En la casa materna de mi infancia había café pero nadie bebía.
Ni mi abuela, ni mi padre, ni mi madre.
Y a los hijos se nos tenía prohibido beber café.
Para aclararlo rápido, jamás se nos prohibió beber bebidas alcohólicas, que también había, pero café sí estaba restringido.
El café que había era por si alguna visita pedía la infusión. Y nada mas para ellos.
Sucedió que llegué a cursar el bachillerato en una escuela que te envicia de café y cigarros: el Centro de Enseñanza Técnica Industrial Plantel Colomos.
En el CETI Colomos se vende café y cigarros sin restricción. Y se fomenta el vicio.
Mi sobrino da fe que aun lo hacen.
Para aclararlo rápido, la primera clase, del primer día, del primer semestre en el CETI, dibujo industrial (pesadilla), el profesor Benítez nos dijo que habría una pausa de 20 minutos en su clase para beber café y fumarse un cigarro.
¿Cómo escapar a esa promoción descarada?
Y sí, comencé a beber café.
Cigarros no, porque siempre me ha parecido un vicio estúpido.
Pero de un café matutino que comencé a beber en el primer semestre, llegué a necesitar tres o cuatro durante la jornada escolar en el tercer semestre.
No beber café me provocaba ansiedad.
Y este que escribe puede tolerar muchos demonios internos, pero el demonio de la ansiedad no.
Así que me propuse dejar el café a base de beber té.
Y lo dejé, para siempre.
Ocasionalmente he llegado a beber un sorbo de café, y me ataca una ansiedad que me evita beberme la taza completa.
Así que nada de café, y mas paz.
En la Sede del Imperio hay cigarros, hay bebidas alcóholicas, pero no café.
Mis sobrinos no beben café.
Sabiduría que se transmite de generación en generación.
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E hice mi drama de mercado “SUNESCÁN DALÚNA BÚSO”, como aquel cartón de Mafalda con la indignación materna.
En el momento en que iba a dejar mi queja verbal con la señora de la frutería recordé lo afortunados que somos los mexicanos en ese tema de las frutas y sus precios.
Para dar contexto una anécdota con un amigo, su hermano y la cuñada polaca.
Conocí a mi amigo cuando trabajábamos en un laboratorio farmacéutico.
Yo en el área de producción y él en sistemas y redes. Quién sabe cómo compaginamos, pero se daba su tiempo para ir a platicar en mi oficina.
Brasil pidió a los organizadores del Mundial México 86 que su grupo jugara sus partidos eliminatorios en Guadalajara. Brasil había jugado el mundial del 70 en estas ciudad sintiéndose en casa.
De hecho, hay una escultura brasileña agradeciendo ello frente al Estadio Jalisco.
Es 1986. El adolescente Chavira termina el segundo grado de secundaria.
Salíamos a las ocho de la noche del plantel y retornábamos a casa en camión un grupo de amigos que vivíamos por el mismo rumbo.
A veces retornábamos en la camioneta del novio de una de las compañeras.
Algún día contaré la historia de esa pareja, a la cual yo los presenté. Drama shakesperiano juvenil.
El punto es que, durante el mundial nos íbamos en su camioneta a las afueras del Estadio Jalisco a esperar la salida de la afición.
La respuesta obvia y sintetizada: toda empresa privada tiene el riesgo de quebrar y cerrar definitivamente.
La pregunta que requiere una respuesta mas formulada es ¿Qué tan cerca está Cinemex, y en su caso Cinépolis, de cerrar definitivamente?.
Vamos a reflexionar el asunto.
Antes que nada debemos establecer la dinámica del negocio de la exhibición en México previo al a pandemia, que en mucho marcaba el ritmo de expansión de el duopolio de multiplex en el país.
México, ya se ha comentado en este TL, era una de las escasas excepciones en el mercado.
Ayer, en las pausas de la masacre a Kansas City, se dieron a conocer los avances de algunas películas calendarizadas para los meses venideros.
El Film Twitter, por fin, tomó con mucha reserva las fechas de estreno porque aun hay incertidumbre en la apertura de cines.
Mientras la administración de Joe Biden hace esfuerzos monumentales para incrementar la vacunación de la población en EUA, hay tanta incertidumbre al respecto, en lo que respecta al avance y efectividad del medicamento, que nadie ha especulado aun sobre la apertura de cines.
En marzo se va a cumplir un año de que comenzó el cierre de salas en la costa atlántica de EUA.
Totalizados la numeralia de la taquilla gringa del 2020 los datos dan cuenta de la tragedia para la industria de la gran pantalla.