Podríamos comer menos, no habría pandemia de obesidad. Pero NO podemos hacerlo. Porque no solo estamos comiendo más. Estamos comiendo más de algunas cosas y menos de otras. Y es en esas "cosas" donde está la respuesta a porque no podemos comer menos y a la pandemia de obesidad. 
La ingesta de carbohidratos refinados aumentó del 40 % al 55 %. Nuestro consumo de FRUCTOSA se ha duplicado en los últimos treinta años y se ha multiplicado por seis en el último siglo.
Una caloría quemada es una caloría quemada, pero una caloría consumida NO es una caloría consumida. La CALIDAD de lo que comemos determina la cantidad y nuestro deseo de quemarlo. ¿Y la responsabilidad personal? Solo otro MITO urbano aniquilado por la ciencia real.
El cortisol aumenta la ingesta calórica de los "alimentos reconfortantes". La capacidad de la amígdala para percibir la señal de cortisol se reduce en respuesta a la secreción excesiva de cortisol. El circuito pierde la capacidad de autorregularse por retroalimentación negativa.
Cuando los suministros de energía superan la capacidad de las mitocondrias para manejarlos, el resultado es una acumulación de ROS (disfunción mitocondrial) y a depósitos de grasa en el hígado, lo que lleva a una enfermedad metabólica crónica sistémica.
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