Thread by @elnocturno

1/ Vale, meto mi cuchara en el tema de Twitter. Luego no lloren.

Se están mezclando cosas por no entender qué es la libertad de expresión y quién la garantiza. Pista: las empresas privadas no son las garantes de la libre expresión. Ni es su función ni es razonable que lo sea.

2/ Yo solía explicarles a mis alumnos de periodismo que la preocupación del periodista es el derecho de la gente a saber, pero que el periodista no es "la prensa", que ésa tiene intereses económicos, políticos y de otros tipos. Hasta religiosos. La prensa es un negocio.

3/ Pocas veces, como cuando se invoca el derecho de réplica, la pensa tiene obligación de darle voz a alguien. Un ciudadano no puede exigirle a un diario, emisora de radio o TV u otro medio privado que le dé voz "por su libertad de expresión". Eso parece ser claro.

4/ Pero la existencia de las redes sociales, que borra la frontera entre emisor y receptor, ha dado la idea de que su uso es "un derecho". Se parece mucho a un derecho, pues, pero olvidamos que es un servicio prestado por empresas privadas tanto como una emisora de radio.

5/ Pero cuando nosotros tenemos nuestro espacio en ese espacio que parece público (y no lo es), sí lo tratamos como privado: no dejamos que cualquiera entre en nuestro grupo de Whatsapp, ni en nuestro Facebook, y bloqueamos a los tuiteros que no nos agradan.

6/ Cierto que hay cráneos en situación de desamparo que consideran que un bloqueo en Twitter es censurar, porque la _ilusión_ del derecho es tan grande que creen que todos están obligados a leerlos igual que están obligados (sí) a permitir que escriban. Son extremos reveladores.

7/ La idea de que uno puede hacer lo que quiera con sus cuentas pero no los propietarios del servicio resulta extraña. Las redes sociales, como Internet, _deberían_ ser al menos en parte públicas. Pero si no lo son es ilusorio exigirles que se comporten como si lo fueran.

8/ Esa confusión servicio/derecho no la tienen que resolver las empresas, sino los gobiernos, los votantes y la ciudadanía. Mientras no lo resuelvan, están limitados a las leyes ya existentes y, en todo caso, a la presión social para cambiar las reglas de las redes sociales.

9/ Viste mucho, sobre todo ante tu grupo privado de Whatsapp "Anarkistas Moralistas" atacar a Twitter por actuar según las reglas que todos aceptamos el día que pedimos el servicio, pero resulta descaminado, inútil y elude el verdadero problema: la consagración de nuevos derechos

10/ Twitter no puede "censurar", como no lo puede hacer ninguna empresa privada. La censura implica coartar el derecho a la libre expresión, y eso es atribución únicamente del estado. Una empresa te puede excluir de su red social, pero sigues gozando de tus derechos.

11/ Del mismo modo, una escuela te puede expulsar por infringir sus normas internas y ello no cancela tu derecho a la educación, por ejemplo. O una empresa despedirte sin infringir tu derecho al trabajo, y así sucesivamente...

12/ Todo eso es el reino de la realidad que algunos no quieren aceptar por postureo, por ignorancia o por necedad. Ahora vamos a la especulación. ¿Deberían los estados regular la forma de actuar de quienes prestan servicios como las redes sociales?

13/ El arco reflejo es decir que sí, que por supuesto, que Jack y Zuckerberg y Pichai tienen demasiado poder que nadie les ha conferido y no siempre lo usan debidamente, así que hay que meter orden... Asunto resuelto. Suspiro de alivio.

14/ Lástima que no es tan fácil. Primero, esas empresas salen de los marcos de regulación nacionales y a menos que juegues al aislacionismo tipo China, Arabia Saudí o Corea del Norte, no puedes controlarlas, ya no digamos controlar lo que escribe Pavel Pavlovich en Norilsk, Rusia

15/ Luego está que toda legislación es, finalmente, restrictiva. No sólo establecerá lo que pueden o no hacer esas empresas, que suena bien, sino lo que tú y yo podemos hacer en las redes, más allá de lo ya fijado en las leyes del país en el que escribimos nuestras genialidades.

16/ Y, precisamente por su poder multinacional, es más fácil que una red social excluya a todo un país a que un país bloquee una red social. Un fenómeno _totalmente nuevo_ necesita abordajes _totalmente nuevos_, no vale tratar de encajarlo en la forma de legislar del siglo XVII

17/ Toda legislación sobre libertad de expresión termina limitándola de alguna forma, y por eso habrá que ser muy cautos y vigilantes sobre la forma en que se legisle el asunto para que no acabe satisfaciendo intereses autoritarios aún peores.

18/ Cuando en España tenemos pendiente la derogación de varios delitos de opinión que limitan la libre expresión (sobre la corona, la religión u "honores" dudosos que hoy ponen en jaque a publicaciones como Mongolia) la prisa de algunos por inventar nuevos delitos es preocupante.

19/ Esto no es una defensa de que las empresas actúen sin freno, sino advertencia contra indignaciones espurias. Llorar porque se impide a Trump seguir promoviendo el terrorismo supremacista blanco, aduciendo libertad y llamando "censura" a lo que no lo es resulta esperpéntico.

20/ El neonazi Carlson dice que Trump tiene derecho a decir lo que piensa. Nadie le ha quitado ese derecho, lo que ha hecho Twitter es negarse a ser cómplice de actos terroristas. Esa súbita defensa de la libertad por parte de la derecha es simplemente un truco demagógico.

21/ Porque el derecho a decir lo que piensas y a opinar no implica el derecho a mentir, a engañar, a revelar secretos o a promover delitos. Su límite son los hechos y los daños posibles. Esto ya lo conté, pero lo vuelvo a contar:

22/22 Toda limitación más allá de esto (la mentira, el doxxing, la promoción de delitos) que dependa de valoraciones subjetivas al final siempre va a ser un gran pretexto para los que hablan libertades y en la práctica buscan cancelarlas. Por nuestro bien.

Igual me equivoco.