Thread by @Tano2412

“Las relaciones entre el Primer Peronismo y la Unión Soviética”

Las relaciones entre el peronismo y la Unión Soviética tuvieron su génesis antes de la llegada del General Perón al poder. Comenzaron a finales de 1945 y principios de 1946. El General Farrell envió representantes a

Montevideo para entrevistarse con sus pares soviéticos y ahí se acordó no obstaculizar las acciones comerciales de la Unión Soviética en Argentina y permitir la llegada de una delegación comercial soviética al país. Los delegados llegaron a principios de 1946.
Luego de que el

General Perón asumiera la presidencia, estableció negociaciones secretas con la embajada soviética en Uruguay, a través de Yuri Daschkevich (periodista, diplomático y agente de inteligencia) para restablecer contactos entre ambas naciones.
Daschkevich se reunió con Perón y Evita

en una cita que se prolongó por más de una hora. Perón deseaba saber si los soviéticos estaban dispuestos a normalizar las relaciones diplomáticas. Al parecer fue una reunión muy fructífera y se llevó adelante una segunda reunión en donde Evita se refirió a la Unión Soviética

como “un país lejano y misterioso”, pero a la vez insistió en la necesidad de lograr relaciones de amistad entre la Argentina y la Unión Soviética.
Los diarios de la época resaltaron que “se estaban discutiendo negocios entre los dos países”, pero no dieron mayores precisiones

dado que las negociaciones, si bien eran conocidas, mantuvieron su contenido en el más absoluto hermetismo.
Es muy poco conocido que el General Perón “pidió privilegiar a la delegación soviética en los actos de la asunción presidencial del 4/06/1946”, y que "Stalin le dio gran

importancia a la normalización de relaciones con la Argentina a través del desarrollo de las relaciones comerciales”. A pesar del intento de normalización de la relaciones bilaterales, el Partido Comunista Argentino liderado por Victorio Codovilla se dedicó a boicotear al

gobierno y utilizó toda su influencia para entorpecer los planes de un entendimiento entre ambas naciones.
El primer embajador soviético en Argentina fue Mijail Sergheev, en sus memorias detalló lo siguiente: “Stalin había recibido informes de los negociadores en Buenos Aires

sobre la buena disposición de Perón respecto de nuestro país y debo resaltar muy particularmente el papel de la Señora Eva Perón en las negociaciones secretas".
El imperialismo americano, vio con “terror” el restablecimiento de las relaciones entre ambos países, al punto que en

disparatados informes de su embajada en Argentina del 21/03/1952 advirtieron:

“Perón podría ser asesorado por los comunistas para sus proyectos agrícolas y no es descabellado pensar que los intereses soviéticos en Argentina podrían apuntar a asegurar que ésta se mantenga

neutral ante eventuales hostilidades, y ese objetivo puede estar siendo perseguido por la CGT comunista”.

Con idas y vueltas, las actividades entre ambas naciones tuvieron altibajos, hasta que al inicio del segundo gobierno justicialista tuvo un nuevo impulso. La designación de

Leopoldo Bravo le daría a Perón un nuevo impulso para estrechar lazos con la Unión Soviética.
Bravo se entrevistó en Moscú con Stalin el 7/02/1953 con el objetivo de lograr un mayor flujo comercial entre Argentina y la Unión Soviética y establecer un convenio bilateral.
En la

reunión, Stalin le preguntó a Bravo sobre la trascendencia de Evita. El supremo líder soviético quería saber si la importancia de Evita se debía a su propia personalidad o al hecho de ser la esposa del Presidente.

Bravo le respondió:

“Tuvo la oportunidad de hacerse conocer

por ser, desde la primera hora la más estrecha colaboradora del general Perón. El hecho de haberse convertido en esposa del abanderado de un gran movimiento aumentó, por cierto, sus posibilidades. Pero a partir de allí su fervor, su apasionamiento por las causas de los humildes,

su trabajo constante en favor de los necesitados la convirtieron por derecho propio, en una de las dos figuras más importantes del peronismo y de las que más influencia han tenido en la política nacional de los últimos años".

Finalmente Stalin le expresó a Bravo que “Perón

tenía razón en creer que la mejor forma de evitar la injerencia imperialista en América Latina era a través de la unidad regional.

Stalin cerró la reunión diciendo:

“El único camino que les queda a las naciones de América Latina es unirse en una federación para resistir con

más probabilidades de éxito los embates de las potencias capitalistas".

Stalin murió el 5/03/1953

Queda demostrado una vez más que el General Perón siempre primó la solidaridad entre los pueblos y poco le importó las diferencias ideológicas que pudiera tener con sus líderes.