Eso de los cursos de superación personal siempre me han parecido una tomadura de pelo, apreciación muy personalísima.
Si no te convences a ti mismo de cambiar, ninguna influencia externa lo hará.
Un día de 1999 una amiga muy querida me invitó a uno.
Estaba tan entusiasmada del cómo esas “conferencias” habían cambiado su vida que acepté asistir a una plática para ver si me podía servir en mi carrera profesional.
Mas convencido por el entusiasmo de amiga que por el efecto de dicha plática.
Ahí tienen a Chavira en un salón del Hotel Aranzazú haciendo tiempo en las sillas de hasta atrás, viendo cómo el lugar se llenaba de contemporáneos veinteañeros coordinados por otros jóvenes que organizaban el evento.
Entonces cerraron las puertas del salón.
A ciencia cierta ninguno sabíamos de qué iba el asunto.
El presentador da la bienvenida y hace un recuento muy general del evento: superación personal, mejorar su carrera profesional, mejorar como ser humano.
Y da pasó al primer “conferencista”. Otto joven de veinte y tantos.
El conferencista comienza a hablar de su etapa de estudiante de biología, los sacrificios para sacar la carrera, las tentaciones de las drogas, el peregrinar para encontrar trabajo. En resumen la problemática de la mayoría que estábamos ahí.
Entonces soltó la primera frase que encendió mis alarmas internas.
“Me encontraba perdido como profesionista hasta que encontré a Jesús”.
Y este que escribe arqueó la ceja en señal de “esto es un adoctrinamiento”.
Todavía me dije “bueno, pueda ser que este expositor sea muy religioso y tenga que referirse a Jesús”.
Y me fije una tolerancia. Una referencia mas a cualquier Dios o figura religiosa y me salía del lugar.
No tardó ni cinco minutos cuando quedó claro que aquello era de tono religioso.
Tome camino a la salida.
Me cortaron el paso cuatro tipos de los que custodiaban la puerta.
En lo que pasaba mi asombro de que iba a pelar por salir llegó mi amiga.
Mi amiga trató por todos los medios cordiales de mantenerme en el salón.
Estaba mas molesto por el hecho de que me impidieran salir que del burdo engaño de que eran conferencias de superación personal.
Sencillamente les dije que abrieran la puerta o les interrumpía su farsa.
Cuando mi compañera trató de jalarme de nuevo a mi lugar, y la aparté con brusquedad, tomaron en cuenta que iba en serio. Abrieron la puerta y me dejaron salir.
Detrás mío salió otra estela de asistentes.
Ahí fue el fin de ese episodio y de la amistad con Mariana.
Tiempo después, varias veces, me encontré a Mariana tratando de reclutar jóvenes en el centro de GDL para sus “conferencias motivaciones”.
Siempre me pregunté como una química tan notable cayó en un grupo adoctrinado como ese. Supongo que el estudio no te exenta de todo.
Así pues, llegar a caer en esas sectas de superación personal puede ser una situación de confiar en alguien que valorabas su juicio.
La estupidez es no salirse cuando tu escepticismo y razón te dicen “huye de esta secta de crédulos”.
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Nada mas les pido, camaradas combativos, que hagan el siguiente ejercicio.
1.- Piensen en la experiencia cinematográfica en gran pantalla que quieren tener después de la pandemia.
2D, 3D, 4D, Imax, VIP, Jr, Imax, sala tipo estadio, Sala de Arte.
2.- Ahora haga su mejor esfuerzo por pensar cómo se hace comercialmente rentable la experiencia cinematográfica que quiere preservar después de la pandemia. Obvio en función de lo que eligió anteriormente.
3.- Si usted eligió cine subtitulado (cualquier modalidad), sala de arte, IMAX vaya pensando si está dispuesto a pagar el precio del boleto para que sobreviva la experiencia que prefiere.
Porque su elección es la de menos audiencia en este país.
El jueves fue lanzado en streaming el Zack Snyder's Justice League, mejor conocido como el Snyder Cut.
Dije que habría notas sobre lo que nos evidencia la película mas allá del contenido de la misma, que sí deja mal parado, sobre todos, a Warner Bros.
También habrá notas sobre cómo resuelven el acompañamiento musical Danny Elfman y Tom Holkenborg. Hay muchas similitudes en el concepto de su música y las soluciones que brindan a las escenas, pero cada uno en su ámbito.
En estas notas quiero centrarme en cómo el cine ha resuelto el reto de representar la hipervelocidad de dos superhéroes en la gran pantalla, y cómo los músicos acompañan dichas escenas, ésto en el caso de Quicksilver y Flash.
En la casa materna de mi infancia había café pero nadie bebía.
Ni mi abuela, ni mi padre, ni mi madre.
Y a los hijos se nos tenía prohibido beber café.
Para aclararlo rápido, jamás se nos prohibió beber bebidas alcohólicas, que también había, pero café sí estaba restringido.
El café que había era por si alguna visita pedía la infusión. Y nada mas para ellos.
Sucedió que llegué a cursar el bachillerato en una escuela que te envicia de café y cigarros: el Centro de Enseñanza Técnica Industrial Plantel Colomos.
En el CETI Colomos se vende café y cigarros sin restricción. Y se fomenta el vicio.
E hice mi drama de mercado “SUNESCÁN DALÚNA BÚSO”, como aquel cartón de Mafalda con la indignación materna.
En el momento en que iba a dejar mi queja verbal con la señora de la frutería recordé lo afortunados que somos los mexicanos en ese tema de las frutas y sus precios.
Para dar contexto una anécdota con un amigo, su hermano y la cuñada polaca.
Conocí a mi amigo cuando trabajábamos en un laboratorio farmacéutico.
Yo en el área de producción y él en sistemas y redes. Quién sabe cómo compaginamos, pero se daba su tiempo para ir a platicar en mi oficina.
Brasil pidió a los organizadores del Mundial México 86 que su grupo jugara sus partidos eliminatorios en Guadalajara. Brasil había jugado el mundial del 70 en estas ciudad sintiéndose en casa.
De hecho, hay una escultura brasileña agradeciendo ello frente al Estadio Jalisco.
Es 1986. El adolescente Chavira termina el segundo grado de secundaria.
Salíamos a las ocho de la noche del plantel y retornábamos a casa en camión un grupo de amigos que vivíamos por el mismo rumbo.
A veces retornábamos en la camioneta del novio de una de las compañeras.
Algún día contaré la historia de esa pareja, a la cual yo los presenté. Drama shakesperiano juvenil.
El punto es que, durante el mundial nos íbamos en su camioneta a las afueras del Estadio Jalisco a esperar la salida de la afición.