Hoy he cumplido dos semanas trabajando en mi próximo proyecto: una auditoría independiente de las «apps» que desarrollan los organismos públicos de España.
✅ Ya he catalogado 1.425 «apps»
✅ De 285 organismos públicos
✅ Y descargado 238.359 comentarios de usuarios
Estos días estoy programando el informe para presentar públicamente todos estos datos y mi análisis.
Uno de mis intereses es que el resultado sea totalmente dinámico, de forma que no sea preciso reescribir el informe cuando aparezcan nuevas «apps». Que esté siempre actualizado.
¿Con una API REST y GraphQL? ¿Mediante funciones lambda en algún PaaS? En la profesión tecnológica es habitual encontrarse con una complejidad artificial. Pero una de las ideas esenciales de la ingeniería es justamente la economía de los esfuerzos: hacer más con menos.
La #demoscene que viví en los años 90 tornaba eso mismo en un arte.
Quizá no por principios sino por las limitaciones inherentes a las máquinas de aquella época: 640 KB de memoria, microprocesadores a 12 MHz, ficheros de no más de 4 KB en las BBS…
Estuve pensando qué «backend» utilizar para la herramienta interactiva que ando construyendo. Y finalmente decidí no utilizar ninguno: al acceder al sitio el usuario se descargará todos los datos y será su dispositivo el que compute el informe completo.
Y el resultado es sorprendentemente simple, empleando tan solo tecnologías estándar (JSON y JavaScript) y sin API, «backend» ni dependencias externas.
¿Cuáles son las «apps» desarrolladas por las administraciones públicas en relación con el coronavirus?
Fácil. 👇
¿Y las 10 «apps» públicas con más comentarios de sus usuarios?
¿Las 10 aplicaciones más instaladas de España?
O, por ejemplo, las cinco aplicaciones con mejor valoración media de entre todas aquellas que han sido valoradas por más de 5.000 usuarios:
Se trata de consultas muy simples, que corren en el dispositivo del usuario sin requerir de ninguna dependencia externa o «framework».
Esta devuelve las tres aplicaciones públicas que han recibido el mayor número de valoraciones «cinco estrellas» por parte de los usuarios.
Así obtengo todas las «apps» que han sido instaladas menos de diez veces…
…o un dato que dará que hablar: cuántas «apps» del sector público no han sido valoradas por nadie.
Esta es un poquillo más compleja. Es la que me devuelve , ordenados, los tres organismos que han publicado un mayor número de «apps».
Todas estas consultas se computan en mi portátil en unos 25 milisegundos. Y estimo que el informe completo se generará en un tiempo imperceptible incluso en teléfonos móviles de baja gama.
Junto con el proyecto publicaré el código y los datos con licencia libre en mi GitHub. 🙂
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El contrato del proyecto requiere la realización de un «análisis de marca» y la creación de «un Manual de Identidad Visual Corporativa Smart City Lepe» (sic) y un «Logotipo Smart City Lepe».
De este singular matrimonio nace «Alcantarilla Smart City»: una app «innovadora y moderna» y un «ejemplo de transparencia y participación», según sus promotores municipales.
Una foto del alcalde y la oportuna nota de prensa inmortalizan la gesta.
Todos en el sector tecnológico hemos visto alguna vez ofertas laborales como estas:
👉 Analista de software por 1050 €/mes, brutos
👉 Programadores por 900 €
👉 Contratos de 6 meses
Vamos a ver uno de los porqués. 👇
Estas ofertas son para puestos de prácticas y fueron publicadas en 2014, días después de que la empresa fuera contratada por el ayuntamiento de la aldea para desarrollar un servicio digital público: un portal de datos abiertos («open data»).
El pliego tiene de todo. De todo lo chungo:
👉 Procedimiento negociado sin publicidad: solo las empresas invitadas pueden ofertar
👉 Plazo para ofertar: ¡del 20 al 30 de diciembre! 🥳
👉 Iniciativa «singular» de empleo (¡y tanto!)
👉 Un «observatorio» municipal 😂
Muchos ayuntamientos se lanzan a la fiesta de las «apps» y todo son notas de prensa, parabienes del alcalde y fotos del concejal del ramo sonriendo ante la modernidad. «Apps» que nadie usa y mueren poco después.
Pero en las costuras de las webs municipales quedan los fósiles. 👇
Es el caso del Ayuntamiento de Valladolid, que en su sitio web institucional conserva dos enlaces rotos a su extinta aplicación «Valladolid en tu mano».
¡Oh, la «app»; otrora faro de un futuro que ya es pasado!
No podemos datar la defunción de «Valladolid en tu mano», pero en un yacimiento geológico del portal municipal he logrado atisbar, en excelente estado de conservación, este flowerpoint de la celebración triunfal del alumbramiento.
🤖Robotito come-apps y yo cumplimos hoy 11 días recopilando datos de las «apps» que publican las administraciones públicas. Current status:
✅ 1.255 «apps» catalogadas
✅ De 283 organismos públicos
✅ 234.354 comentarios de usuarios
✅ 486.069 puntuaciones
He invertido una parte del día en normalizar los nombres de los organismos. Por ejemplo, el Gobierno de Cantabria publica aplis bajo tres nombres:
— **Gobierno de Cantabria**
— Gobierno Cantabria
— Gobierno de Cantabria
Utilizo expresiones regulares para organizar esa melé.
Esto también es necesario para que quien busque en mi herramienta «Ferrocarrils de la Generalitat» encuentre las aplis publicadas por «@FGC», pues ambas cosas son lo mismo.
O para que lo publicado por «CHGuadalquivir» esté correctamente atribuido a la Confederación Hidrográfica.
¿Alguien sabe si en 🇪🇸España existe una iniciativa estatal similar?
Para quien no esté al corriente, estos sistemas de diseño son una colección de patrones, componentes y estilos normalizados que implementan buenas prácticas para el diseño de interfaces de usuario. Son de *gran* utilidad para mejorar su calidad y armonizar la apariencia.
Es muy atractiva la iniciativa del Gobierno de 🇮🇹Italia: