Pues ya estamos vacunados la mayoría de mi servicio (SAMU) y de los servicios de urgencias de Asturias.
Por si sirve para sacar a alguien de dudas, os iré contando si alguno de nosotros (y somos muchísimos) tenemos algún efecto secundario reseñable.
Primera dosis. Primer paso para el fin de esta situación. Y ahora a esperar a la segunda dosis. MANTENIENDO TODAS LAS PRECAUCIONES.
Manteniendo las mascarillas, la higiene de manos y la distancia social. Y las cuarentenas en caso de contacto estrecho con personas positivas.
Poniendo mascarilla a pacientes y familiares, manteniendo restricciones en visitas y con los EPI si creemos que el paciente puede ser positivo.
Y manteniéndonos atentos a nuestros propios síntomas, para aislarnos enseguida en caso de fiebre o sospecha de covid y hacernos tests.
Por qué? Porque de momento no estamos protegidos. Ni de pasar la enfermedad ni de contagiar a alguien.
Tras la primera dosis, nuestro cuerpo está estudiando la información que traen los mapas inyectados. Y preparando el equipo para fabricar prototipos similares al coronavirus.
Y está preparando al ejército para que se vayan armando, que va a haber jarana próximamente. Van a empezar los simulacros de invasión por virus, y tienen que darlo todo.
(Y por eso, durante esos simulacros, hay personas que sufren una "minigripe" o una "minicovid".
Es un signo de que nuestra inmunidad está despertando y funciona bien).
Pero hasta que no pasen al menos 20 días después de la SEGUNDA dosis, nuestro ejército de linfocitos y de anticuerpos no estará verdaderamente preparado para actuar ante una invasión real por coronavirus.
Y si nos invaden los coronavirus antes de tiempo, se encontrarán con las cosas a medio hacer y las defensas a medio entrenar. Y puede que no sean efectivas.
Y puede que la enfermedad que desarrollemos sea más severa de lo deseado. Y que los virus se repliquen más de lo deseado.
Y que seamos más contagiosos de lo que creemos.
Así que, mínimo HASTA 15 DIAS DESPUES DE RECIBIR LA SEGUNDA DOSIS, HAY QUE ACTUAR COMO SI NO ESTUVIESEMOS VACUNADOS.
Y seguramente más allá también. Porque todavía no sabemos fehacientemente cuánto nos durará la inmunidad.
A partir de ahora se empezará a saber. El mundo entero somos un campo de estudio sobre la duración de la inmunidad y la necesidad de siguientes vacunas. Hasta que no se tengan datos comprobados y seguros, MAS VALE PREVENIR.
Hay un error de concepto en el tema de vacunarse. Mucha gente piensa que las vacunas impiden que nos contagiemos. Y no es así.
Las vacunas, de lo que sea (gripe, coronavirus, meningitis...), no impiden que los bichos nos sobrevuelen. Ni que se nos posen encima.
Ni que alguno se nos cuele dentro. Ni que empiecen a multiplicarse con todas sus ganas. Ni que pasemos una enfermedad leve, con su fiebre, su dolor de cabeza o de garganta, sus anginas, su otitis o su gripe. Ni que puedan saltar de nosotros a otra persona y contagiarla.
Lo que evitan las vacunas es que se multipliquen sin límite. Y que nos causen COMPLICACIONES GRAVES. Neumonías graves, meningitis graves, shock sépticos. Porque nuestras defensas reconocerán a los bichos mucho antes, y los eliminarán mucho antes de que se repliquen sin control.
Y nuestra respuesta inmune ayudará a nuestro cuerpo a pelear contra los efectos de forma más eficaz.
A menos bichos multiplicados (replicados) en nuestro interior, y con menos capacidad de provocar daños serios, menos gravedad de la enfermedad.
Y podemos seguir siendo contagiosos, ya que llevamos bichos dentro. Pero una persona con una alta carga viral descontrolada siempre será más contagiosa que una persona cuyas defensas ponen a raya a los virus antes de que se desmadren.
Y una persona sin síntomas será menos contagiosa que otra que suelta miles de virus volando en cada tos y estornudo.
Y por eso las vacunas sirven, además de para que no desarrollemos las manifestaciones más graves de la enfermedad, para que la contagiabilidad sea cada vez menor.
Y si cada vez somos más los vacunados, los virus encontrarán cada vez menos personas propicias para replicarse. Y serán destruidos cada vez con mayor rapidez si entran en cuerpos vacunados.
Y poco a poco, desaparecerán (si conseguimos erradicarlos)...
...o tendrán que aprender a "convivir pacíficamente" con el ser humano si quieren sobrevivir (convirtiéndose en estacionales y dando guerra solo de vez en cuando, y solo a determinadas personas sin vacunar o con factores de riesgo concretos)
Estos son los fines de las vacunas.
Pero para conseguirlos se necesita que más del 70% de la población esté vacunada.
Los sanitarios estamos dando el paso con todas las esperanzas y la ilusión del mundo, contentos por estar contribuyendo al principio del fin de la pesadilla.
Si entre los miles y miles que somos no se reportan efectos secundarios reseñables o incontrolables, os animamos por favor a dar vosotros también el paso cuando os toque.
ESTE VIRUS LO PARAMOS ENTRE TODOS.
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En mi intento de educar a mis hijos, trato de explicarles que las cosas no siempre son como ellos desearían que fueran. No siempre podrán realizar los planes previstos. Aunque lloren.
A veces porque es por su bien o el de otros niños (si están malos no irán a un cumple).
Otras veces porque no habrá dinero o posibilidades (ahorremos para poder ir un año a Eurodisney!).
Otras veces porque los padres no podemos (tenemos que trabajar ese día, o se nos estropea el coche).
Claro que cuesta. Pero les enseño a aceptarlo y a buscar un plan alternativo.
Se supone que los adultos tenemos controlado ese sistema de aceptación de las frustraciones y búsqueda de plan alternativo, no?
Pues no. Y aquí llega el covid para sacarnos los colores.
Y aquí estamos los adultos, frustrados y enrabietados como niños pequeños.
-Salimos esta tarde a dar una vuelta con los críos?
-Prefiero no salir...
-Pero sería al aire libre, todos con mascarilla, bien separados. Los peques lo necesitan, mujer.
-Ya, pero hasta que no mejoren las cosas por aquí yo prefiero salir solo lo imprescindible.
-A ver. En los coles los casos parece son pocos y no son graves. Hoy dijeron que los contagios habían bajado un poco. Yo creo que la cosa no está tan mal como dicen, no?
-En nuestro entorno no, por fortuna. Pero en mi realidad laboral las cosas son muy distintas.
-Pero para tanto es? Mujer, es que vosotros veis todos los casos desgraciados; pero la gran mayoría no son así, son leves.
-Tienes toda la razón. Pero me basta con ver lo que veo para preferir no salir más que lo imprescindible.
Yo estaba muy de acuerdo con los anuncios que trataban de concienciar a los jóvenes (y al resto de ciudadanos) de que su conducta irresponsable podía ser el foco de contagio de sus padres, abuelos, etc.
Hasta que he vivido un caso de cerca.
Un adolescente fue a ver a su abuela.
Para la abuela era importante abrazar a su nieto. Y para el nieto también lo era abrazar a la abuela. Mucho más importante que "ese bicho invisible", porque "nosotros estamos sanos".
Dos días después el chico tuvo clínica leve. Pero su médico pidió una PCR. Positiva.
Una semana después su abuela empezó con fatiga. Covid positivo. A los 5 días falleció.
El sentimiento de culpa del chico no se lo deseo a mi peor enemigo.
Una cosa es explicar a la gente lo que podría pasar si son vector de contagio del virus.
Entiendo perfectamente que la percepción de la gente sobre la Covid sea muy diferente que la de los sanitarios.
Cuando tengo varios días seguidos de descanso, me canso de escuchar y leer todo tipo de cosas en los medios. Me saturo. Pienso que el alarmismo es excesivo.
De hecho en mi entorno cercano casi no hay casos: algún niño aislado por positivos en los coles, algún amigo o compañero positivo pero más o menos leve.
Y piensas en la hostelería, en los negocios que van a cerrar. Qué duro.
Y egoístamente piensas en tu vida diaria.
Que los críos no puedan estar con los amigos, que no podamos quedar con gente o familia, que tengamos que dejar de lado actividades...qué dificil, qué injusto.
Y piensas : "todo esto por algo que tal vez es exagerado, o un bulo, o algo que solo afecta a ciertos pacientes".
"Tengo terror a que algo así me pueda pasar"."Me da mucha ansiedad pensar que mi familiar puede morir de repente".
Mucha gente me ha escrito diciendo que no consiguen quitarse el miedo de encima. Hasta personas que desean ser sanitarios se lo replantean ante estas experiencias.
Ella empezó con un dolor de cabeza que fue en aumento. De pronto se le cerró un ojo. Después se le torció la boca. No se entendía lo que intentaba decir. Dejó de mover un brazo. Y vomitó.
Su marido, muy asustado, llamó al 112. Se activó la UVI móvil.
Cuando llegamos, ella ya estaba inconsciente, respirando con ronquido.
Antes siquiera de empezar la exploración física, la sospecha diagnóstica era hemorragia cerebral. Las pupilas, la tensión, el ritmo cardíaco, los reflejos...apoyaron la sospecha.
Tuve que explicar a un hombre más joven que mi marido que su mujer, pocos años mayor que yo, estaba en un estado de extrema gravedad.
La intubación y estabilización permitieron que llegara con vida al hospital. Pero el TAC confirmó una brutal hemorragia. Murió a las pocas horas.