Ya ha sido entonces cuando un chaval se ha acercado a ella.
Ella no lo ha reconocido y, tras disculparse por su error, él ha vuelto a su asiento con tristeza en sus ojos grises que me ha conmovido.
Ha sacado un libro, #LaHistoriaInterminable, y se ha puesto a escribir en el margen.
Creo que este sitio me está empezando a gustar. En fin, voy a intentar escribir algo de provecho.
—Para mí, las historias invaden mi cabeza sin pedir permiso y se quedan para siempre sin pagar el alquiler. Y además, después de tantos años sin saber de Marga, la idea de que el éxito de un libro mío pueda llegar a sus oídos me resulta irresistible»
«—Era un hombre consentido. Ése sería un buen resumen.
—En ese caso, parece que la que no lo tiene eres tú si te marchaste de su lado».
—Quizá por eso no hubierais tenido ningún futuro»
Se me está pegando.
Hemos preguntado en los sitios que más frecuentaba: al camarero de El Prólogo, al portero de El Epílogo, incluso a los poetas swinger de El Nudo; sin resultados.
—El show debe continuar. Finalmente decidimos que tenía razón y que íbamos a desvelar su identidad. Vamos a seguir adelante y no se me está permitido deciros más. Lo siento de veras».
—En El Epílogo, aprovechando la despedida de su anterior dueño.
—Bien. Os dejo aquí charlando. Me voy a ir a escribir el resto del día por ahí. Nos vemos un poco antes de las cinco».
«—¡Tenemos que descubrir la verdad! ¡Ese no es Jero!
—¿Y quién lo es, Marga? ¿El Jero que tú crees recordar? ¿El que yo quería que fuera y nunca sabré si habría sido así? ¿El del que está escribiendo Román en twitter?»
—Algo».