Thread by @Toussaint1917

Otro de esos incómodos tabúes para una buena parte del movimiento comunista internacional: la gustosa política de colaboración del Partido Comunista Sudafricano (SACP) con el ANC y COSATU (Triple Alianza) en la sobrexplotación de las masas proletarias de Sudáfrica.

El oportunismo en el poder es el mejor y más activo seguro de la burguesía para el apuntalamiento de la dictadura capitalista, para la subyugación del conjunto de los explotados. Y de esto el SACP, con el silencio cómplice de casi todo el MCI, sabe mucho.

Crudo recordatorio de cómo la burguesía negra sudafricana, en comandita con la blanca y aun desplazándola, es la principal ejecutora (nunca mejor dicho) de la política de aniquilamiento de las masas obreras sudafricanas, principalmente negras.

Que tampoco se olvide que Cyril Ramaphosa, el quinto presidente de la República de Sudáfrica y del que algunas fuentes atribuyen una fortuna gigantesca, escaló posiciones desde el ANC y el Congreso de Sindicatos Sudafricanos (COSATU), alianza en la que el SCAP fue fundamental.

Vaya, otra vez ese casual fenómeno, del que el comunismo dominante no se atreve ni a hablar, de los grandes sindicatos —en este caso el COSATU sudafricano— como representantes de la aristocracia obrera y correa de transmisión de la clase capitalista.
revistapueblos.org/blog/2012/11/1…

Un ejemplo gráfico del papel del revisionismo, sobre todo cuando se convierte en gestor directo de la dictadura del capital, para el caso de Sudáfrica: Unión Sagrada del SACP con ANC y COSATU en la Alianza sudafricana, capitaneada hoy por los Nzimande, Ramaphosa y Losi.

Como si fuera una tragicomedia, en la declaración enviada al EIPCO —donde han participado el PCE, el PCPE o el PCTE— de 2020, el Partido Comunista Sudafricano, cómplice de los verdugos del proletariado, afirma orgulloso que el "¡Socialismo es el futuro!".

solidnet.org/article/21-IMC…

Si algo tiene de positivo el caso del SACP para el sector de vanguardia más consciente y crítico, es justamente que permite exponer a las claras el papel únicamente contrarrevolucionario del revisionismo y el oportunismo, más visible si cabe cuando pisa moqueta.

Siempre es más cómodo para los oportunistas de hoy la crítica facilona de los Noske-Scheidemann de ayer, como si los primeros no fueran realmente el intento de continuadores de los segundos, que empezar denunciando a los Noske —o cómplices de Noske— de la actualidad como el SACP.