¡Bravo por Mara! Que hoy lleva a la prensa nacional el drama de la administración pública española.
¡Qué importante es que, como ciudadanos, empleemos todos los canales para reclamar a nuestras instituciones servicios digitales excelentes! Hay que llamar la atención sobre ello.
La administración electrónica es compleja. Como civilización tenemos 10.000 años de experiencia construyendo puentes, pero apenas 25 construyendo interfaces entre administración y ciudadanía. ¡Y ninguna de las dos cosas es sencilla!
A la administración española, con toda su complejidad orgánica, sus rígidos marcos regulatorios, sus ritmos imposibles, sus pesadas inercias internas, sus liderazgos cambiantes… seguramente le llevará toda una generación dar con un modelo eficaz de desarrollo de estos servicios.
Hace 15 años que me asomé a Métrica v.3, la metodología de la Administración Pública para sistematizar los proyectos de software mediante una orientación a procesos, en la línea de las normas ISO.
¡Pero las mejores empresas privadas de software están abandonando estos sistemas de gestión!
Los consideran burocráticos, lentos, obsolescentes. Y están adoptando las metodologías ágiles, arquitecturas más «componentizables» y equipos de desarrollo pequeños y multidisciplinares.
He pilotado la implementación de la ISO 15504 (SPICE, «Software Process Improvement Capability Determination») en una pyme. Y la certificación. Incluso me hice una foto con el auditor entregándome el certificado en un marco dorado 😂.
De verdad, el software ya no se hace así.
El software se está comiendo el mundo. Pensemos en la banca digital. O en Spotify. O en Wallapop. O en Facebook.
¿Utilizaríamos estas herramientas cotidianas si hubiesen sido desarrolladas con Métrica v.3 del Ministerio de Administraciones Públicas? ¿Existirían, si acaso?
Y ojo; cualquier proyecto de software bien acometido es como un icerberg: lo que se ve parece muy sencillo, pero lo que subyace tiene muchísima complejidad. Hacer software es muy complejo.
Y no se trata de no utilizar metodologías… sino de utilizar metodologías QUE FUNCIONEN.
Uno de los dramas del actual modelo de desarrollo de servicios digitales públicos son precisamente las certificaciones.
👉 Con frecuencia solo las empresas certificadas en el «framework» o metodología de la administración de turno pueden desarrollar servicios.
En Gobierno de Cantabria, por ejemplo, tiene su propia metodología, AMAP: «Arquitectura Marco para la Administración Pública».
En la región hay más de 100 empresas de desarrollo de software… ¿Sabéis cuántas tienen personal certificado en AMAP? 😂🖐️
Esta burocratización tiene su origen en los años 90, ¡la prehistoria de la informática! Surge de traer a la ingeniería informática algo que funciona muy bien en la ingeniería industrial: la sistematización y los procesos.
¡Pero un equipo de software no es una planta industrial!
Y la inercia de esa anticuada visión prevalece en las administraciones y es ahora una de las causas de la penosa calidad de los servicios digitales públicos.
👉 Exigir proveedores certificados crea un coto lesivo para los intereses de la administración…
…y erige una barrera de entrada a proveedores que podrían ser muy válidos.
Además, ¡cada certificación solo sirve para la concreta administración que la utiliza! ¿Qué brillante profesional querría un certificado en el «framework» AMAP, que es papel mojado fuera de Cantabria?
Sigue publicado en el portal institucional del Gobierno de Cantabria este anuncio de 2010, reflejo de una visión que se da también en otras instituciones y que explica la calidad de los servicios digitales que padecemos todos diez años después.
Leo a @eduardomanchon desde que editaba Alzado, una publicación de referencia en arquitectura de la información, usabilidad y diseño en programas informáticos.
Y esa es la brecha de la que nadie habla: la de cómo la Administración, con su ingente capacidad tractora, está promoviendo una industria nacional del software a su imagen y semejanza: burocrática, ineficaz y de subsistencia.
¿Las consecuencias? Las del artículo de Mara de hoy.
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— Radio Televisión Española, @RTVE.
— Osakidetza, @osakidetzaEJGV
— La Agencia Española del Medicamento y el Producto Sanitario, @AEMPSGOB
— AENA, @aena
A ver, por favor el realizador… que me ponga un plano con los cuatro nominados.
Así 👇. Gracias.
— «Vive Río: Heroínas, Juegos Olímpicos en VR», de @rtve.
Poco se sabe de esta superproducción móvil del ente público, pues la sinopsis tan solo dice «Descubre Río 2016 entrenando junto a las mejores atletas en realidad virtual». ¡Mucha suerte!
Hoy ha sido mi sexto día trabajando en appspublicas.es y he avanzado un 🥚. Este proyecto va a ser dos cosas:
1⃣ Un análisis riguroso de las «apps» móviles que desarrollan las administraciones públicas.
2⃣ El antinforme, la némesis de los informes de la Administración.
He catalogado 817 «apps» públicas y he programado un 🤖robot que descarga los datos de todas ellas tanto de la «Play Store» (Google) como de la «App Store» (Apple). El robot también ha arramplado con cerca de 200.000 valoraciones (comentarios) de los usuarios de estas «apps».
Con ello estoy haciendo un análisis «big data» de la calidad de los desarrollos móviles de todo tipo de instituciones: ayuntamientos, gobiernos autonómicos, ministerios, empresas públicas…
¿Cómo valoran los ciudadanos estas «apps»?
¿Cómo se comparan con las del sector privado?
Podríamos hacer entre todos una lista de «observatorios» financiados con dinero público. Para observarlos. Y para cruzar su nómina de mecanógrafos con las listas electorales… no sea que estén llenos de afines a partidos políticos 😂.
Muchas de las «apps» desarrolladas con recursos públicos son innecesarias.
La app de la Diputación de Huesca es un ejemplo de desarrollo móvil venido al mundo para no resolver ningún problema real. #aplimanía
👉 Sirve, oh, para que el político de turno saque una nota de prensa.
Y es que la «app» muestra el aforo de las piscinas públicas en el municipio de Sabiñánigo. Una información que está publicada en el sitio web del ayuntamiento.
Hubiera bastado proporcionar a los vecinos una URL sencilla y mnemotécnica.
1⃣ La expresión «tantos puntos sobre cinco» es inexacta porque la valoración mínima en estas tiendas de «apps» no es cero sino uno. Aquí la usaré, pero en mi «informe de auditoría» buscaré una expresión más rigurosa.
2⃣ La Academia recomienda escribir «app» (entre comillas) o aplis (sin ellas). Esto último suena raro, pero… ¡allá vamos! Lo siguiente quizá sea escribir «cederrón» o «bluyín» 😂.