Thread by @Toussaint1917

Interesante escrito sobre el derecho penal del enemigo. Aunque el autor parte de una filosofía burguesa del derecho, aporta elementos valiosos para la crítica radical de la deriva corporativizadora de la ley y lo penal en los Estados imperialistas.

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Una deriva corporativizadora y antiliberal, por cierto, de la que participa también de modo entusiasta, desde hace varias décadas, el feminismo, aunque todavía un importante sector de la vanguardia se niegue a verlo. Ya se sabe, los tabús burgueses son muy poderosos.

Más allá de las ilusiones del autor respecto a una suerte de derecho penal liberal puro (imposible en las condiciones imperantes de corporativización creciente del régimen capitalista actual), es ilustrativo el hecho de perseguir peligros/enemigos y no hechos/bienes jurídicos.

Curioso que, desde una óptica radical, revolucionaria, el PCREE llegara unos años antes a conclusiones muy similares en lo tocante al trastocamiento del derecho positivo liberal por la acción organizada de los distintos corporativismos contemporáneos (feminismo inclusive).

Hay que insistir, pues en muchas ocasiones se oculta, en que tal dinámica corporativizadora tiende a reforzar cada vez más al Estado y el derecho penal del enemigo, sin solucionar el problema para el que supuestamente se despliega todo el aparataje legal. Carl Schmitt sonríe.

Como observa Ríos, todo endurecimiento penal concebido como excepcional tiende a generalizarse y hacerse permanente, permitiendo —la legislación antiterrorista de los Estados capitalistas es suficientemente ilustrativa al respecto— al Estado desplegarse como nunca en democracia.

Dejo por aquí un documento de 700 páginas que, por lo que he podido ojear hasta ahora, lleva a cabo una como poco digna de tener en cuenta, minuciosa y sistemática crítica de la legislación de género en el marco doctrinal del derecho penal del enemigo.

gredos.usal.es/bitstream/hand…

Insisto, más allá del ropaje liberal-democratista, ay de aquel iluso o fetichista del Estado moderno que crea que los regímenes de excepción que están implantando las burguesías, apelando a la pandemia del SARS-CoV-2, no van a ser cronificados u ordinarizados de un modo u otro.