Las reacciones a las vacunas son el claro ejemplo de que la respuesta inmunitaria NORMAL contra cualquier amenaza no solo es local sino también sistémica. Y en este hilo te voy a contar la fisiología detrás de estos efectos. @PabloFuente
Cuando hablamos de la seguridad de una vacuna nos referiremos a la ausencia de otros efectos adversos como puede ser la autoinmunidad, la anafilaxia u otras de igual o mayor calado.
Frivolizar sobre los efectos secundarios transitorios y banales es arriesgado pues lleva aparejado rechazo y miedo social y con ello tal vez una menor cobertura de la vacuna.
Diariamente se administran en el mundo cientos de miles de vacunas y son de las intervenciones médicas más relevantes en la salud pública e individual. Prevenimos la enfermedad y los efectos secundarios son casi nulos.
Pocos fármacos tienen ese ratio tan favorable de seguridad y eficacia. Algo que es necesario si tenemos en cuenta que las vacunas se administran en individuos sanos y en algunos casos como en los pediátricos se inyectan varias a la vez y la reactogenicidad puede ser mayor.
Unos de los aspectos que se evalúan en los ensayos clínicos son estos efectos secundarios. Aunque algunos son objetivables como temperatura, enrojecimiento, hinchazón, frecuencia cardíaca) y otros subjetivos (malestar, dolor, fatiga). Vamos al grano. ¿Qué causa la reacción?
La vacuna consta del antígeno (patógeno) de forma más o menos compleja (microorganismo atenuado, toxoide, proteína recombinante, mRNA, vector viral) con o sin adyuvante.
Con el objetivo en primer lugar de inflamar localmente y así alertar al sistema inmunitario de que ha de ir al lugar de la inyección. Y con el preciado segundo objetivo de que el sistema inmunitario descubra al antígeno y aprenda a combatirlo y nos confiera la valiosa inmunidad.
Primero la respuesta local: Esta respuesta inflamatoria emula la infección natural y produce la liberación de muchas citocinas (moléculas que permiten la comunicación entre células). Estas citocinas son las que provocan la inflamación local activando al sistema del complemento y
a agentes vasoactivos como la bradiquinina, que son vasoldilatadores y promueven la atracción y migración celular al lugar de la inyección (enrojecimiento e hinchazón). La acción de este conjunto de células y moléculas hace que se activen las ciclooxigenasas y
que se liberen prostaglandinas que, junto a la actuación sobre las terminaciones nerviosas, producen el dolor. Además, como los linfocitos también circulan por las vías linfáticas y es en los ganglios donde se activan y se multiplican, no es de extrañar que también se inflamen.
Efectos sistémicos: Entre las citocinas producidas localmente están la IL-1, IL-6 y TNF-a, las cuales pasan al torrente circulatorio provocan los efectos en todo el organismo. Esta moléculas activan en el centro termorregulador hipotalámico la liberación de prostaglandinas y
por ello sube la temperatura y el dolor y malestar general. Además estas citocinas actúan sobre el hígado y este produce proteínas de fase aguda que ayudan a la respuesta innata a combatir la enfermedad.
Hay otros factores propios del individuo que condicionan los efectos adversos de las vacunas. El primero la inmunidad pre-existente contra el antigeno. Si son inyecciones de recuerdo o hemos pasado antes la enfermedad, la reactividad es mayor.
Los niños con su sistema inmune inmaduro y los ancianos con lo contrario presentan una menor reactividad. Las mujeres tienen más efectos locales debido a diferencias hormonales. Otros aspectos como obesidad, estrés o las condiciones psicosociales pueden tener su influencia.
Y para terminar, el tamaño de la aguja y la elección del lugar de inyección también serán influyentes, sin duda. En definitiva, efectos contados y que son en beneficio del que recibe la vacuna y de todo el grupo. No hay excusa. A vacunarse todo el mundo. (npj Vaccines, 2019 4:39)
Los virus son actualmente el foco de atención mundial. Pero, ¿Sabías que algunos virus producen tumores malignos? ¿Sabías que lo hacen robándonos y modificando nuestros propios genes? Si quieres saber más, este es tu hilo. #RS_Biomed
Las primera evidencias científicas de por qué se producen los tumores apuntaron a un origen viral. Virus y cáncer es una historia paralela y que bien vale un capítulo en la historia de la medicina. #RS_History@cateterdoblej
El botánico Ivanovsky en 1892 hacía extractos de hojas de tabaco provenientes de plantas enfermas y los pasaba por un filtro con agujeros que no dejaban pasar a bacterias. Si exponía a plantas sanas al extracto, estas enfermaban y dedujo que había algún veneno o toxina en él.
Si quieres saber a qué se deben esos efectos secundarios locales y sistémicos tras la segunda dosis de las vacunas de ARNm para #COVID19 este es tu hilo. Te adelanto ya que son llevaderos y no hay por qué preocuparse. Al contrario, ¡alegrarse!
Según una app del King’s College disponible en el Reino Unido (Zoe app, covid.joinzoe.com) y tras 10.000 respuestas de vacunados, el 45% reporta efectos locales como dolor e hinchazón en el lugar de la segunda inyección.
Tras la segunda dosis un 22% presentan sintomatología sistémica (en todo el cuerpo) como escalofríos, febrícula y dolores y que se resuelven en unos muy pocos días.
El coronavirus va a hacer mutar a todos los que infecte. Y los que reciban la vacuna, la que sea, también van a mutar. No es alarmismo, es la pura verdad. Es inevitable y, lo mejor de todo, es bueno y necesario para combatirlo. Lee el hilo y verás por qué. (1/14) #RS_Immuno
Detrás de esta afirmación tenemos uno de los fundamento para la generación de la respuesta de anticuerpos contra un microorganismo. Es un mecanismo muy curioso y os lo voy a explicar brevemente. (2/14)
Los linfocitos B son las células que producen los anticuerpos y estos se organizan en clones. En nuestro organismo tenemos miles de millones de distintos clones que producen miles de millones de distintos anticuerpos. Esto es el repertorio inmunológico (3/14)
Recientemente han salido a la luz algunas publicaciones que vinculan la presencia de autoanticuerpos y la manifestación grave de COVID-19. En este te hilo os explico el vínculo entre autoinmunidad e infección viral. @PabloFuente
Y de paso que sirva este hilo para tranquilizar a la gente que sufre algún tipo de autoinmunidad pues no hay realción entre padecer autoinmunidad y sufrir esta gravedad. Es una autoinmunidad nueva y que se genera tras la infección.
Esta autoinmunidad explica muy bien los efectos tardíos de la covid afectando de forma casi crónica a órganos como el cerebro o el corazón, pues para que se produzcan hacen falta días para generar estos autoanticuerpos.
Las enfermedades infecciosas del tracto respiratorio son más frecuentes en los meses fríos. ¿Por qué? ¿Tendrá la ola de frío actual implicaciones en #COVID19? Si quieres informarte, este es tu hilo
Aunque las infecciones del tracto respiratorio (ITR) pueden ocurrir durante todo el año, la temperatura fría y la baja humedad se asocian con una mayor incidencia de las mismas. Aunque nos parezca que con las lluvias y el frío el ambiente es húmedo, es justo lo contrario.
Las ITR son son las infecciones más comunes de todo el mundo y son las responsables del 20% del exceso de mortalidad invernal y una carga económica considerable para la salud pública.
Muchos me habéis preguntado por la seguridad y efectividad de las vacunas en sujetos inmunocomprometidos, o sea, quienes padecen alguna inmunodeficiencia, autoinmunidad o reciben algún tratamiento que genera inmunosupresión. Respondo abriendo hilo: #RS_Immuno#RS_Covid
Lo primero, los ensayos no se realizan con este tipo de individuos por lo que no tenemos evidencias reales de su efectividad y seguridad. Estas vendrán en la fase III expandida o la fase IV si fuera factible. ¿Y por qué no se incluyen? Sencillamente por el bien común +
y el bien de la medicina. El diseño de esta fase requiere que se incluyan pacientes que reflejan la población común. Y estos, además de que son un grupo minoritario, en algunos de ellos, debido a sus condicionantes, no podría observarse el posible efecto positivo de la vacuna.