Esta noche estoy en una fiesta.
¡Es la fiesta de los NIF de los contratistas del Estado 🎉🥳🍾!
Os lo cuento… 🧵
A los contratos públicos concurren licitadores (empresas y autónomos) que presentan sus ofertas. El nombre del ganador (o ganadores, pues pueden ser varios si el contrato tiene lotes) queda grabado con letras áureas en los anales de la historia: el expediente del contrato.
(Sí; eso de «los anales de la historia» suena fatal).
Una de las formas de identificar a los contratistas es por su Número de Identificación Fiscal: el NIF. Se trata de un identificador único, pues no puede haber dos empresas con el mismo NIF. Es el DNI de las sociedades. De hecho, si el contratista es un autónomo su NIF es el DNI.
Mi 🤖 robot comecontratos ha arramplado ya con 3.256.174 expedientes de 1.869.121 contratos distintos, y suma nuevos cada día. En ellos ha encontrado un total de 2⃣9⃣0⃣7⃣0⃣0⃣ NIF diferentes, de otros tantos contratistas 🎉.
Y ahora es cuando empieza para Jaime la fiesta de los NIF 🥳💃.
Porque es un sindiós.
Para empezar, hay uno de ellos, SOLO UNO, que aparece consignado internamente con el código «CIF». No NIF, sino «CIF». ¡Y solo es un contrato! En otras palabras, los códigos de las empresas están repartidos así:
✅ 290.699 NIF, UTE y OTROS.
😱 1 CIF
¿Y qué contrato es ESE?
El NIF es el Número de Identificación Fiscal.
El CIF es el Código de Identificación Fiscal.
Son formalmente lo mismo, pero el término «CIF» desapareció en 2008… Así que no he podido evitar satisfacer mi frikicuriosidad y lanzarme a localizar el singular contrato de marras… 🤓.
Y aquí está. Este contrato de 2018 del 🇮🇨 Gobierno de Canarias 🍌 es el único, de entre los 1,8 millones que he reunido, que internamente consigna un CIF en vez de un NIF. Es del Hospital Nuestra Señora de Candelaria, en Tenerife. 👇
— ¿Y por qué lo llamas la Fiesta de los NIF, Jaime?
Pues porque ahora tengo una retahíla infinita con el NIF de cientos de miles de contratistas y… ¡muchos están mal!
Me explico… 👇
Pongamos como ejemplo el DNI, que es el NIF de las personas. Como sabemos, la misión de la letra final del DNI es servir de «prueba de verificación». De modo que así es fácil detectar errores que puedan cometerse al transcribir el dato.
Esta prueba de verificación es muy útil para detectar errores. Gracias a ella podemos saber, muy fácilmente, que el DNI «12345678A» es incorrecto, porque a esos dígitos no les corresponde la letra «A» sino la «Z».
Los códigos de barras también tienen un dígito de verificación (o de control). Es por ello que los lectores del supermercado nunca se equivocan, por muy borroso, pequeño o sucio que esté el envase de los yogures 🤓.
Fíjate si es útil el viejo truco del dígito de control… 😉
Pues bien… POR ALGUNA MISTERIOSA RAZÓN que no alcanzo a comprender, los NIF de los contratistas llegan a la Plataforma de Contratación del Estado 🎉SIN VALIDAR🎉.
¡No se hace ninguna comprobación!
¡El funcionario puede meter como NIF lo que le dé la gana!
Es otras palabras… una empresa pública valenciana podría comprar un tractor y el funcionario decir que el NIF del vendedor es talleresjuani@hotmail.com. El contrato lo informatizarían en Valencia, nadie se daría cuenta, y luego llegaría a Madrid, donde tampoco lo detectarían…
…¡que es justamente lo que ha pasado en este contrato! Y en otros muchos miles. Es parte del «fregao» que hay en la contratación pública.
Esta mala calidad de los datos públicos hace fácil que algunos contratos no salgan reflejados en los análisis: por ejemplo, si buscas o agregas los resultados por NIF el tractor de TALLERES JUANI no saldrá en los informes.
📄 Anoche explicaba que hay miles de expedientes oficiales de contratación con datos erróneos de empresas, y ponía ejemplos. Bueno, ¡pues también en los órganos de contratación hay errores!
De verdad, alucino con la pésima calidad de los datos públicos. Me explico… 👇
El órgano de contratación es la entidad pública que contrata. El pagano (el que paga, vamos). Cuando este órgano es una corporación local (un ayuntamiento), su NIF comienza por la letra «P».
Es lo que sucede, por ejemplo, en el Ayuntamiento de Torrelavega (Cantabria). 👇
Sin embargo, hay entes públicos cuyos datos están mal en la Plataforma de Contratación del Sector Público 🤦♂️. Es el caso, por ejemplo, del Ayuntamiento de Vierlas (Zaragoza). Han puesto un DNI en lugar del NIF del ayuntamiento. Y eso no puede ser. 👇
Observo que en los contratos públicos el nombre de un mismo contratista puede aparecer de muchas formas diferentes:
ACME, S.A.
ACME, S. A.
ACME S.A.
ACME SA
ACME SOCIEDAD ANÓNIMA
…
En mi herramienta quiero presentar los nombres de una forma homogénea, dentro de lo posible. ¿Alguien sabe si hay una forma canónica, un estándar para nombrar?
Se me ha ocurrido ir a la Agencia Tributaria y mirar su listado de grandes morosos. Suelen hacer estas cosas bien™️.
Pero parece que en la AEAT tampoco hay una forma canónica, estándar, de nombrar las sociedades. Solo en esta página aleatoria del listado de morosos veo que utilizan hasta cuatro sufijos diferentes para las sociedades limitadas.
Pregunta de gallifante para los especialistas que puedan estar leyendo: ¿El ROLECE (Registro Oficial de Licitadores y Empresas Clasificadas del Sector Público) no es público? Me gustaría descargar sus datos para cruzarlos.
¿Es INDRA una empresa?
Sí, pero parece más un ministerio.
Por una parte, el principal accionista de INDRA es una empresa pública, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI)… 👇
Por otro lado, y según obtengo de mi 🤖 robot comecontratos (que ha crecido tanto que ahora parece Skynet), INDRA se lleva contratos públicos literalmente _todos los días_ 👇.
De modo que tenemos al Estado a ambos lados del mostrador de INDRA: como accionista y como cliente.
⚠️ No digo que eso sea malo o feo… simplemente lo comento para hacer ver el íntimo y complejo engranaje existente en un puñado de empresas estratégicas para el país, como INDRA.
Hace tiempo que tengo indexados los ~2 millones de contratos de la PLCSP. Ahora estoy afinando el buscador para que dé los resultados más relevantes posibles. Para ello hago búsquedas de prueba, como esta en la que simplemente busco «mascarillas».
Pienso en voz alta… 🤓🧵
El buscador oficial que nos da el Estado tiene de todo. De todo lo malo:
👎 Es tedioso porque tiene muchos campos
👎 Es más lento que una actualización de Windows
👎 No te deja ordenar los resultados
👎 Los enlaces caducan 🤦♂️
Es abrirlo y querer que me mate un camión. 😅⬅️🚛
Además, el buscador del Estado solo devuelve una cosa: contratos. El mío devuelve también contratistas, órganos de contratación, pliegos…
Es como lo que hice en Cantabria. Nótese cómo los dos primeros resultados de este ejemplo son entidades, y el resto ya contratos. 👇
‼️ Ojo a esto que comenta Pedro, que lo he comprobado y es de traca: la Administración está borrando de la PLCSP expedientes antiguos, con lo que desaparecen y no los encuentras.
¿Pero cómo es esto posible 🤦♂️? ¿Es legal?
Pongo como ejemplo este contrato a INDRA de 2012. 👇
El contrato aparece en los datos abiertos, donde sólo los técnicos podemos mirar, armados de tiempo y paciencia. Pero si un ciudadano va a la Plataforma de Contratación del Estado y busca el contrato, no lo encontrará. ‼️
Ahondando en el mismo ejemplo: hay un programa del Ministerio de Defensa llamado DN8644. Buscando «DN8644» en los datos abiertos encuentro decenas de contratos públicos sobre este asunto.