No lo saben, pero lo hacen... los principios nacionalistas que formuló el austromarxista O. Bauer hace más de un siglo constituyen los cimientos político-ideológicos de la casa común de la burguesía, incluyendo a una buena parte del marxismo revisionista, en el problema nacional.
Dicho sea de paso, es corriente establecer en un fascista español como Ledesma Ramos la paternidad de la tesis socialpatriota de que los obreros son los auténticos depositarios de la nación. En realidad es una idea expresada antes y con mayor profundidad por el austriaco.
«[E]sta política evolucionista nacional es la política de la moderna clase obrera (…) A este fin sirve ya la política democrática del proletariado (...) [la] creciente diferenciación espiritual de las naciones, ése es el sentido del socialismo». Ibíd.
Pierre Vilar, uno de los mejores conocedores de las tesis austromarxistas (y en general de los mayores estudiosos del problema nacional), explica con gran claridad y profundidad el sustrato de clase del nacionalismo austromarxista, mentor del socialchovinismo más derechista:
Ha sido Pierre Vilar quien en este y otros escritos —véase por ejemplo su ponencia «Estado y nación en las conciencias españolas: actualidad e historia»— muestra la influencia nacionalista baueriana en la famosa fórmula falangista de España como unidad de destino en lo universal.
El que enarbole el nacionalismo refinado, como hablaba Lenin de bundistas y austromarxistas; el que busque mostrar «el contenido nacional de la lucha de clases» o realizar «el principio de la nacionalidad» se mete de lleno en la charca nacionalista. Y como a tal se le tratará.
Mal que pese al detritus chovinista, la visión del mundo antagónica al austromarxismo y a toda forma de nacionalismo (sea más burdo o más refinado), no solo plenamente vigente, sino que pide a gritos su realización efectiva más que nunca, ha sido y solo puede ser esta:
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Espero que no moleste que, para no repetirme ni alargar en exceso los comentarios, a lo largo del hilo me autocite para intercalar el trabajo de Aizpuru con otros escritos donde se tratan cuestiones relevantes respecto al problema nacional en la formación socioeconómica española.
Intentaré ser esta vez más telegráfico, pues son temas más que tratados. ¡Dentro hilo!
Una primera queja: la escasez de fuentes sobre el nacionalismo español en contraste con los tres grandes nacionalismos periféricos del Estado español: el catalán, el vasco y el gallego.
Voy a compartir algunos títulos de sumo interés para profundizar en el estudio del problema nacional desde la óptica del marxismo revolucionario. Los de las citillas apócrifas de Lenin también pueden tomar buena nota, si es que no es mucho texto para sus masas encefálicas, claro.
Vamos con algunos más:
Más material de ese que queda un poco grande a todos los nacionalistas disfrazados de rojo, de nación grande, mediana o pequeña:
Lo lamento por los «comunistas de sindicato y fronteras estatales» (@__pandemiurg dixit): ni durante el periodo de conformación histórica de la clase obrera como clase en sí, cuando la espontaneidad era palanca de revolución, jugó lo sindical un rol destacado para Marx y Engels.
Poco se recuerdan ambos hechos interrelacionados: la AIT de Marx y Engels, pese a que se constituye en un momento en que lo sindical sí es un escalón de conformación de la clase como sujeto independiente, va mucho más allá de los estrechos intereses económicos o sindicales...
... y también de la pequeñez de espíritu de una o varias naciones, demostrando ya desde el principio que la lucha obrera revolucionaria es forzosamente internacional y que debe incorporar como parte de su programa la lucha contra la opresión nacional y contra todo nacionalismo.
Tendría que releerlo, pero este trabajo, aun viniendo de donde viene, aporta pistas muy interesantes sobre la extremadamente heterogénea ultrarreacción norteamericana. Por la fecha, claro, lamentablemente no aparecen QAnon ni los Boogaloos ni Proud Boys.
Por ser aún la primera potencia imperialista del orbe, aunque en franco declive, y por la onda expansiva que pudiera generar, yo estaría muy pendiente de lo que en este sentido se está incubando en esa gigantesca y especialmente siniestra dictadura capitalista.
Si a veces una imagen vale más que mis palabras, no me imagino las piruetas verbales que tendrán que dar los activistas de izquierda de los microrrelatos identitarios cuando se enteren de que la cabeza política de los Proud Boys, y dirigente de Latinos For Trump, es un mulato.
A propósito de la peculiar respuesta de Marx al periodista, recupero esta mención de Dommanget, citado en el documento de Arru, sobre la alusión de Engels a la necesidad del partido proletario en la Conferencia de Londres de la AIT.
Un fragmento más, crucial, de Arru donde explica la noción de partido en Marx. En el hilo que he autocitado hay un pasaje de Línea Proletaria fundamental para situar histórica y políticamente la noción de Partido-clase en Marx.
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, si bien esto nunca se ha tratado de elegir entre Marx y Engels, pues el comunismo es la concepción revolucionaria 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐜𝐥𝐚𝐬𝐞, y no de un individuo en particular, sería justo admitir aquí el papel clave de Engels.
Si bien el marxólogo Rubel propagó una serie de clichés respecto al marxismo, recomiendo este texto (en francés) sobre el concepto de partido proletario en Marx. Clarificador, aunque desbarre al tocar el tema del Partido de nuevo tipo leniniano.
El artículo trata bien el periodo histórico de transición del pensamiento de Marx (y Engels) en que bascula del radicalismo liberal burgués al comunismo, en el marco del gran ciclo revolucionario burgués y el nacimiento del proletariado como clase independiente.
Y el texto de Rubel es un buen ejemplo sobre el necesario recorrido de la clase obrera en tales coordenadas sociohistóricas, el papel de los sindicatos obreros, la lógica insurreccional y el uso masivo de los parlamentos por los partidos obreros de masas.