Un sol que se hace tinieblas, una luna que no brilla, estrellas que caen… Hay días en que uno va a Misa (a lo mejor te pasa todos los días) y, tras escuchar las lecturas, te quedas con esta cara… #Sigueleyendo #HilosDelEvangelio #DomingoXXXIII
El texto de este domingo es probablemente el más difícil de todo el Evangelio.
Y no lo digo yo, lo dice nada menos que Benedicto XVI, nuestro papa emérito. Una de las mentes más brillantes de nuestra época, un sabio profesor cuyos conocimientos bíblicos, filosóficos y teológicos son enciclopédicos
Pues para que no te sientas tan mal, ya ves, hasta él se queda a veces así 🤔
Aquí tienes el texto completo para que lo vayas rumiando… ciudadredonda.org/calendario-lec… Yo, con la ayuda de Benedicto XVI y otros sabios doctores, he podido encontrar tres enseñanzas que te voy a compartir.
La principal dificultad que encontramos es el lenguaje. Dice que Jesús se puso a decir: «En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán»…
¿Pero qué días? ¿Qué angustia? ¿Qué tinieblas?, te preguntarás.
Este lenguaje no es al que nos tiene acostumbrado Jesús. Sus discursos son duros contra quienes se aprovechan de la religión para oprimir a los débiles, contra quien no practica la misericordia, pero no va por ahí metiéndole miedo a la gente.
Aquí hay que tener en cuenta una cosa importantísima. Los evangelios son Palabra de Dios, pero fueron escritos por personas (inspiradas, por el Espíritu Santo, eso sí) para que los entendieran sus contemporáneos
Y los escribieron con el estilo de la época, los recursos de la época y los géneros literarios de la época.
Ahora, por ejemplo, tú estás leyendo esta explicación en un género que nació hace solo unos pocos años y que ningún otro lector antes en milenios habría entendido: el de los hilos de twitter.
¿Pero qué es twitter? ¿Por qué se escribe en fragmentos de 280 caracteres? ¿Por qué además de letras del alfabeto se usan imágenes, iconos, vídeos…?
Por cierto, ¿qué es un vídeo? diría un lector de la época de Jesús que me leyera hoy.
Pues, si le damos la vuelta, a nosotros nos pasa igual. No entendemos el género literario en el que está escrito este fragmento y que no es otro que el género apocalíptico.
¿Entonces este fragmento del Evangelio tiene que ver con el Apocalipsis?
Bueno, comparte género con el libro del Apocalipsis que todos conocemos y con el que se cierra la Biblia, pero hay muchos otros “apocalipsis” tanto en la Biblia como en el resto de la literatura judía de la época.
Sin ir más lejos, la primera lectura de hoy, y la de la semana que viene, pertenecen al libro de Daniel, que también es de género apocalíptico.
Cuando pensamos en el/los apocalipsis, se nos vienen a la cabeza cosas terribles, nuestro corazón se sobrecoge con imágenes muy impactantes, predomina el miedo…
Tanto que en el lenguaje ordinario hemos llegado a identificar la palabra apocalipsis con cataclismo
¿Entonces la venida del Señor será algo horroroso? ¿No es eso incompatible con la fe cristiana en la que esperamos con gozo su venida definitiva?
Está claro que sí es incompatible. Hay que explicar entonces que el género apocalíptico no se puede interpretar en clave positivista, sino metafórica.
Y que lo que pretende no es infundir miedo, sino todo lo contrario, ¡esperanza!
En primer lugar no es una predicción del futuro. Los humanos somos muy dados a querer adivinar lo que va a suceder. Es el negocio de los videntes, los cartomantes, etc., que en pleno siglo XXI sigue en auge.
Y por eso caemos en el error de leer la Biblia en clave de horóscopo.
Y no, el Evangelio no es una engañifa, ni Jesús un echador de cartas.
Fíjate si no es un vidente de tres al cuarto que, al final del texto, dice que el día y la hora de su venida definitiva no lo conoce ni Él.
Literalmente podemos decir que el día del fin del mundo “no lo sabe ni Dios”
Así que no pierdas el tiempo haciendo cábalas ni hagas caso a los profetas que predicen tal o cual fecha interpretando no sé qué señales. Ese no es el estilo de Dios.
Hablando de lo que va a pasar en el futuro, el género apocalíptico lo que pretende es hablarnos de lo que está pasando ya, e infundirnos esperanza y gozo.
¿O no está pasando ya que hay “gran angustia” en el mundo? Hoy celebramos el #DíaMundialDeLosPobres. 821 millones de personas padecen hambre en la tierra. ¿Te parece poca angustia?
¿O no ves tú cerca de ti la angustia de quienes están sufriendo una enfermedad grave, el paro, se enfrentan a un desahucio…?
¿No hemos tenido este año oscurecimientos del sol y la luna? (2 eclipses totales de luna y 3 parciales de sol en 2018)
Lo de que las estrellas caerán lo hemos vivido en mi ciudad dos veces este año. Un bólido cruzó el cielo en julio y otro hace solo unos días. Googlea “bolido Málaga” y verás vídeos y todo… google.com/search?q=bolid…
¿Y no disfrutamos todos los veranos de la lluvia de las Perseidas, las famosas lágrimas de San Lorenzo? Si te vas a un lugar con poca contaminación lumínica sí que se ven “caer estrellas”.
Todos los años hay catástrofes naturales increíbles. Nosotros hemos sufrido este año inundaciones históricas. Cuando no, en tantas partes del mundo, hay tsunamis, terremotos, erupciones volcánicas…
En definitiva, el género apocalíptico no nos habla de cosas tan extrañas. Lo que pasa es que las junta todas y nos parece más dramático, pero todo lo que relata está pasando ya.
Es como cuando ves un telediario y te juntan los asesinatos, violaciones, guerras y accidentes que ha habido en todo el mundo en unos minutos y a uno no le entran ya ganas ni de salir a la puerta de la calle, aunque sea la calle más segura del mundo.
Uf, qué alivio. ¿Entonces no es que vayan a venir una serie de catástrofes? ¿No tenemos que estar alerta?
Error. Sí hay que estar alerta, pero no con el miedo de quien cree que va a venir algo terrible, sino con la esperanza de quien ya está en medio de la catástrofe y sabe que van a venir a rescatarlo.
Así que, ánimo, alegría que el Señor anuncia que vendrá a salvarnos. A cada uno el día que le toque pasar al otro lado y, de forma definitiva, el día de la conclusión de la dinámica de la creación. Este es el primer mensaje.
Por otra parte ¿Porqué el mal en el mundo? ¿Por qué hay gente que sufre? ¿Por qué ocurren los desastres naturales? ¿Por qué se enferma un niño de cáncer? ¿Por qué nuestra vida pende siempre de un hilo?
Son preguntas que han llevado a muchos a renegar de la fe en Dios. Si Dios existe, ¿por qué permite que ocurran todas estas desgracias?
Es parte de la enseñanza del Evangelio de hoy: nuestro mundo es precario, nada es estable, está en proceso hasta su consumación.
Por más que intentes agarrarte a las cosas terrenas, estas son vanidad y, tarde o temprano, te fallan
Te falla la salud, te falla la economía, el trabajo, tus seres queridos mueren… ¡hasta el suelo bajo tus pies puede fallar y tragarte la tierra!
«El cielo y la tierra pasarán –dice Jesús en el Evangelio de hoy–, pero mis palabras no pasarán»
La naturaleza nos da una catequesis sorprendente, nos habla a cada instante.
La inestabilidad nos habla de lo estable; la imperfección, de lo perfecto; lo efímero, de lo eterno…
San Pablo lo explica así: «La creación, en efecto, fue sometida a la caducidad… en la esperanza de ser liberada de la esclavitud de la corrupción para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios…»
Por eso, ante la muerte, ante la enfermedad, ante los desastres naturales, hemos de caer en la cuenta, con San Pablo, de que «la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto»
La precariedad de nuestro mundo nos habla de que no está acabado, de que está en continua evolución que durará, no sabemos cuántos millones de años más, y de que nuestra vida puede acabar mañana, o dentro de 5 minutos.
Jesús nos lo explica con la parábola de la higuera: “Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta”.
“Cuando veáis suceder esto”… Es un mensaje, por tanto para los hombres y mujeres de todas las generaciones porque todas las generaciones han vivido estos fenómenos que se describen. ¡Es para ti y para mí!
Aquí está la segunda enseñanza: la creación nos habla del creador. Él nos ha dado la inteligencia para descubrirlo en los signos que Él ha dejado de sí mismo. Si usamos la razón, el mal no solo no nos aleja de Dios, sino que nos lo descubre
Finalmente, la tercera lección que yo he podido descubrir es una invitación a saber que Él está cerca y a cimentar nuestra vida, no en lo que pasa, sino en lo que permanecerá.
Cielo y tierra pasarán, mas su palabra no pasará 🎶
Lo que no pasa es el mensaje de Jesús y su persona. En buscarlo a Él y en transmitir esta fe a nuestros hijos y a nuestro prójimo debemos dedicar nuestros esfuerzos; porque lo demás, es nada y vacío
Si así lo hacemos, Él nos resucitará en ese último día en el que vendrá “con gran poder y majestad”
Pero, ojo, como dice el Catecismo, “si es verdad que Cristo nos resucitará en el último día también lo es, en cierto modo, que nosotros ya hemos resucitado con Cristo”.
Volvemos a ese tiempo futuro-presente del apocalipsis, a ese ya-sí-pero-todavía-no de la escatología cristiana: el fin de los tiempos ya ha llegado, pero no de forma plena.
Por tanto, ya podemos vivir en Cristo. ¡Ya podemos vivir en el cielo! Aunque de forma aún velada.
Así que fuera los miedos, fuera los profetas de calamidades y leamos el Evangelio de hoy con la intención esperanzadora de quien lo escribió.
Esa esperanza que, en la Eucaristía de hoy nos hará proclamar: ¡Maranathá! ¡Ven Señor Jesús! #FinDelHilo
PD. Si te ha gustado este hilo, aprovecho para presentarte hoy mi nueva página web en la que he recopilado todos los hilos que he escrito hasta el momento, desde los #HilosDeNavidad, a los #HilosDelEvangelio, pasando por los #HilosDeSemanaSanta antonio-moreno.es
