A qué nos referimos con la idea de que hay “tres modelos” de país y no simplemente dos. Entiendo que los primeros modelos se basan en un pensamiento mágico. El tercero no. Va hilo largo 1/20.
El modelo, llamémoslo así, neoliberal, parte de la fantasía de que la restricción externa es un invento argentino y de que el desarrollo económico es un proceso sencillo. Con tipo de cambio flotante, dicen, no existen restricciones financieras 2/20.
Y con apertura comercial y desregulación de la cuenta capital, los dólares y las inversiones llueven. ¿La inflación? Se baja fácil. Reducís el déficit fiscal y la emisión monetaria y en dos meses te olvidás de la inflación… 3/20
Aunque a veces los ‘lags’ se estiran por varios años y hasta se amplifican con el tiempo... Las políticas de promoción de actividades son costosas e innecesarias. El desarrollo surge como un proceso espontáneo del mercado. 4/20
Todos los países del mundo son desarrollados con la excepción de Argentina. 5/20
El modelo, llamémoslo buenista de izquierda, es el reverso N&P del pensamiento mágico: a la economía la maneja la política y alcanza con distribuir para crecer. El consumo puede expandirse sin límites siempre y cuanto se persiga a los especuladores y fugadores de divisas. 6/20
Con alta inflación, tasas de interés bajas y exportaciones estancadas… la formación de activos externos es un asunto policial: “dólares no faltan, ocurre que se los fugan”. 7/20
Capitalistas raros los que operan en Argentina, “la hacen con pala” y en lugar de dejarla… se la llevan… ¿La inflación? El resultado de la concentración de capital. Los monopolios, los mismos que se la llevan, fijan los precios que se les antoja y los suben todo el tiempo. 8/20
¿Solución? Colocar un ejército de militantes a controlar supermercados y prohibir exportaciones para garantizar la mesa de los argentinos. 9/20
Este último modelo a veces suma los aportes del ambientalismo mágico, para el cual es posible consumir sin producir e importar todo el tiempo sin exportar, o pasar sin transición del ‘extractivismo’ a dominar el mercado mundial de semiconductores. 10/20
Ambos modelos son la traducción ideológica de nuestra puja distributiva. El primero quiere aumentar ganancias ilimitadamente, el segundo busca hacer lo propio con los salarios. La fantasía consiste en imaginar que pueden conseguirlo sin transformar la estructura productiva. 11/20
El tercer modelo, llamémoslo desarrollista, asume que el desarrollo económico es un proceso esencialmente complejo y que la periferia en general tiene serios obstáculos para alcanzarlo. 12/20
Parte de la teoría del excedente: sin aumentos de productividad, tanto el crecimiento de las ganancias como de los salarios tienen un techo material. Si el techo no sube, el conflicto es inevitable y termina siendo contraproducente. 13/20
No es sencillo controlar la inflación cuando ésta supera ciertos umbrales. Generalmente operan en ella fuerzas difíciles de manipular: escasez de divisas y devaluaciones que al incentivar la dolarización de carteras generan un círculo vicioso que agrava la escasez inicial. 14/20
Súmense los conflictos distributivos, los shocks de costos internacionales, la inercia, la indexación de contratos, etc. 15/20
Asume que el crecimiento económico depende de la demanda y del consumo, pero reconoce que este crecimiento no puede proseguir sin una expansión simultánea de las exportaciones y de condiciones macroeconómicas que incentiven la “pesificación de carteras”. 16/20
Dicho en otros términos, la demanda doméstica tiene serias restricciones cuando quien apuesta al dólar gana en lugar de perder. 17/20
El crecimiento de las exportaciones, o la sustitución de importaciones, por su parte, exigen un compromiso público con el aumento de la productividad, políticas de promoción, desarrollo de capacidades estatales... 18/20
Pero sobretodo requiere la superación de obstáculos políticos e institucionales, como la dinámica típica de Argentina donde cualquier grupo de presión tiene capacidad de veto sobre las políticas públicas. 19/20
Incluso reconoce que puede fallar. 20/20
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El facilismo económico es el rasgo sobresaliente de un cierto pensamiento de izquierda que hoy se agrupa en un falso ambientalismo que combina nociones rudimentarias de teoría de la dependencia teñida con condimentos posmaterialistas de jerga poscolonial. Va hilo. 1/12
Es frecuente leer o escuchar que América Latina extrae, pongamos, el 50% del cobre del mundo y sólo consume el 5%, que producimos X% del oro y éste sólo se utiliza como material para la especulación financiera, etc. “Extraigamos sólo aquello que utilizamos” sería el lema. 2/12
¿Nunca se preguntaron qué porcentaje de los celulares que consumimos son elaborados dentro del país? ¿Y de los autos, ómnibus y aviones en los que nos desplazamos? ¿Televisores? ¿Remedios? ¿Y de los bienes de capital que se necesitan para producir todo ello? 3/12
No suelo creer en excepcionalismos nacionales. Frecuentemente aquellos rasgos idiosincrásicos locales que nos parecen tan si de un modo u otro ocurren en todas partes. Pero me animo con una excepción: nuestra fobia ideológica por las escalas. Va hilo
Es probable que este síndrome sea general, pero en Argentina esta actitud deriva en problemas de diagnóstico con pésimas consecuencias para la política pública.
Todo lo que tiene escala cuenta con mala prensa. Los ‘oligopolios’ son los responsables por la inflación. La polución asociada con la extracción de minerales no se debe a la minería sino la ‘megaminería’. Las Pymes son preferibles al ‘capital concentrado’. Lo pequeño es hermoso.
En un hilo anterior hablé de la “Política de la desconfianza”, digamos, de la derecha. Ahora vamos a referirnos a la política de la desconfianza del troskismo ambientalista falopa. Va hilo.
Mejor releer: “Desde la introducción de la soja transgénica se produjo un desastre sanitario en el campo argentino. El Estado viene impidiendo que se compilen cifras, pero las que ya hay indican una enorme multiplicación de casos de cáncer y otras enfermedades”.
Como advierto mucha confusión entre quienes debaten la relación entre crecimiento y distribución, va hilo con una aclaración. (Me enfoco en la distribución funcional del ingreso. En otro hilo podemos discutir la personal).
Adelantemos la conclusión principal: distribución del ingreso no es sinónimo de salarios, empleo o nivel de vida.
Veamos algunas definiciones contables: en versión simplificada el nivel agregado de ingreso (Y) se reparte entre asalariados y capitalistas (resumimos en ‘capitalistas’ todas las categorías que reciben un ingreso por propiedad)
En cierta izquierda advierto una contradicción llamativa. Por un lado, colocan especial énfasis en la distribución. “No hace falta crecer para reducir la pobreza", dicen. Habría que redistribuir ingresos, incluso riqueza. Por otro, tienen fobia a cualquier tipo de represión.
Cuando un gobernador pone unos cuantos palos contra militantes de Espert y Patricia Bullrich, inmediatamente denuncian la “represión brutal” y piden su destitución.
Es tan grande la nube de pedos en la que viven que ni siquiera imaginan los niveles de represión a los que deberían apelar si se toman en serio sus planes utópicos.
Días atrás, preguntaba si alguien conocía algún país desarrollado, con niveles reducidos de pobreza, con un PBI per cápita inferior a 25000 dólares. Nadie ofreció un ejemplo.
¿El cálculo consiste en dividir el PBI por la población y repartirlo en partes iguales? Es decir, un sistema sin ganancias, rentas por propiedades, intereses, etc... ¿la idea es hacer una revolución (en un sólo país periférico) que acabe con el sistema capitalista?