E hice mi drama de mercado “SUNESCÁN DALÚNA BÚSO”, como aquel cartón de Mafalda con la indignación materna.
En el momento en que iba a dejar mi queja verbal con la señora de la frutería recordé lo afortunados que somos los mexicanos en ese tema de las frutas y sus precios.
Para dar contexto una anécdota con un amigo, su hermano y la cuñada polaca.
Conocí a mi amigo cuando trabajábamos en un laboratorio farmacéutico.
Yo en el área de producción y él en sistemas y redes. Quién sabe cómo compaginamos, pero se daba su tiempo para ir a platicar en mi oficina.
Me contó de su hermano músico.
Su hermano había terminado su carrera de música, ejecutando el violín. Se fue de intercambio estudiantil a especializarse en el instrumento a Polonia.
Allá conoció a la que sería su esposa, y los crudísimos inviernos donde se sobrevive alojados por días en un sótano.
De esa forma, mediante el matrimonio, el hermano de mi amigo pudo permanecer en Polonia, obtener una residencia y un permiso de trabajo permanente para integrarse a una orquesta.
Antes de acrecentar la familia, la pareja viajó de Polonia a Guadalajara de visita.
Venía la pareja para que el hermano cumpliera la muy jalisquilla tradición de “presentar la muchacha a la familia”, y para que ella conociera el país de su esposo, sobre todo el clima templado de estas tierra.
Europeos, aman nuestro clima, aunque usted no lo crea.
Tocó a mi amigo ir en su auto por la pareja al aeropuerto de Guadalajara.
En el trayecto a la casa paterna, les tocó un alto en algún crucero de la ciudad. De pronto la polaca vio que alguien le ofrecía algo por la ventanilla de su asiento.
Obvio no entendió nada
El esposo tuvo que calmarla y aclararle que le habían ofrecido un litro de jugo de naranja en un envase de plástico en diez pesos.
Le pareció tan insólito todo.
En Polonia las naranjas son carísimas. El jugo de naranja es un privilegio que pocos se pueden dar.
Que le ofrecieran un litro de jugo de naranja en un crucero, sencillamente le rompió su jucio sobre Polonia y México.
Al grado de no creerlo.
Al grado de pedirles que en la siguiente oportunidad compraran el jugo.
Y sí, en otro crucero compraron el líquido para que bebiera.
La polaca se fue de México diciendo que en este país hasta los pobres pueden comer frutas e ir a la playa a disfrutar el sol.
Otro país, otras nociones de pobreza.
Otros precios de las frutas.
El random de los reels de instagram les otorga a veces los videos de una coreana en México, que se defiende muy bien hablando español. Habla mucho del choque cultural entre su país y el nuestro.
En uno de esos videos narra la vez que lo invitaron a la casa de uno de sus amigos.
Se asombró de que el padre de su amigo le ofreciera mangos, que en Corea son alimentos de gente rica.
“Los mexicanos son ricos” comentaba mientras hablaba de otras frutas comunes en México que en el lejano oriente son comida cara y exótica.
Y aquí hay mangos por puños.
Yo mismo tengo mi anécdota: cuando a una becaria germana le ofrecieron degustar su primer guacamole, y conforme veía la cantidad de aguacates que se machacaban, comentó “te ha de haber costado un ojo de la cara”.
El aguacate es carísimo, pero no tanto como en Germania.
Así pues, hoy en la mañana me guardé expresar mi indignación de mercado por pagar 45 pesos por un melón.
Pienso en la polaca, en la coreana y en la germana y me propongo disfrutar, aunque sea momentáneamente, mi privilegio de primer mundo.
Fin de la historia.
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En la casa materna de mi infancia había café pero nadie bebía.
Ni mi abuela, ni mi padre, ni mi madre.
Y a los hijos se nos tenía prohibido beber café.
Para aclararlo rápido, jamás se nos prohibió beber bebidas alcohólicas, que también había, pero café sí estaba restringido.
El café que había era por si alguna visita pedía la infusión. Y nada mas para ellos.
Sucedió que llegué a cursar el bachillerato en una escuela que te envicia de café y cigarros: el Centro de Enseñanza Técnica Industrial Plantel Colomos.
En el CETI Colomos se vende café y cigarros sin restricción. Y se fomenta el vicio.
Brasil pidió a los organizadores del Mundial México 86 que su grupo jugara sus partidos eliminatorios en Guadalajara. Brasil había jugado el mundial del 70 en estas ciudad sintiéndose en casa.
De hecho, hay una escultura brasileña agradeciendo ello frente al Estadio Jalisco.
Es 1986. El adolescente Chavira termina el segundo grado de secundaria.
Salíamos a las ocho de la noche del plantel y retornábamos a casa en camión un grupo de amigos que vivíamos por el mismo rumbo.
A veces retornábamos en la camioneta del novio de una de las compañeras.
Algún día contaré la historia de esa pareja, a la cual yo los presenté. Drama shakesperiano juvenil.
El punto es que, durante el mundial nos íbamos en su camioneta a las afueras del Estadio Jalisco a esperar la salida de la afición.
La respuesta obvia y sintetizada: toda empresa privada tiene el riesgo de quebrar y cerrar definitivamente.
La pregunta que requiere una respuesta mas formulada es ¿Qué tan cerca está Cinemex, y en su caso Cinépolis, de cerrar definitivamente?.
Vamos a reflexionar el asunto.
Antes que nada debemos establecer la dinámica del negocio de la exhibición en México previo al a pandemia, que en mucho marcaba el ritmo de expansión de el duopolio de multiplex en el país.
México, ya se ha comentado en este TL, era una de las escasas excepciones en el mercado.
Ayer, en las pausas de la masacre a Kansas City, se dieron a conocer los avances de algunas películas calendarizadas para los meses venideros.
El Film Twitter, por fin, tomó con mucha reserva las fechas de estreno porque aun hay incertidumbre en la apertura de cines.
Mientras la administración de Joe Biden hace esfuerzos monumentales para incrementar la vacunación de la población en EUA, hay tanta incertidumbre al respecto, en lo que respecta al avance y efectividad del medicamento, que nadie ha especulado aun sobre la apertura de cines.
En marzo se va a cumplir un año de que comenzó el cierre de salas en la costa atlántica de EUA.
Totalizados la numeralia de la taquilla gringa del 2020 los datos dan cuenta de la tragedia para la industria de la gran pantalla.