Todos en el sector tecnológico hemos visto alguna vez ofertas laborales como estas:
👉 Analista de software por 1050 €/mes, brutos
👉 Programadores por 900 €
👉 Contratos de 6 meses
Vamos a ver uno de los porqués. 👇
Estas ofertas son para puestos de prácticas y fueron publicadas en 2014, días después de que la empresa fuera contratada por el ayuntamiento de la aldea para desarrollar un servicio digital público: un portal de datos abiertos («open data»).
El pliego tiene de todo. De todo lo chungo:
👉 Procedimiento negociado sin publicidad: solo las empresas invitadas pueden ofertar
👉 Plazo para ofertar: ¡del 20 al 30 de diciembre! 🥳
👉 Iniciativa «singular» de empleo (¡y tanto!)
👉 Un «observatorio» municipal 😂
La carta, que firma el alcalde, informa a los licitadores de que las notificaciones se realizan mediante el dispositivo de telecomunicaciones favorito de la administración amish: el telefax.
¿Qué mejor que un fax para comunicarse con las empresas tecnológicas?
¯\_(ツ)_/¯
El pliego del ayuntamiento no solo detalla las características del portal a desarrollar, sino que además especifica pormenorizadamente las condiciones laborales del personal que la empresa adjudicataria debe contratar para prestar el servicio.
Pero hay unos «pequeños» problemas…
1⃣ Los salarios mínimos determinados por el pliego del contrato están por debajo de los mínimos establecidos en el convenio laboral de aplicación en la mayoría de las empresas tecnológicas.
Para los puestos a contratar, el convenio vigente el año del contrato establece las siguientes mínimos (en doce pagas):
👉 Para el analista: 1.296 € brutos/mes
👉 Para los programadores: 1.130 €
Los salarios ofertados están, sin embargo, un 20% por debajo de estos mínimos.
El pliego impone unos requisitos de contratación que según el convenio, y tras sumar los costes de los seguros sociales, supondrían unos costes de 84.100 €.
Pero el presupuesto del contrato asciende a 49.587 €
👉 Debe ser por eso que lo llaman «iniciativa singular» de empleo.
2⃣ Las invitaciones se envían un 20 de diciembre —viernes— en plenas fiestas navideñas, cuando la actividad en las empresas está bajo mínimos. El plazo para licitar finaliza el 30 de diciembre. 🥳
3⃣ ¿Y cómo se lanza este concurso al mercado? El contrato se licita bajo la fórmula del procedimiento negociado sin publicidad. Solo las empresas que han sido notificadas privadamente por el ayuntamiento pueden presentar su oferta. 🤷♂️
No hace falta ser el detective Colombo: el ayuntamiento quiere hacer con este contrato algo que legalmente no puede: adjudicarlo «digitalmente» (a dedo) a una empresa concreta. Y para ello necesita invitar a dos «mariachis» que liciten para perder.
Un paripé con fondos públicos.
Todo ello es un fraude orquestado, que luego se presenta en los medios como un «ejercicio de transparencia» y una audaz iniciativa para «fomentar el nacimiento de empresas». Se guarnece con unas cifras millonarias y la foto sonriente del alcalde repartiendo palmaditas. Y listo.
Así es como las administraciones públicas y su ingente capacidad tractora se pervierten para hacer florecer toda una infraindustria tecnológica. Y esto nos perjudica a todos como país:
1⃣ Genera un empleo precario en un sector estratégico y de alto valor como es el tecnológico.
2⃣ Produce servicios públicos digitales de ínfima calidad, desarrollados por becarios en condiciones límite.
3⃣ Promueve una cultura nacional del fraude: fraude en la licitación, fraude en la ejecución porque si el contratista cumple los requisitos, no le salen los números.
¡Tenemos que alzar la voz sobre esta perversión catalizada con dinero público! Desde la sociedad tenemos que visibilizar estas prácticas tóxicas.
Y decirlo alto: el sector público puede tener un rol importante en que España tenga una industria nacional del software de prestigio.
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El contrato del proyecto requiere la realización de un «análisis de marca» y la creación de «un Manual de Identidad Visual Corporativa Smart City Lepe» (sic) y un «Logotipo Smart City Lepe».
De este singular matrimonio nace «Alcantarilla Smart City»: una app «innovadora y moderna» y un «ejemplo de transparencia y participación», según sus promotores municipales.
Una foto del alcalde y la oportuna nota de prensa inmortalizan la gesta.
Hoy he cumplido dos semanas trabajando en mi próximo proyecto: una auditoría independiente de las «apps» que desarrollan los organismos públicos de España.
✅ Ya he catalogado 1.425 «apps»
✅ De 285 organismos públicos
✅ Y descargado 238.359 comentarios de usuarios
Estos días estoy programando el informe para presentar públicamente todos estos datos y mi análisis.
Uno de mis intereses es que el resultado sea totalmente dinámico, de forma que no sea preciso reescribir el informe cuando aparezcan nuevas «apps». Que esté siempre actualizado.
¿Con una API REST y GraphQL? ¿Mediante funciones lambda en algún PaaS? En la profesión tecnológica es habitual encontrarse con una complejidad artificial. Pero una de las ideas esenciales de la ingeniería es justamente la economía de los esfuerzos: hacer más con menos.
Muchos ayuntamientos se lanzan a la fiesta de las «apps» y todo son notas de prensa, parabienes del alcalde y fotos del concejal del ramo sonriendo ante la modernidad. «Apps» que nadie usa y mueren poco después.
Pero en las costuras de las webs municipales quedan los fósiles. 👇
Es el caso del Ayuntamiento de Valladolid, que en su sitio web institucional conserva dos enlaces rotos a su extinta aplicación «Valladolid en tu mano».
¡Oh, la «app»; otrora faro de un futuro que ya es pasado!
No podemos datar la defunción de «Valladolid en tu mano», pero en un yacimiento geológico del portal municipal he logrado atisbar, en excelente estado de conservación, este flowerpoint de la celebración triunfal del alumbramiento.
🤖Robotito come-apps y yo cumplimos hoy 11 días recopilando datos de las «apps» que publican las administraciones públicas. Current status:
✅ 1.255 «apps» catalogadas
✅ De 283 organismos públicos
✅ 234.354 comentarios de usuarios
✅ 486.069 puntuaciones
He invertido una parte del día en normalizar los nombres de los organismos. Por ejemplo, el Gobierno de Cantabria publica aplis bajo tres nombres:
— **Gobierno de Cantabria**
— Gobierno Cantabria
— Gobierno de Cantabria
Utilizo expresiones regulares para organizar esa melé.
Esto también es necesario para que quien busque en mi herramienta «Ferrocarrils de la Generalitat» encuentre las aplis publicadas por «@FGC», pues ambas cosas son lo mismo.
O para que lo publicado por «CHGuadalquivir» esté correctamente atribuido a la Confederación Hidrográfica.
¿Alguien sabe si en 🇪🇸España existe una iniciativa estatal similar?
Para quien no esté al corriente, estos sistemas de diseño son una colección de patrones, componentes y estilos normalizados que implementan buenas prácticas para el diseño de interfaces de usuario. Son de *gran* utilidad para mejorar su calidad y armonizar la apariencia.
Es muy atractiva la iniciativa del Gobierno de 🇮🇹Italia: