hubiese muertos por medio. Entonces, se vuelve terrorífica.
Saben que yo les quiero. Sí, a los 67.000. Juntos hemos conseguido crear un espacio para hablar dentro del lugar más ruidoso del mundo, Twitter. Un lugar para intentar analizar un poco las cosas, ser críticos pero respetuosos. Aprender de los otros. Pensar. Dentro hilo.
El hilo de hoy es un repaso, la verdad. No esperen ideas ingeniosas. Hoy voy a hacer un making of de mi canal. Porque mucha gente me pregunta sobre datos, números, curiosidades de esta aventura. Así que compartiré cosas que seguramente no saben y son chulas. Empecemos.
Esta cuenta nace el 26 de Septiembre de 2019, hace poco más de un año, con un tweet sobre parques temáticos. Mi cuenta realmente es de 2014, pero no la usaba. Este fue el tweet original:
Siento ser un cenizo, pero creo que la relajación de medidas que ya se está llevando a cabo en lugares como Catalunya es un error, y que nos lo vamos a comer antes de lo que pensamos. Dentro hilo.
Recordarán que les conté hace un mes la teoría del "circuit breaker": un confinamiento duro en Noviembre para bajar la R, y así ganar oxígeno para tener un Diciembre más o menos normal: perder un mes "flojete" (Noviembre) y salvar uno "rentable" (Diciembre).
Esa teoría requería un confinamiento domiciliario tipo Marzo, buscando una bajada brusca de la R (digamos por debajo de 0.5) y los casos por 100.000 (digamos por debajo de 200). Como siempre, nuestros políticos dijeron "yo sé más", y lo hicieron al "Spanish way". Cómo no!