Si algo me han enseñado los peronistas que conocí en la Argentina es a no ser sectario. En ese sentido, hay un antes y un después en mi quehacer político e ideológico gracias a ellos. No soy peronista porque soy español y comunista. Pero sí deberíamos aprender lo bueno de ellos.
Con los peronistas comparto el amor a la Patria y su defensa sin subterfugios de su unidad, la importancia de la geopolítica y la Realpolitik y la necesidad de construir un bloque iberófono intercontinental, así como el rechazo a la Leyenda Negra antiespañola.
Las posiciones antimarxistas y anticomunistas de algunos peronistas se deben, muchas veces, al desconocimiento, y a que su referente de "marxismo" y "comunismo" es una izquierda indefinida argentina que, también, está en sus filas. Pero los hay abiertos a aprender de nosotros.
Todas las categorías ideológicas y filosóficas del justicialismo (doctrina del movimiento peronista) pueden ser explicadas desde nuestro materialismo político. Eso nos da potencia sobre ellos. Pero los puntos de encuentro son múltiples, sin negar la crítica tampoco.
Además, los intentos desde España de importar cierto peronismo (kirchnerismo en realidad) han sido vanos y lamentables. No han entendido que el peronismo es, como dice mi amigo @marcelogullo, la expresión argentina de una revolución hispánica inconclusa.
Y el peronismo, a mi juicio, es otra cosa: la vertiente revolucionaria de la Doctrina Social de la Iglesia. Vertiente que, tras el Concilio Vaticano II, y debido también al exilio de Perón y los tiempos de la llamada Resistencia Peronista, tuvo que alterar sus posiciones.
Pero el peronismo es profundamente, y culturalmente, católico. Y por eso no es sectario. Piensa más en movimiento que en Partido, sin negarlo. Esto es su fuerza y, también, su debilidad. Pero acoge a todo aquel que comparta unos mínimos, sin importar su origen. Como la Iglesia.
Así pues, sin necesidad de volverme peronista ni justicialista, es de justicia por mi parte reconocer que podemos aprender mucho de los peronistas en aquello que es más positivo de ellos. Y eso, en una plataforma geopolítica culturalmente católica, es algo muy importante.
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A ver, @RobertoVaquero_, estoy tb en contra de dicha ley pero: 1) Se debería llamar #LeyQueer, no #LeyTrans. Sería bueno no "criminalizar" a ese colectivo social, ni acercarlo al podemismo. 2) El sexo es siempre biológico. Es el género lo q no es más que 1 mito constructivista.+
+ 3) Hay transexuales de clase obrera y transexuales burgueses. Pero bueno, esto entronca con mi primer punto. 4) La ley afecta a la sociedad y la cultura de una manera determinada: subordinar las verdades biológicas a una ideología que borra el sexo y su impacto social. +
+ y 5) No es por ser pesado con el tema, pero estoy esperando una crítica del FO a la defensa en Podemos del federalismo, la plurinacionalidad y el derecho de autodeterminación. Con vuestras diferencias, defendéis lo mismo. Eso es más peligroso para España que "lo trans". +
Algunas consideraciones respecto a la definición de nación de Stalin, que supuestamente se defiende desde el Frente Obrero: 1) Stalin define nación en "El marxismo y la cuestión nacional" (1913), en base a 7 características que han de darse a la vez para poder hablar de nación. +
+ 2) Para Stalin: "Nación es una comunidad humana estable, históricamente formada y surgida sobre la base de la comunidad de idioma, de territorio, de vida económica y de psicología, manifestada esta en la comunidad de cultura”. Analicemos esto respecto de Cataluña y País Vasco.+
+ 3) Las 7 características que enumera Stalin se han de desarrollar en el modo de producción capitalista, no son precapitalistas. España no llega a ser plenamente capitalista hasta mediados del siglo XIX, tras los cuatro primeros periodos revolucionarios liberales. +
Uno puede reivindicarse antiliberal, anticomunista o antifascista. Pero liberalismo, comunismo y fascismo vienen de un tronco común: la Modernidad. Y esta, a su vez, surge por la secularización, vía humanista, del cristianismo y su lectura de la Antigüedad grecorromana.
Este tronco común no niega los enfrentamientos, diferencias y disensiones. Pero no está de más entender que los grandes movimientos políticos contemporáneos son, todos, producto grecorromano y judeocristiano, pasados por el filtro de las ciencias y la filosofía modernas.
El llamado poatmodernismo, en realidad, no deja de ser, resultado de la Modernidad, su más avanzado producto. En cierto sentido, liberalismo, comunismo y fascismo (también el anarquismo y otras ideologías) solo podían existir gracias a la Modernidad.
+ dicotómicas, e incluso puede haber casos mixtos en los que es difícil determinar las líneas de frontera entre la norma imperial generadora y depredadora, como ocurre con EEUU. Desde el MF, se reconoce que, a partir de Carlos III, el Imperio Español adquiere una norma +
+ más depredadora, aunque al nivel de neerlandeses e ingleses. Cuando hablamos de Imperio Generador y Depredador hablamos de normas políticas que rigen la política del Imperio e, incluso, el rango metapolítico de proyección Imperial. Así, y tras caer, podemos decir que +
Jamás la gestación ha sido obligatoria en "Occidente". Lo que sí se ha tratado es de preservar a la familia como célula de la sociedad. Hoy día, la familia (no sólo la tradicional) es una institución atacada desde el poder financiero. No hay opresiones ancestrales.
La idea del patriarcado como institución opresiva originaria de todas las demás lleva a pensar que aboliendolo se abolirán todas las demás (clase, raza, género). Se piensa así cuando se parte de la idea de patriarcado de Kate Millet. Pero esta es una definición ahistórica.
El patriarcado surge con las primeras sociedades políticas, cuando existe derecho, lenguaje escrito y leyes, y surge como necesidad, generando con ello desigualdades. Tuvo un origen y ya no existe, barrido por la industria, el capital y la tecnología.
Václav Havel definió ideología como "una forma engañosa de relacionarse con el mundo. Ofrece a los seres humanos la ilusión de una identidad, de dignidad y de moralidad al mismo tiempo que les facilita separarse de ellos". Las palabras claves son identidad, dignidad y moralidad.
La ideología es una cosmovisión del mundo de un grupo social (moral en realidad) enfrentado a otros grupos sociales (morales) con otra cosmovisión del mundo, con otra ideología. Les da identidad y les confiere, entre ellos, de dignidad.
Por todo ello, salir de toda ideología es siempre un proceso doloroso para el sujeto que realiza este proceso. Las ideologías conectan al sujeto, a través de emociones, con su grupo moral, lo sitúa en el mundo, le da una identidad y una dignidad, que es concedida x el grupo.