Esta dirigencia empresarial NO representa las convicciones de los empresarios venezolanos, la mayor parte ni siquiera afiliados a los gremios. Pero eso no es lo peor. Esta dirigencia empresarial traiciona un acervo de principios y luchas que tiene más de 100 años.
Ellos, los que nos dicen al resto de país que somos radicales, son la entrega y la colaboración refinada, el eufemismo llevado al extremo, la falacia que pretende ser patria cuando no es otra cosa que entrega y genuflexión al régimen que viola derechos y expolia al mercado.
El país sigue a la deriva pero con una ganancia: Sabe cuál es la magnitud de la traición de las élites, cuál es el alcance de la conjura de los que hasta hace poco se decían los mejores. Ahora sabemos que ellos son el ecosistema criminal en su dimensión tartufa y perversa.
El país sabe ahora que los que pasaban por ser dirigentes eran operadores del régimen. Y que de ellos no debemos esperar nada. Ellos también son el totalitarismo. Ellos son la soga y el ahorcado. Ellos son los mujiquitas de la barbarie, eso sí, con mocacines Ferragamo.
#Ratas
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