En México, la derecha trata de impulsar la imagen del actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, como si fuera un tirano. La animadversión de las élites derrotadas no es un caso particular. Ha ocurrido lo mismo en todo el continente.
Las élites de derecha (de origen criollista, afines a las cúpulas empresariales y los intereses de EE.UU. en la región) han actuado igual en Brasil, Ecuador, Bolivia y Argentina.
Esto evidencia que la lucha política en México es parte de un proceso estructural, más amplio.
Basta que un gobierno latinoamericano busque gobernar para los pobres, para que los medios de comunicación controlados por las élites empresariales, emprendan una fuerte campaña contra los "populistas". Le pasó a Lula, a Correa, a Evo y a los Kirchner.
El avance de los llamados gobiernos progresistas en América Latina no ha sido fácil. Está lleno de obstáculos y contradicciones. Ninguno de los mandatos anteriores ha sido perfecto (nunca lo será). Pero esa misma saña de las élites no se ve con los gobiernos de derecha.
Un caso emblemático es Brasil, con el golpe a Dilma y la manera en que sacaron de la contienda a Lula mediante una embestida judicial para posicionar al fascista Bolsonaro en la presidencia del gigante sudamericano, país al cual ha conducido al desastre social.
En Bolivia, no bastó que el mandato de Evo generó mejores condiciones para los sectores populares y crecimiento económico a niveles inéditos. Aún así, lo calificaron de "dictador" y los fascistas le dieron un golpe de Estado con apoyo de la OEA.
En Argentina, los medios criticaron mucho la gestión de Cristina Fernández. No hicieron lo mismo con el derechista Mauricio Macri, que endeudó al país a niveles exorbitantes y explica en buena medida el difícil escenario que enfrenta hoy la nación albiceleste.
En Ecuador, el traidor Lenin Moreno persiguió a Rafael Correa, cuya gestión fue continuamente golpeada por los medios e incluso evitó un intento de golpe de Estado a manos de mandos policiacos. Los medios hemisféricos ocultaron las protestas y la represión en Ecuador en 2019.
En el caso de México, el país hispanoparlante más poblado de América Latina, el escenario no es muy diferente a lo que ha ocurrido en otros países de la región. Las élites criollistas latinoamericanas -con su clasismo y racismo típico- se aferran a mantener sus privilegios.
Este escenario es consecuencia de la era colonial, tan vigente, tristemente, en nuestro continente. Las élites que se formaron durante la colonia, son parte esencial de las oligarquías y las plutocracias mediocres que promueven a la derecha conservadora en América Latina.
Los estragos del neoliberalismo e la región, explican en buena medida el avance de las fuerzas progresistas en América Latina. Evo Morales, por ejemplo, llegó a la presidencia en Bolivia luego de que quisieron ¡PRIVATIZAR EL AGUA DE LLUVIA!
En México, los estragos del neoliberalismo -que incluyen a la llamada "guerra contra el narco" que sumió al país en un mar de sangre- fueron factores históricos para que se diera un cambio de régimen político en 2018 con la llegada de AMLO, pese a tener el tablero en contra.
En México y el resto del continente, la continuidad o las resistencias al neoliberalismo, son el tema de fondo, aunque en los medios hegemónicos nunca se aborda ese tema, y todos los males estructurales de nuestros países, se le quieren achacar al líder "populista" en turno.
El "populismo", de hecho, es un término con el que los neoliberales han tratado de golpear políticamente a los gobiernos populares, identificados con las causas de los sectores más pobres. Lo que está en juego, es desmontar las estructuras de poder heredadas del pasado colonial.
El ataque contra el "populismo" por parte de la derecha, se entiende por el éxito que han tenido algunos líderes populares en la región para llegar a la presidencia, pese a jugar con toda la estructura de poder en contra. Por eso, el poder hegemónico detesta a los "populistas".
La lucha política en América Latina hoy, se despliega en ese terreno. Las élites criollistas -beneficiadas de la corrupción y el saqueo, mediante su alianza con el capital financiero trasnacional asentado en las potencias Occidentales- se aferran a sus privilegios de manera vil.
Por eso vemos que cuando las condiciones sociales juegan en contra de la derecha, personajes vendepatrias como Enrique Krauze piden la injerencia de EE.UU. en la política mexicana, en lugar de convocar al pueblo. Su afán golpista evidencia su hondo desprecio por la democracia.
Esta lucha se ha desplegado por siglos. Las élites criollas y conservadoras en México, son las mismas que promovieron la llegada de Maximiliano de Habsburgo, un noble austriaco, para que gobernara el país, recientemente independizado de la corona española.
De ahí que la fascinación por lo europeo y lo gringo (como los famosos whitexicans), así como su desprecio por lo indígena, su odio contra los pobres, son factores estructurales en la composición del imaginario político de las élites conservadoras en México y América Latina.
Cada pequeña batalla política (como ahora la lucha judicial por la contrarreforma eléctrica en México) está enmarcada dentro de esta gran lucha, de connotación histórica. De ahí la aversión de los gobiernos neoliberales por el saber histórico, instrumento de lucha política.
A veces es muy desgastante dar la pelea en cada palmo de terreno. Pero quienes estamos inmersos en esta batalla, desde diferentes trincheras, no podemos perder de vista la gran lucha y sus dimensiones históricas. Es la única forma de lograr el cambio social que muchos anhelamos.
Por eso tenemos el deber de hacernos fuertes, con el pellejo duro, para resistir la embestida. Opiniones como la mía, resultan muy incómodas para los intereses de las élites conservadoras en México y América Latina. Pero no importa. Yo nunca pierdo ni la fuerza ni la esperanza.
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Decía el sociólogo Erving Goffman, que la sociedad es un teatro donde cada persona interpreta al personaje que le toca interpretar en determinadas circunstancias.
Para los payasos feministos que evaden su rol social escudándose en sus 'personajes' y las ficciones que promueven.
Por eso es peligroso darle tanto espacio en medios a bufones ignorantes, que no tienen idea de lo que hablan, pero son muy efectivos para controlar a las masas.
La sociedad del espectáculo creó la dictadura de los idiotas, confundiendo popularidad mediática con democracia.
De ahí que, hoy en día, es muy común ver payasos queriendo hacer política desde los medios de comunicación y su enorme caja de resonancia.
Los reflectores y la guerra política nunca serán sustituto del saber.
La sabiduría es cobrar conciencia de quiénes somos y dónde estamos.
Escuché al ministro @JRCossio decir que el señalamiento de AMLO en su contra es para distraer del tema de fondo, "si los jueces pueden LEGÍTIMAMENTE" resolver controversias con independencia del gobierno.
Y creo que parte del choque actual entre los poderes Ejecutivo y Judicial, tiene que ver precisamente con la CRISIS DE LEGITIMIDAD del Estado mexicano.
No el balde, el Poder Judicial avaló 3 fraudes electorales (1988, 2006 y 2012) en un periodo menor a 30 años.
En los fraudes de 2006 y 2012, había elementos suficientes para que el Poder Judicial limpiara la elección. No lo hicieron, por intereses afines o presiones políticas. El Poder Judicial es parte del sistema político mexicano y parte también, del actual desastre nacional.
López Obrador pide a Zaldívar, titular de la SCJN y el CJF, indagar si el juez Juan Pablo Gómez Fierro que echó abajo la contrarreforma energética incurrió en algún tipo de acción para beneficiar a grupos de interés.
Incluye al exministro José Ramón Cossío en su denuncia.
Hace unos días, jueces y magistrados reaccionaron al señalamiento desde el Ejecutivo contra el Poder Judicial:
No es la primera vez que en su gestión, AMLO tiene un choque con el Poder Judicial, pero sí es la primera vez desde que la 4T respaldó a Arturo Zaldívar para ocupar la presidencia de la SCJN.
Va mi lectura de lo acontecido en el Zócalo durante el 8M.
1. Desde hace algunos años, el movimiento feminista ha cobrado mayor fuerza en el mundo. Si bien México es un país con un elevadísimo número de feminicidios, el feminismo es un fenómeno de índole global.
2. En los últimos 5 años, la magnitud de los disturbios durante las protestas feministas ha ido a la alza. Al inicio fueron pintas de monumentos. En la actualidad cada vez son más recurrentes el empleo de bombas molotov entre algunas asistentes a las protestas.
3. En este escenario, una denuncia de presunta violación contra Félix Salgado Macedonio abrió un frente de batalla para la 4T. Era evidente y predecible que candidatear a un político en este contexto social, iba a abrir un frente de batalla en año electoral.
Muchos parecen no haber entendido que el feminismo es parte del 'zeitgeist', el espíritu de nuestro tiempo.
Lo que vivimos ahora es consecuencia de un proceso histórico y parte de la conciencia colectiva. Así hay que asimilarlo y entenderlo.
Los movimientos sociales son consecuencia de procesos complejos que se gestaron durante décadas, siglos.
Reflexionar sobre las causas profundas que crearon el mundo en que vivimos hoy, es necesario para nuestra comprensión del mundo.
Ojalá que de todo el dolor germinen flores.
A veces pienso que convendría ser menos severos con nuestros juicios y más rigurosos con nuestra reflexión. En el camino se descubren cosas interesantes.
Si el feminismo ha tenido tal repercusión, es por algo. Tanto dolor acumulado tenía un día que reventar.
Una visión, necesaria, desde Guerrero, sobre el linchamiento mediático contra Salgado Macedonio. Coincido en varios puntos. Toda historia tiene al menos 2 versiones:
Amigos me criticaron por decir que era una chingadera que se le imputaran 5 casos de violación en medios, cuando solamente existen 2 denuncias (1 de ellas desechada porque se presentó 22 años después).
"¡Estás defendiéndolo!", me reprocharon en tono furioso.
Ahora resulta que decir la verdad y no sumarse a la campaña de mentiras, es defender a FSM. ¡Bonita chingadera!
Si se le acusa de una violación y hay un expediente abierto, hay que decirlo tal cual es. La designación en esas condiciones me parece cuestionable.