Lo que hay que hacer con los estudios de desigualdades de roles de género no es negarlos sino -y tras examinar cuidadosamente que metodológicamente sean correctos- observar que no tienen un significado ético ni inmediato -desde luego- ni tampoco mediato. No tienen un significado
ético inmediato porque el que haya más mujeres en una profesión y más hombres en otras no implica en principio que haya perjuicio más hacia uno o hacia otro sexo (y aun presuponiendo que no hubiese la menor determinación biológica detrás, es decir aun partiendo del
cartesianismo). No tienen un significado ético mediato porque para tenerlo es necesario presuponer que hay una conexión entre esos roles de género tomados uno a uno, materialmente, y una opresión general de un sexo sobre otro, tomado formalmente.
Empero, considerar que "toda" diferencia individua en roles de género está conectada con todas y cada una de todas las demás más que ser gratuito o indemostrable es metafísico (a menos que se demuestre esas conexiones una a una). Aun de este modo, no hay razones para pensar que,
formalmente, y para ambos sexos en su globalidad, son las mujeres de la sociedad política de referencia las que salen más perjudicadas de esas diferencias; en efecto, los hombres tienen en España mayor tasa de suicidio, mayor tasa de accidentalidad laboral, mayor tasa de
muerte por homicidio, drogodependencia, abandono escolar, menor esperanza de vida. Pero ¿significa esto que es irracional el igualitarismo por el igualitarismo, que es un modo entre otros de fundamentalismo, puesto que carece de fundamento, ético o de otro tipo? Eso parece.
Entonces, lo que hay que hacer no es discutir estudios concretos, ni negarlos, ni razonar que la existencia de roles de género aparece exagerada por sesgo, sino más bien y sobre todo negar la mayor, que su alteración -utópica o no- posea algún fundamento, negar su racionalidad.
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En el minuto 26 en adelante, Carlos Madrid trata la Teoría de juegos y la Teoría de la decisión en Economía:
Contrapone un orden axiomático de la Teoría de la decisión, en el que la Teoría de juegos aparece como una especificación porfiriana suya,
al orden histórico, en el que la Teoría de la decisión es posterior a la de juegos y consiste en una aplicación de la matemática recreativa (la de los juegos de estrategia, no de azar) a la Economía subjetual (praxiológica).
¿Reconocer que "cultura" es un mito? Bien. ¿Sustituir el mito de la cultura por un reduccionismo sociologista de las categorías artísticas al estatus de "superestructuras" de clase, más aún, de una clase social metafísica que no existe ("burguesía")? Hmmm eso no tan bien.
El modo de conexión que está ejercitado en el discurso de la pirámide del machismo es el esquema causal del holismo. Primeramente, partimos de la idea de machismo en tanto que idea más o menos oscura y confusa, proyectándola sobre realidades que van desde lo de la cocacola hasta
el asesinato a una mujer. En segundo lugar, y tomándolas como partes del todo distributivo que hemos construido, suponemos que puesto que todas estas conductas participan en cuanto «machismo» del todo, cada una de ellas tomada individualmente está conectada por conexión causal
con todas las demás, lo que es decir hipóstasis del todo respecto de las partes que le hemos adscrito. De aquí se seguiría que la cocacola tiene determinación causal sobre el asesinato, y que por tanto al alterar y eliminar la conducta institucionalizada de la cocacola, en tanto
Francisco Suárez, «Disputaciones metafísicas», Sección primera («Naturaleza de la filosofía primera o Metafísica»). Resumen:
-Introducción: nombres que la Metafísica recibe-
·«Sabiduría (sapientia)», pues es de orden especulativo, no práctico.
·«Filosofía», y por antonomasia «filosofía primera», pues implica afán por la sabiduría.
·«Teología natural», pues estudia a Dios y lo hace según la razón natural, no sobrenatural.
·«Metafísica», pues parte de las sustancias físicas, materiales (propias de la «filosofía natural»), y abstrae de ellas su materia, resultando así las sustancias metafísicas, inmateriales.
La definición de «sustancialización» como «concebir como sustancia lo que es un accidente» tiene un alcance solamente fenoménico, no esencial o crítico, si se la concibe conforme a las ideas de sustancia y accidente tal y como aparecen en la tradición aristotélico-escolástica.
Es necesario entonces, y partiendo de la reconstrucción de esa distinción como una oposición diamérica entre un grupo de transformaciones (accidentes) de la «misma» (identidad) totalidad, y una parte suya invariante (sustancia), que es la que le confiere su
«identidad -sintética- sustancial» a esa totalidad, precisar la idea de «sustancialización» como un límite dialéctico que, partiendo de una totalidad real y en transformación, la inmoviliza, es decir, torna invariante (sustancia) lo que no es invariante sino transformativo
Teoría de los grupos sociales (asociaciones, sociedades) de Bruno Latour en «Reensamblar lo social. Una introducción a la teoría del actor-red»:
Para que pueda hablarse de la existencia de un grupo social es necesario que los propios actores que lo conforman reconozcan explícita y verbalmente su existencia. Este reconocimiento es importante en función de las acciones de asociación que desempeñarán para mantenerlo.
En su dimensión distintiva, los actores identifican y definen los grupos rivales o antigrupos, cuya presión amenaza con disolver la asociación, tanto como identifican y definen su propio grupo de referencia precisamente en función de ellos.