Thread by @balderouge

French Theory: Política teórica, alianza incómoda.
Decir que los marxistas ortodoxos critican la French Theory es decir lo poco, por mucho tiempo fueron los más voraces críticos de este compendió de ideas que se "perdían entre la justificación de la lucha minoritaria (...)

y sus menos espectaculares manifestaciones sociales, esa diferencia entre "el multiculturalismo de cátedra" y el "comunitarismo de carne y hueso"; la diferencia entre "la lucha real" y ese "patrimonio intelectual de las clases académicas" y fundamentalmente, esa contraposición

del materialismo dialéctico como identificación de las relaciones sociales y esa teoría <<postmoderna>> que fijaría una atención obsesiva por el campo simbólico y reemplazaría la lucha de clases por la de los textos; fue 1979 en el que Dick Hebdige identificaría

el movimiento punk como una lucha de clases llevada más haya del plano del estilo, una propuesta que tenía que ser más que estética, cultural o en última instancia: Textual; <<textualismo>> deshonroso que borraría a los textos hasta de su contexto social.

En su libro Against Postmodernism, el crítico Alex Callinicos compila los reproches de los marxistas contra la French Thoory y los acusa de haber alzado todas las armas del combate textual: jerga, idealismo, pantextualismo, nihilismo, aporías nitzschenianas, conservadurismo

pasivo y demás. El crítico literario y marxista: Terry Eagleton ataca en un best seller de la teoría literaria americana el "derrotismo político de la deconstrucción" y la "huida hacia adelante de los nuevos teóricos, abocados a los combates léxicos"

y al tema exclusivo de la "autodestrucción de los textos". La mera idea de "lucha/combate/resistencia" se habría convertido en metáfora, en una figura retórico y no a un acto genuino en lo absoluto. Todd Gitlin aseguró que las camarillas de campus y las teorizaciones intrincadas

promovieron la creencia que "disfrazarse como Madonna a título de acto de <<resistencia>>, equivale a manifestarse por el derecho al aborto" sin que existiera alguna frontera entre luchas sociales y la producción de "mercancías anticonformistas". Lo que borro la diferencia

fundamental entre "radicalismo comprometido" y "radicalismo de papel" no es más que la sobresemiologización de los Cultural Studies y prolongada por los estudios minoritarios. Si ya no hay más que signos, las relaciones sociales se disuelven en el texto, los únicos gestos

genuinamente políticos que deja es el desvío, el deslizamiento, la combinación de signos ya existentes, bastante lejos de las fuerzas históricas con las que cuentas los marxistas.
<<Postestructuralismo, postmodernismo, posthumanismo>>
Como si la utlización del prefijo "post" y el

subfijo "ismo" delatara en quién lo emplea una creencia exclusiva en el relato y en el desencanto de ver quién llega a ironizar las ocasiones pérdidas.
Los marxistas resumen 2 argumentos sobre la "impotencia política de la theory", el primero es de tipo sociológico y es que la

theory es irremediablemente universitaria e irremediablemente adaptada a las normas de respetabilidad académica, sus motivaciones son más que nada la lealtad a una escuela, la victoria argumentada, la ambición de volverse el discurso "más rentable" del mercado académico.

La theory es, al final del día, tan impotente como cualquier otra posición universitaria, esto también puede decirse de los marxistas académicos, en palabras de Cusset: "No hay nada en Terry Eagleton o Michael Ryan que pueda servir directamente a la causa de las luchas

sociales extrauniversitarias".
El segundo argumento es sobre la enunciación, una factor central en la French Theory, o por lo menos en su interpretación americana. Aquí la enunciación es ese proceso en el que actos tan frívolos como escoger tal o cual peinado o tal o cual prenda

de vestir se vuelve en un proceso colectivo de subjetivización; algo que en Deleuze y Guattari existe como "los agenciamientos colectivos de enunciación", en Foucault es "el modo de existencia de los acontecimientos discursivos en una cultura" y en otra superestrella: Michel de

Certeu, es "la historicidad de la experiencia". La enunciación es, irónicamente, el ángulo muerto del dogma marxista americano, los marxistas dejan en un segundo plano (o lo consideran como frívolo) el acto de la enunciación social, al incorporar estos cuestiones que

problematizan conceptos habituales de su discurso no caen en un acto de "aceptar la derrota contra los teóricos posmodernos" sino que les permite esclarecer el problema entre grupos sociales y discurso intelectual, acción y significantes y la validez de normas políticas heredadas

del siglo XIX. Judith Butler y Joan Scott afirman: "Es necesario exponer toda violencia silenciosa de estos conceptos, en la medida en que han funcionado no sólo para marginar a ciertos grupos... sino para hacer de la exclusión la condición de la posibilidad de comunidad"

Dicho de otro modo, sólo las herramientas de la French Theory puede devolverles a los marxistas su mundo de una sociedad política unificada hoy reemplazada por el balcanizado mundo de las políticas identitarias, pero plantear la enunciación no es sí un acto performativo

Quienes plantean la enunciación no son necesariamente sus protagonistas o beneficiarios, y cuentan mucho menos de lo que se piensa en el cambio social. Stanley Fisher, con la astucia de quién nota la inutilidad de lo universitario lo resume como: "Aunque lo "textual" o

"discursivo" sean cruciales para la protesta social, los que estudian estos ámbitos no son de por sí cruciales en este proceso". Es nuevamente el desfase estructural que existe entre el universitario revolucionario y el genuino miembro de una comunidad. Un desfase incluso entre

las argucias metodológicas de un discurso verdaderamente ético y los trillados problemas de segmentos políticos específicos y retrógradas. Cusset da el ejemplo: "La lesbiana negra que anuncia su <<antifundacionalismo>> y su <<política destructiva>> siempre estará más cerca de

una sociedad de discurso que de una sociedad política (...) El capital simbólico no sólo compensa el débil capital político de los universitarios aislados, sino que a veces incluso puede justificar una aproximación y reprochara los actores sobre el terreno su falta de

autorreflexión". El desfase final es, últimamente, pedagógico y es que si bien el Manifiesto de Marx se consideraba leíble para sindicalistas alemanas de la época, muy pocas "minorías oprimidas" pueden entender la odiosa jerga de los teóricos franceses; Cusset burla: "La torre de

Babel de un campo literario que se pretendió encrucijada de las minorías fue sustituida por la torre del balbuceo de un metadiscurso cada vez más cerrado a sus posibles usuarios" e irónicamente, la papisa de los Queer Studies: Eve Sedgwick entendió esto a la perfección:

Añadió que un concepto demasiado refinado de "diferencia" no añadiría nada a lo que, socialmente, la constatación de la diferencia, la theory concebida como "la ciencia misma de la <<diferencia>>" (Proviene de la palabra "différelance") ha fetichizado tanto la idea de diferencia

y a la vez, vaporizado sus posibles encarnaciones que sus expertos más dotados son las últimas personas a las que les pediríamos ayuda para reflexionar sobre diferencias particulares, y es que incluso en los 80's no era extraño que líderes comunitarios alzaran argumentos

anti-intelectualistas y denunciaran la verborrea de los <<academics>>, en otras pabras, un doctorado en filosofía o literatura no es y nunca será punk. Cusset agrega que esta distancia entre lo académico y la cultura (popular, de masas, lo que sea) hace olvidar otra evidencia

capital: esta "cultura" que algunos universitarios tanto se ensañan en estudiar como si fueran etnólogos con su objeto de estudio, no es en absoluto una esfera delimitada y su estudio e interpretación es en sí parte del todo sociopolítico (Por eso es que un video ensayo sobre lo

cuan feminista, queer, revolucionario, lo que sea, es tal o cual serie o película es de hecho, un acto netamente frívolo). Pero si los Cultural Studies quieren rehabilitar a Black Entertainment Television (Mejor conocido como "el MTV para negros") ante Shakespeare

la etiqueta de "mercancía" o la "mercantilización de las razas o los cuerpos" es más que nada un segundo argumento y bastante ambiguo, la metáfora de la fatalidad en el mejor de los casos. Lo más asombroso de todo es que sus miles de teóricos de la raza, de la mujer, de la etnia,

de la orientación sexual, de cualquier cosa que se les ocurriera, no notaron fue el surgimiento de los mercados de los símbolos, gurús mercantiles o simplemente publicistas inteligentes que supieron explotar el cambio de moda y el exaltó por las teorizaciones identitarias en la

universidad, la febril diversidad se convirtió en un argumento de venta y es que los Cultural Studies no lograron advertir que enunciar minorías marginadas equivale a hacerles visibles, legítimas y por lo tanto, útiles para las pantallas de producción de las industrias culturales

Si la década de los 80's comenzó con un discurso universitario que se oponía "a todas las formas de opresión", acabo con el surgimiento de la "industria de la rebelión" y la "revolución" o la "identidad" son el principal bien de consumo.

Si la enunciación cultural no es más que marketing cultural ¿Qué queda? Ese es el problema de la French Theory en relación a su origen, haber borrado las diferentes teorías francesas sobre "el capitalismo posmoderno" y sólo ver "recursos de combate". Y es que la teoría francesa

puede hundirse en el núcleo de la sociedad capitalista y hacer allí política. Baudrillard definió capitalismo como "La exterminación de la diferencia", entendiéndose como la absorción niveladora de la diferencia por las industrias culturales. Lyotard denunció en 1974 a los

intelectuales parisinos llamándolos "intelectuales de guante blanco" para reprocharles el no ver "nuestras intensidades serviles" y no comprender que "se puede gozar tragando esperma del capital". Deleuze y Lyotard además condenarían a los marxistas ortodoxos al decir que el

capitalismo es más "revolucionario" que el comunismo ya que este fue capaz de reemplazar creencia por deseo. Finalmente, la razón francesa del "cuestionamiento a la autoridad" sólo llega al cuestionamiento al profesor (blanco, hombre, lo que sea), del autor canónico, de la

universidad, pero del texto. El uso de los textos es, finalmente, en relación a su posición en el mercado de los discursos y es por eso que los libros de textos de filosofía y otros "manuales revolucionarios", así como los electrodomésticos, deben venir con instrucciones

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